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spanish.china.org.cn | 28. 02. 2023 | Editor:Teresa Zheng Texto

Washington debe mostrar sinceridad

Palabras clave: Estados Unidos, China, Biden

En un discurso previo a la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 en Bengaluru, India, el jueves, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo con razón que hay "muchas áreas" en las que su país y China necesitan trabajar juntos para encarar desafíos globales y que la buena comunicación entre ambos es la clave para tratar temas económicos macro y financieros internos y mundiales.

Afirmó que Estados Unidos reanudaría las conversaciones económicas con China "en el momento adecuado", pero que no tenía "en mente un marco temporal específico".

A diferencia de principios de mes, cuando China respondió al día siguiente expresando su esperanza de una visita oficial y afirmando una actitud de bienvenida, hasta ahora no ha reaccionado a estas declaraciones. Esto debería hacer comprender a la administración de Joe Biden el daño que está causando a los lazos al decir una cosa y hacer otra.

Aunque Washington ha señalado en repetidas ocasiones que no busca una nueva Guerra Fría; que no pretende cambiar el sistema de China; que la revitalización del sistema de alianzas no está dirigida contra ella; que no apoya la "independencia de Taiwán"; y que no tiene intención de buscar conflicto, nunca ha dejado de incumplir estos compromisos.

La Casa Blanca no solo ha mantenido intactos los exorbitantes aranceles sobre los productos chinos impuestos por el gobierno anterior, sino que también ha redoblado sus esfuerzos en el punto de Taiwán, ha exagerado una amenaza de China sobre un inocuo globo de investigación meteorológica, ha tratado de excluir a las empresas chinas de las cadenas de suministro mundiales y desacoplar las dos economías en áreas tecnológicas, ha abierto meticulosamente brechas entre China y otros países y la ha difamado incansablemente en cuanto a la crisis de Ucrania.

El hecho de que el secretario de Estado, Antony Blinken, cancelara su viaje previsto a China a principios de este mes, alegando el incidente del globo, reforzó ante la parte china la idea de que su par estadounidense carece de sinceridad para mejorar los vínculos. Como resultado, el gobierno de Biden ha agotado la credibilidad de sus afirmaciones de que quiere mejorarlos.

Ya sea las "barandillas" que dice querer construir para los lazos sino-estadounidenses o la "cooperación" que reclama en áreas que sirven a intereses comunes, es evidente que no son más que tácticas dilatorias y que su fin es ganar tiempo para deshacerse de su dependencia de China en diversos campos y formar alianzas contra ella.

Como tal, la voluntad estadounidense de volver a la mesa de diálogo económico con China es bienvenida, pero probablemente no tenga ningún valor práctico a menos que esté dispuesta a llevarlas a cabo de buena fe.

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