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spanish.china.org.cn | 16. 06. 2023 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

El foro de Beijing sobre derechos humanos: La búsqueda por la diversidad y el respeto

Palabras clave: derechos humanos, gobernanza, desarrollo

Por Jorge Fernández


Muchos países en Occidente asumen de forma arbitraria, impositiva y antidemocrática, que los derechos humanos se asemejan a un producto comercial con patente, y que solo ellos cuentan con la autoridad para definir qué es y qué no es, o en el peor de los casos, a juzgar a terceros con base en criterios personalizados.


El mundo alberga una amplia gama de civilizaciones con experiencias históricas distintas, lo cual da lugar a una diversidad de peculiares formas para proteger los derechos humanos. Europa difiere de Asia, y a su vez, Asia difiere de América, lo que implica que la protección de principios inalienables adopta modelos nutridos y diversos en función de las necesidades y prioridades de cada región. Lamentablemente, el sistema internacional a ratos está dominado por unos pocos actores que, de forma arbitraria, pretenden imponer a terceros una visión propia de lo que debe ser la salvaguarda de libertades básicas, lo cual paradójicamente viola tanto la dignidad como los derechos universales de los pueblos. China rechaza la actitud arrogante de estos países y se presenta como un foro abierto y comprometido con la libre expresión, invitando al mundo a ofrecer propuestas para proteger mejor los derechos humanos a nivel global.

Desde el miércoles 14 de junio, Beijing es sede del Foro sobre Gobernanza Mundial de los Derechos Humanos. Este evento de dos días de duración se presenta como un esfuerzo para dar voz a la comunidad de naciones en la búsqueda conjunta de formas que permitan a todos disfrutar de justicia, equidad, igualdad y respeto a la dignidad individual y colectiva. Consciente de la amplitud y complejidad del tema, incluidos los desacuerdos, un grupo de 300 representantes de 100 países y organizaciones internacionales participó en esta cónclave mundial, que busca consolidarse como uno de los más plurales y democráticos en donde se presenten formas de salvaguardar derechos esenciales y universales. El reto, de cara a problemas que aquejan al mundo, como los conflictos geopolíticos, la crisis climática o las mismas transformaciones tecnológicas y digitales, hace que esta tarea sea titánica y apremiante para todos.

Aunque no de forma presencial, la voz del presidente de China, Xi Jinping, se escuchó a través de una carta. El mandatario ha sido enfático en distintos foros nacionales e internacionales sobre los trabajos que China emprende para proteger los derechos humanos en todos los aspectos. El país, gobernado por el Partido Comunista de China, ha buscado desde la fundación del Estado moderno la felicidad del pueblo y la revitalización de la nación china, y ha luchado, en atención a esas aspiraciones, por los intereses del pueblo durante décadas. En esa misma línea de pensamiento, el jefe de Estado chino abogó por la protección de los derechos humanos a través de la seguridad, respetando la soberanía y la integridad territorial de todos los países, y siguiendo un camino de desarrollo pacífico. Ante un sistema internacional que en ocasiones muestra hostilidad a países en desarrollo, Xi Jinping invitó a poner en práctica la Iniciativa para la Seguridad Global a fin de construir un entorno idóneo para la protección de principios inalienables para todos.

La reunión en Beijing supone un esfuerzo por mantener vigente el espíritu de la Declaración y Programa de Acción de Viena, aprobada por representantes de 171 Estados hace 30 años. En ese momento, destacadas figuras de la vida pública y funcionarios se reunieron con el fin de renovar compromisos para fortalecer e impulsar los derechos humanos. La capital china enarbola hoy el espíritu de compromiso a través de un amplio proceso de análisis, abriendo sus puertas para que interlocutores de todos los niveles forjen una visión con base en las vivencias colectivas. La experiencia de China merece ser sometida a un esmerado análisis, puesto que su Gobierno vincula la promoción de principios inalienables de su pueblo con el desarrollo, con lo cual se garantiza que, a través de vías de modernizaciones basadas en circunstancias propias, se salvaguarden los derechos humanos de todos.

El cónclave ha logrado defender el derecho que tienen los pueblos del mundo a buscar formas para proteger los derechos humanos con base en principios arraigados en la cultura y la tradición. Esta necesidad inherente a un mundo rico en pensamientos colisiona bruscamente con las actitudes de muchos países en Occidente, los cuales asumen, de forma arbitraria, impositiva y antidemocrática, que los derechos humanos se asemejan a un producto comercial con patente, y que solo ellos cuentan con la autoridad para definir qué es y qué no es, o en el peor de los casos, a juzgar a terceros con base en criterios personalizados. Ese enfoque egoísta deja entrever el propósito abyecto que tienen los poderosos en el sistema internacional, los cuales buscan usar la democracia o los derechos humanos como argumentos para impulsar intereses depredadores sobre terceros.

La gobernanza de los derechos humanos simple y sencillamente no puede seguir un patrón único impuesto por las experiencias de unos pocos casos. Ese tipo de proceder, en lugar de aportar, genera desconfianza sobre intereses ocultos y termina estropeando elementos que bien podrían ser utilizados por todos de manera provechosa. China ha tenido éxitos notables y se ha mantenido fiel a su meta original, pero no por ello aspira a que otros emulen sus acciones ni mucho menos pretende imponérselas a través de ningún canal. El Foro sobre Gobernanza Mundial es un espacio abierto para todos, a través del cual se defienden principios universales como una gobernanza de los derechos humanos arraigada en la cultura y se promueve el derecho a la celebración de conversaciones para generar consensos. Los pueblos del mundo tienen el derecho a decidir por sí mismos y no tienen ni deben por qué asumirse en seres pasivos dispuestos a ser aleccionados por Occidente acerca de qué son y cómo deben salvaguardarse los derechos humanos.

Cada país, cada pueblo y cada persona poseen derechos inalienables, entre los cuales el respeto destaca como uno de los más importantes. La capacidad de reconocer que terceras partes merecen ser tratadas con justicia y dignidad es un acto progresista, el cual puede transformar la esencia de las relaciones internacionales y el trato entre naciones. La imposición de modelos de desarrollo con base en criterios unilaterales constituye una flagrante violación del respeto a los demás y una afrenta a la paz.A lo largo de la historia, especialmente desde la Segunda Guerra Mundial, algunos en Occidente se han dedicado a violar los derechos de los pueblos en nombre de la democracia y los derechos humanos. Esto solo ha traído más guerra, más desolación y una ausencia de paz. Es necesario poner fin a estas acciones y difundir y defender iniciativas como el Foro sobre Gobernanza Mundial de los Derechos Humanos, con el objetivo de promover la felicidad y la paz mundial.