spanish.china.org.cn | 08. 03. 2023 | Editor:Filo Fu | Texto |
La diplomacia de gran país impulsada por China apunta a salvaguardar la paz mundial
El respeto al derecho de cada Estado por su independencia nacional, por su derecho a desarrollarse y por vivir en un entorno armonioso, es sinónimo de paz duradera y desarrollo compartido.
Por Jorge Fernández
En un entorno internacional turbulento, donde los cambios y transformaciones saltan intempestivamente, la urgencia por establecer un sistema de gobernanza internacional resulta impostergable. Bien lo dice entre líneas el discurso político de China, la situación que vive el mundo es inédita y no se había presentado en un siglo, y de cara a una situación que no solo es nueva sino que posee la peculiaridad de propagarse y afectar las relaciones entre Estados, el mundo necesita responsabilidad, valores, ética y compromisos, so pena de que el planeta entero se hunda en una guerra prolongada en la que nadie resultará beneficiado.
El martes 7 de marzo, al margen de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional, momento en el que legisladores debaten el andamiaje legislativo sobre el que descansará el país este año, el ministro de Relaciones Exteriores, Qin Gang, presentó una cruda y detallada descripción de la situación en el mundo. Las experiencias del pasado y las lecciones de la historia parecen no haber hecho mella en el marco conceptual de algunos para definir políticas y pautas de comportamiento en la escena internacional. Hay problemas que hoy asuelan tanto a China como al mundo y la sesión del canciller, de cara a acciones emprendidas por Estados Unidos y otros asuntos que perturban la paz, arrojó luz sobre el comportamiento diplomático del país asiático en el futuro próximo.
Hay dos aspectos que el ministro abordó con medios de comunicación, los cuales, en contraposición con un mundo marcado por la injerencia y por la urgente necesidad de un desarrollo compartido, revelan un compromiso y el anhelo chino por un trato civilizado y digno para todos en las relaciones internacionales. Por un lado la diplomacia de gran país, que responde a las dificultades a las que China se enfrenta para construir un entorno que facilite la materialización de intereses justos y universales. Y por otro lado, la modernización nacional, que requiere imperativamente una transformación estructural de las relaciones internacionales, a fin de garantizar un entorno de paz y de desarrollo compartido en el mundo.
Es de sorprender que tras los infelices años de la Guerra Fría, cuando el mundo estuvo en repetidas ocasiones al borde de la destrucción, muchos países no hayan logrado aterrizar una enseñanza reformadora orientada a la mejora y perfección. La conformación de bloques, la contención, la disuasión a través de amenazas y la hegemonía, enfermedades propias de un pasado bipolar, aún forman la base ideológica de algunos países, entre ellos Estados Unidos. Amparada en la idea de que el mundo puede funcionar bajo parámetros distintos, China rechaza la ley del más fuerte en las relaciones internacionales. La diplomacia de gran país con peculiaridades chinas en las nueva era, contrario a la ejecución de juegos de suma cero, asume responsabilidades encaminadas a edificar un mundo en donde las interacciones sean de beneficio compartido para todos.
La unión de fuerzas opositoras a la guerra, congregadas en foros e iniciativas impulsadas por China, se erige como uno de los pilares de la diplomacia de gran país. El multilateralismo entre Estados supone la conjunción de fuerzas para propiciar el cambio en las relaciones internacionales. Juntos, con la visión de un futuro compartido para todos, las naciones pueden avanzar rumbo a la tan anhelada democratización de las relaciones internacionales, e impulsar un sistema de gobernanza global en donde estén representados los intereses de todos, grandes y pequeños, fuertes y débiles, a fin de encontrar soluciones a los desafíos que se ciernen sobre todos por igual. La diplomacia china de gran país asume como puntos prioritarios en su agenda la construcción de la paz y la promoción del desarrollo compartido.
La modernización nacional es otro de los grandes temas enlazados con las relaciones internacionales de China. Más allá de las fuerzas secundarias que se desprenden del proceso de desarrollo chino —positivas para economías emergentes—, la paz es un tema que no debe pasarse por alto. Una guerra, sea propia o ajena, irrumpe violentamente en las relaciones de todos los países y pone en peligro los intercambios bilaterales y multilaterales, que son la base de la comprensión y confianza entre gobiernos. La ausencia de paz reviste una amenaza directa al desarrollo y la modernización, y para China, que pone a estos dos elementos como parte de sus intereses nacionales, garantías de no verse envuelto en una guerra son necesarias para materializar sus más anhelados sueños.
En medio de una paz amenazada en todo momento, queda siempre la reflexión, a veces pormenorizada, que muchos de los problemas que hoy aquejan al mundo podrían haberse evitado si existiese un modelo alternativo de relaciones internacionales. Esta consideración cobra valor si se contrasta con conflagraciones como la de Ucrania, donde el número de muertes, sin importar la nacionalidad, tiene una tendencia al alza. ¿Se pudo haber evitado el derramamiento de sangre? Hoy las cadenas de suministro están siendo restringidas tanto por este conflagración como por otros problemas sistémicos en las relaciones internacionales. El mundo de hoy está interrelacionado en prácticamente todos los aspectos, y problemas como el de Ucrania, ya sea para países de la periferia o en las antípodas, repercute de una u otra manera. ¿Podría el mundo vivir bajo mejores condiciones en la era posterior a la pandemia? China, en voz de su canciller, Qin Gang, asegura que sí.
La política exterior de China descansa en el compromiso de salvaguardar la paz mundial y de explorar formas para materializar el desarrollo y los beneficios compartidos. La modernización nacional está estrechamente relacionada con las relaciones que China mantiene con el mundo, por lo que son, a corto, mediano y largo plazo, elementos inseparables de los trabajos que el pueblo china despliega en todos los campos. De cara a amenazas a intereses nacionales y al peligro de una conflagración a gran escala, China apuesta por la calma, la razón y el diálogo. El respeto al derecho de cada Estado por su independencia, por su derecho a desarrollarse y por vivir en un entorno armonioso es sinónimo de paz duradera y desarrollo compartido. Esa es la esencia de la política exterior de China, la misma que el canciller Qin Gang rubricó el pasado martes 7 ante la prensa nacional y extranjera.