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spanish.china.org.cn | 17. 03. 2023 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Expertos piden a Japón desistir de su plan de vertido de aguas contaminadas

Palabras clave: Japón, Fukushima, aguas contaminadas

Central nuclear de Fukushima N° 1 en Fukushima, Japón, febrero de 2023. La central en desmantelamiento pronto cumplirá 12 años desde que tuvo que enfrentar un terremoto y un tsunami en 2011. El problema ahora es el vertido de sus aguas al océano dado que su capacidad de almacenamiento está llegando a su límite.


El plan de Japón de verter aguas contaminadas de la central nuclear de Fukushima al océano en la primavera de 2023 ha suscitado gran preocupación y protestas en todo el país y en las naciones del Pacífico. Una socióloga neozelandesa ha pedido a Tokio dejar de lado el colonialismo nuclear y de dirigirse a países menos poderosos geopolíticamente, al afirmar que las naciones del océano Pacífico, entre ellos Nueva Zelanda, deben emprender acciones legales para detener la medida.

Los que se benefician de las tecnologías nucleares son los responsables de gestionar los residuos, en lugar de simplemente traspasar la tarea a los pueblos indígenas y a otros menos poderosos geopolíticamente, declaró el miércoles la Dra. Karly Burch, profesora de sociología de la Universidad de Auckland, con 12 años de estudios sobre las secuelas del desastre nuclear de Fukushima Daiichi.

Burch apuntó que es muy probable que Japón continué con su plan a menos que un país vecino lo acuse ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar.

Añadió que Japón no está autorizado legalmente a causar tal contaminación en alta mar y que hay abogados que buscan poner fin a la descarga mediante una demanda, pero ningún país ha movido un dedo para llevarlo ante la justicia ya que lamentablemente ha devenido una cuestión geopolítica sensible.

En abril de 2021, Japón decidió liberar más de un millón de toneladas de aguas residuales de la central nuclear de Fukushima al océano Pacífico en la primavera de 2023. Estas proceden de la central nuclear de Fukushima Nº 1 de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), que resultó gravemente dañada en el gran terremoto en el este de Japón el 11 de marzo de 2011.

Burch rechaza la opción porque los estudios científicos de TEPCO se centran principalmente en los aspectos químicos de la contaminación nuclear, lo que no es suficiente para estimar el posible impacto del material radiactivo en las complejas relaciones biológicas, ecológicas, sociales, culturales y económicas.

La especialista compartió ejemplos de otros colegas que opinan lo mismo. En diciembre de 2022, más de 100 laboratorios de ciencias marinas redactaron un documento en el que expresaban su oposición al plan. La secretaría del Foro de las Islas del Pacífico organizó un seminario público el 18 de enero en el que un grupo de científicos independientes y respetados dio a conocer su evaluación y declaró que los estudios de TEPCO eran "incompletos, inadecuados e incoherentes".

Burch manifestó que TEPCO y el Gobierno japonés muestran un desprecio por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos del Pacífico ya que dependen del océano para su subsistencia y bienestar. Mucha gente en Japón también vive de la pesca.

Los pueblos, tierras y aguas de los países insulares del Pacífico han sido por mucho tiempo blanco de residuos nucleares de otras naciones geopolíticamente más poderosas. como Estados Unidos y Francia, desde la década de 1940.

Burch reclamó estudios rigurosos que respondan a las preguntas generadas por los miembros de las comunidades del Pacífico y Japón, consultas dirigidas por las comunidades y un debate público que sienten las bases para tomar mejores decisiones sobre cómo gestionar estas aguas en el futuro.

TEPCO tiene opciones para almacenarlas en tierra, lo que podría dar tiempo a los científicos para análisis en detalle sobre los efectos del vertido de aguas tóxicas en el océano, acotó Burch.

"Sin embargo, TEPCO espera poder eludir la responsabilidad simplemente descargándolas ahora y midiendo potencialmente el impacto más tarde. Por supuesto, esa es una receta para el desastre, porque una empresa que podría ser considerada responsable de los daños nunca querría llevar a cabo los estudios científicos necesarios  que podrían revelarlos”, aseveró Burch.