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spanish.china.org.cn | 23. 11. 2022 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

El clamor por menos "dependencia de China" en la UE pone en juego su prosperidad

Palabras clave: desacoplamiento, UE, OTAN

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.


Si bien la relación entre China y la Unión Europea ha comenzado a ver chispas, algunos políticos occidentales sienten que deben aumentar la tensión al exagerar el cliché de la "amenaza china".

Mientras Occidente intenta alejarse de la "dependencia" de suministros energéticos rusos, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió el lunes que este debe tener cuidado de no crear una "nueva dependencia" de China. “Vemos crecientes esfuerzos chinos para controlar nuestra infraestructura crítica, cadenas de suministro y sectores industriales clave”, señaló al tiempo que instó a los países occidentales a aumentar su resistencia.

Es poco común ver al líder de una organización de seguridad regional como la OTAN hablar sobre un tema económico. Aparentemente, el juego de la alianza transatlántica de "China es una amenaza para la seguridad" ahora se ha extendido a la esfera económica. Además, Stoltenberg ha mostrado la ambición de su institución de desempeñar un papel más importante en la estrategia de Estados Unidos contra Beijing al mostrar una mayor presencia cuando se trata de temas relacionados con el país asiático.

A medida que Washington ha cambiado en los últimos años su enfoque hacia la competencia estratégica con China, ha incorporado cada vez más asuntos vinculados con ella en las políticas exteriores de muchos países y organizaciones occidentales. En particular, ha convertido a la OTAN en un control primordial para mantener su hegemonía global. Como resultado, con gran hostilidad, la OTAN, en su nuevo concepto estratégico anunciado en junio, describe a China sin precedentes como "un desafío a sus intereses, seguridad y valores".

Stoltenberg, o la OTAN, ahora esencialmente habla por Estados Unidos y no por Europa. Como herramienta estadounidense, de hecho debilita al bloque. Por mucho tiempo un lastre para su desarrollo, la organización ahora juega un rol destructivo en el conflicto entre Rusia y Ucrania y en el panorama político del Viejo Continente.

Gao Jian, director del Centro de Estudios Británicos de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai, dijo que Stoltenberg se dirigió a algunos países europeos que buscan gradualmente el equilibrio y el pragmatismo entre China y Estados Unidos. Esto incluye a los líderes de Alemania y Francia, quienes recientemente han hecho declaraciones más neutrales y racionales sobre China. La ministra holandesa de Comercio Exterior, Liesje Schreinemacher, también realizó comentarios similares el viernes, afirmando que su país "no copiará las medidas estadounidenses de forma unívoca".

Sin duda, todo esto inquieta a Washington y las palabras de Stoltenberg sobre la "dependencia" occidental de China hacen eco de su sentimiento al intentar influir una vez más en la elección de países europeos.

Sus palabras ponen de manifiesto cómo algunos políticos europeos no han escatimado esfuerzos para ideologizar y politizar las cuestiones económicas y comerciales. Sin ninguna lógica ni base, tratan de crear una narrativa con la supuesta “amenaza china” como centro

Mientras alientan una confrontación o incluso una "desacoplamiento" entre Occidente y China, algunos políticos occidentales ponen en juego la estabilidad y el desarrollo futuro de Europa. Pero en un contexto de globalización económica imparable, es evidentemente arrogante y de mentalidad estrecha buscar el antagonismo con ideología y política de temas económicos y comerciales.

Además, el conflicto entre Rusia y Ucrania ya ha afectado bastante a la economía europea. A medida que la guerra continúa y persisten sus efectos secundarios, esta pierde su dinamismo e impulso de crecimiento, lo que pone en entredicho su potencial.

Por lo tanto, esto ha hecho que la cooperación con China, uno de sus principales socios comerciales, sea más relevante para el continente. China ha devenido una opción que Europa, tanto en la realidad como en la teoría, no puede evitar.

Presionar por una disociación es promover la autolesión, un resultado que Estados Unidos está dispuesto a ver. En una entrevista reciente con Global Times, el eurodiputado holandés Marcel de Graaff dijo que a Estados Unidos le interesa mucho que Europa quede pobre y devastada. “Porque si van a perder Europa, es mejor que sea países arruinados que aquellos con una buena industria, buena economía y un sistema financiero saludable… Les interesa más cuando estamos por los suelos”, aseveró.

Para evitar convertirse por completo en un peón de los intereses estadounidenses, Europa necesita una visión más sobria de sus relaciones con China. Muchos políticos europeos están acostumbrados a verla desde una perspectiva ideológica, aplicando mecánicamente su experiencia con Rusia y pensando en la política china en función de sus relaciones con su socio al otro lado del Atlántico. Estos enfoques inapropiados han empujado a Europa al borde del precipicio.

La actitud de algunos líderes europeos debería ser una llamada de atención para  Europa en general. En una era llena de incertidumbres y desafíos, el bloque necesita más racionalidad para trabajar con China como socios en beneficio mutuo, de Eurasia y del mundo entero.