La necesaria regulación de la inteligencia artificial

Los usuarios de Replika, un robot conversacional, buscaban en principio compañía, ya sea del tipo romántico o sexual. Sin embargo, en el último año las quejas de imágenes bastantes explícitas o incluso de acoso sexual empezaron a acumularse.

La Agencia Italiana de Protección de Datos expresó el viernes pasado su temor por el efecto en personas frágiles y prohibió al programa usar datos personales de italianos, dado que según ellos contraviene el Reglamentos General de Protección de Datos.

El caso muestra que la regulación europea podría ser un enemigo de peso de la generación de contenido por inteligencia artificial.

Replika tuvo como referencia una versión del GPT-3 de la firma OpenAI, creadora del chatGPT. Este sistema usa información de internet para crear respuestas coherentes a preguntas de los usuarios. No obstante, los expertos advierten los riesgos involucrados que llaman a una necesaria reglamentación, difícil de poner en práctica.

La Unión Europea ya entró en el debate con el proyecto "AI Act" que podría quedar concluido a fines de 2023 o inicios de 2024, pero podría resultar insuficiente en los posibles problemas que cause estos chatbot.

El último modelo de OpenAI, GPT-4, de próximo lanzamiento, podría acercarse mucho a la capacidad de un ser humano, aunque este tipo de programa aún comete muchos errores con el análisis de hechos, pecando de parcial y con afirmaciones que pueden resultar difamatorias.