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spanish.china.org.cn | 29. 08. 2023 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Japón se victimiza y culpa a China

Palabras clave: Japón, nuclear, vertido

Central nuclear de Fukushima Daiichi. Foto: VCG


Desde el 24 de agosto, Japón ha desvelado con detalle sus intenciones y ha iniciado obstinadamente el vertido al mar de aguas residuales contaminadas de la central nuclear de Fukushima Daiichi. Al mismo tiempo, ha iniciado una campaña a gran escala de difusión de información falsa con el objetivo de desviar la atención internacional, crear confusión, lograr cobertura e incluso buscar justificación para sus acciones en extremo irresponsables. China, que defiende una postura de justicia internacional en torno al tema, ha rehuido a sus esfuerzos y, en consecuencia, ha devenido el principal objetivo de los ataques.

De lo ocurrido en los últimos días se desprende claramente que Japón ha abandonado cualquier deseo de entablar una comunicación racional con China en relación con el vertido. En lugar de ello, ha recurrido a difamarla y a acusarla con tácticas que desvían la atención y diluyen su propia imagen "culpable". Incluso ha adoptado diversos métodos desdeñables y solapados para "convertir el ataque en defensa". Este deplorable comportamiento ha agravado el acto de descarga de aguas residuales y ha dado paso a una sinergia perjudicial.

La actual campaña de relaciones públicas de Japón muestra un nivel distinto de organización y ostenta a grandes rasgos tres características. En primer lugar, intenta por todos los medios presentarse como víctima a fin de obtener la comprensión y la simpatía de la comunidad internacional. Al amplificar selectivamente cierta información dentro de China, crea la falsa impresión de que sufre del sentimiento antijaponés. Por ejemplo, sus medios de comunicación destacan con dolo casos de ciudadanos chinos que realizan llamadas telefónicas de acoso a instituciones japonesas y el Gobierno japonés afirma estar "muy arrepentido y preocupado." Sin embargo, según Wu Jianghao, embajador chino en Japón, tal y como reveló el 28 de agosto, la embajada y los consulados chinos en el país han recibido numerosas llamadas locales de acoso lo que ha perturbado gravemente sus operaciones. Convenientemente, la parte japonesa ha evitado mencionar que la causa fundamental de tal situación es su controvertido plan de descarga.

Japón siempre ha sido un experto en esta estrategia. En 2012, la usó cuando anunció la llamada "nacionalización" de las islas Diaoyu y optó por una postura agresiva para usurpar los intereses soberanos de China, esto ocasionó un conflicto entre ambos países. Se aprovecharon los prejuicios de Estados Unidos y el mundo occidental, enturbiando una evaluación objetiva de lo bueno y lo malo. Además, Japón reforzó continuamente su rol de "víctima de los bombardeos nucleares" mientras restaba importancia a su historia de agresión durante la Segunda Guerra Mundial. Todo ello representa una maliciosa distorsión de la historia y la realidad.

En segundo lugar, Japón resta importancia a la la firme oposición de China al vertido forzoso de agua contaminada diciendo que obedece a motivos impuros y se basa en factores geopolíticos. Esto incluye una difamación intencionada y demuestra el verdadero sentir de Japón y Estados Unidos, dado que nunca se han preocupado realmente por la justicia internacional y los intereses públicos. En lugar de ello, los utilizan como excusas y asumen que otros países, como China, comparten la misma mentalidad. La protección del entorno marino es una tarea común de la humanidad. La postura de China se basa en la justicia y la apertura y se ha manifestado claramente en múltiples ocasiones, mientras que los motivos que subyacen tras el apoyo y la indulgencia hacia las acciones de Japón por parte de Estados Unidos son evidentemente cuestionables.

En tercer lugar, Japón ataca los problemas medioambientales de China y los equipara con el agua contaminada de la central nuclear de Fukushima para conseguir el efecto de "asedio a Wei para rescatar a Zhao". Los medios occidentales critican a China por los residuos plásticos y las emisiones de carbono, afirmando que "el Gobierno chino también miente en las políticas de cambio climático". Es tan despreciable como risible que lo utilicen para crear problemas. China concede gran relevancia a la protección del medio ambiente y no necesita recordatorios externos. Los logros conseguidos son ampliamente reconocidos. Encubrir el vertido con ataques a China, uno de los más firmes defensores del entorno ecológico del Pacífico, en este momento, son tácticas de poco calibre por parte de la prensa occidental.

Tokio ha alzado la voz al "protestar" contra China, pero no puede cambiar el hecho irrefutable: es Japón, y no otros, quien incurre en riesgos y peligros ecológicos sin precedentes en el Pacífico al "verter agua nuclear tóxica". Japón, al que se considera poseedor de una típica "cultura del honor", no solo no guarda sentimiento de culpa alguno, sino que incluso exige que los demás acepten el mayor episodio de contaminación marina en la historia de la humanidad al alegar que "no debe haber una reacción excesiva." ¿Quién es "hipócrita" y utiliza un doble rasero?

Otro punto que merece vigilancia: Las autoridades japonesas intensifican con intención el sentimiento antichino en la sociedad japonesa y el antagonismo entre los pueblos. No podemos caer en la trampa. Es menester subrayar la oposición firme al vertido de agua contaminada y a la decisión irresponsable de  la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) y el Gobierno japonés. No hay "hostilidad" hacia su pueblo. De hecho, en este asunto, China se une a las personas en Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y todos los demás países preocupados por la ecología marina. Los que están en el lado opuesto del mundo son los egoístas políticos de Tokio y Washington, así como los egoístas empresarios de TEPCO.