Washington le debe una explicación al mundo sobre la explosión del Nord Stream

Más de cuatro meses después de la explosión de los gasoductos Nord Stream, un estremecedor informe del periodista de investigación estadounidense Seymour Hersh, publicado el miércoles, ha vuelto a encender a la opinión pública internacional. El informe proporciona detalles de cómo las agencias de inteligencia estadounidenses planearon el sabotaje bajo la orden del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de cómo la Marina estadounidense llevó a cabo el bombardeo con la cooperación de las fuerzas noruegas. Tras la publicación del informe, Washington se apresuró a desmentirlo. Pero limitarse a utilizar la frase "fake news" (noticias falsas) obviamente no es suficiente. La comunidad internacional debe seguir preguntando a Washington hasta que dé una explicación convincente.

Hersh, de 85 años, es un famoso periodista ganador del Premio Pulitzer. Hace más de 50 años, su reportaje que sacó a la luz sobre la masacre de civiles vietnamitas por parte del ejército estadounidense impulsó significativamente el movimiento contra la guerra en Estados Unidos. También estuvo detrás de la investigación del tristemente célebre incidente de los abusos a prisioneros de Abu Ghraib en 2003 y contribuyó a desvelar el escándalo Watergate, uno de los escándalos políticos más vergonzosos de la historia de Washington. El último informe de Hersh no es comparable a las teorías de la conspiración albergadas en sectores de la opinión pública, ni es algo que Washington pueda pasar por alto sin más.

Para ser sinceros, las sospechas sobre Estados Unidos no carecen de fundamento, pero los detalles que han salido a la luz siguen produciendo escalofríos. Por ejemplo, el informe afirma que Washington llevaba planeando en secreto el sabotaje de los gasoductos Nord Stream desde finales de 2021, mucho antes del inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania. Y en más de nueve meses de debate, Washington no se centró en si volar o no los oleoductos, sino en cómo no dejar pruebas. Por lo tanto, las fuerzas de ejecución, el momento, el lugar y la forma en que se llevó a cabo la explosión fueron cuidadosamente planificados. Ni el guionista más creativo de Hollywood se atrevería a escribir una trama semejante. Si lo que se relata en el artículo de Hersh es cierto, probablemente el mundo tendrá que replantearse la capacidad de Estados Unidos para perturbar la paz.

La explosión de los gasoductos Nord Stream, una de las infraestructuras transnacionales de suministro energético más importantes del mundo, fue un acontecimiento extremo en la política internacional. Bajo la frágil confianza política mutua, los gasoductos Nord Stream fueron en su día una arteria principal de energía que conectaba Europa Occidental y Rusia, con la que se había estabilizado la situación de seguridad mediante la expansión de los intereses comunes. Por ello, siempre ha sido una "espina en el ojo" de Washington. 

Con la voladura de los gasoductos Nord Stream, se destruyó el único puente que quedaba para construir una seguridad común en Europa, lo que significa que los países de Europa Occidental tienen que optar por estar profundamente vinculados a Estados Unidos en la encrucijada del conflicto entre Rusia y Ucrania. Hersh también mencionó en su último informe que "Alemania y el resto de Europa Occidental terminarían desarrollando una adicción al gas natural de bajo coste suministrado por Rusia - al tiempo que disminuiría la dependencia europea de Estados Unidos". Esta es una de las principales razones por las que Washington decidió volar los gasoductos Nord Stream.

Atacar y destruir grandes infraestructuras civiles es un acto altamente atroz de naturaleza terrorista y no debe ser tolerado. La comunidad internacional no lo discute. Tras la explosión, muchos países la condenaron públicamente, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, declaró también que el sabotaje de los gasoductos Nord Stream "no beneficiaría a nadie". 

El Global Times por aquel entonces publicó un editorial en el que pedía que las agencias internacionales pertinentes establecieran un equipo conjunto de investigación para restablecer la verdad lo antes posible, para descubrir a los autores y para dejar que fueran castigados. Pero, como era de esperar, algunos países están bloqueando dicha investigación internacional, y ya han pasado más de cuatro meses, sin que se haya avanzado mucho. El informe de Hersh proporciona ahora al menos una pista importante para la investigación internacional.

Cabe señalar que los principales medios de comunicación estadounidenses, que siempre han afirmado ser "profesionales" e "independientes", se mostraron selectivamente ciegos ante las revelaciones de Hersh o se limitaron a informar de los desmentidos del gobierno estadounidense. En comparación con el hecho de que señalaran unánimemente con el dedo a Rusia tras la explosión, este silencio anormal demuestra que las agencias de prensa estadounidenses tienen muy claro cuándo hay que ser de perfil alto o de perfil bajo. 

Un gran número de hechos demuestran que EE. UU. es el merecido líder en el "terreno del doble rasero". Le obsesiona y se le da bien fabricar rumores o lanzar acusaciones infundadas contra los demás. Pero nunca admitirá sus propios errores o incluso delitos, aunque las pruebas sean sólidas. En su lugar, intentará culpar a otros. La opinión pública predice que lo más probable es que el gobierno estadounidense responda así a las revelaciones de Hersh, lo que dejará otra mancha en su credibilidad internacional.

Es probable que el incidente del gasoducto Nord Streamse convierta en una narrativa con elementos propios del efecto Rashomon. Pero esto no significa que debamos renunciar a la búsqueda de la verdad, porque no se trata sólo de moralidad, responsabilidad y conciencia, sino también de qué tipo de notas a pie de página escribirán los seres humanos sobre la guerra y la paz cuando en el futuro miren hacia atrás para entender este período de la historia. Esto es muy importante.