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spanish.china.org.cn | 22. 11. 2022 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

El veto de Wafer Fab muestra a una 'pequeña Gran Bretaña' subordinada a la voluntad de EE. UU.

Palabras clave: Gran Bretaña, EE. UU., Wafer Fab

La semana pasada, en medio de un cúmulo de noticias, salió al descubierto que el gobierno británico había obligado a la empresa holandesa de chips de propiedad china, Nexperia, a deshacerse del 86 % de su participación en Newport Wafer Fab, una firma adquirida hace más de un año. Si bien Londres calificó la compra como un "riesgo de seguridad nacional" tras su revisión, la compañía pasará a una estadounidense que, casualmente y de manera conveniente, tenía una "oferta en espera".

Lo extraordinario de esta transacción es que ya había sido objeto de análisis y aprobación un año atrás por el gobierno de Boris Johnson. El repentino anuncio de una "nueva" revisión, este año, aunque con retraso por la inestabilidad política y el constante cambio de liderazgo, constituyó un giro de 180 grados, por supuesto, en medio de la presión de un tercer país, con un historial de dictar qué inversiones puede y no puede dar el visto bueno el Reino Unido.

Para arrojar claridad en el asunto: es la segunda vez que Londres aprueba una inversión asociada con China por motivos de interés nacional, pero luego decide que es un "riesgo de seguridad nacional" meses después y cambia de rumbo. Esto es un juego sucio y va completamente en contra de cómo una economía de mercado debe operar. Como dijo el ex primer ministro Edward Heath en la década de 1970: "¿Quién gobierna Gran Bretaña?" - El eslogan surgió a raíz de los disturbios causados por los sindicatos en esa época que dañaron la economía británica.

Sin embargo, esta vez, la cuestión se aplica a Estados Unidos y su intervención en la soberanía británica con respecto a su derecho a las inversiones extranjeras. Como fue el caso de Huawei y la 5G, la revisión de seguridad preliminar del gobierno nunca encontró problema alguno. Fue solo después de la presión estadounidense que tales "riesgos" surgieron como por arte de magia. La política de Biden es obligar a los países avanzados a bloquear todas las inversiones chinas en el sector de semiconductores, a menudo utilizando la jurisdicción extraterritorial para hacerlo. El patrón es esporádico, con inversiones vetadas en Italia, Alemania y Corea del Sur.

El objetivo estratégico es obvio: Estados Unidos desea dominar la cadena de suministro de semiconductores y sacar a China de la ecuación. Por lo tanto, invierte miles de millones en la reubicación forzosa. Por supuesto, si Newport Wafer Fab fuera de una tecnología de alto nivel, tal veto por preocupaciones de "seguridad nacional" podría ser convincente. Sin embargo, dista mucho de ello. Su planta no es competitiva en semiconductores. La empresa fabrica chips de obleas de 200 nm, descritas para electrodomésticos como tostadoras y calculadoras. No tiene capacidad alguna para producir chips de alta gama, competitivos y de uso militar, a menudo atribuidos a líderes del rubro como TSMC.

La firma era tan estratégicamente importante para Londres antes de la adquisición que operaba con pérdidas, tenía deudas considerables y recibía alimento por goteo de subsidios regionales de Gales. Para decirlo sin rodeos, era tan poco competitiva como una empresa en quiebra y eso también habla de cómo 40 años de economía neoliberal británica han destruido la base industrial del país en su totalidad, lo cual es irónico dado que ahora afirman protegerla en el nombre de derrotar a China. De hecho, la compañía con sede en los Países Bajos, Nexperia, habría invertido en absolver la deuda y habría posicionado a la compañía de vuelta en el mercado de semiconductores más grande del mundo: China.

Esta decisión política e insensible es contraproducente, costosa y contraria al estado de derecho. Gran Bretaña necesita inversión extranjera frente a la contracción de su economía que, según el ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, "ya está en recesión", pero no vemos una nueva y "Gran Bretaña global" tras el Brexit, vemos un " pequeña Gran Bretaña", cada vez más subordinada a la voluntad estadounidense que la fuerza a levantar el puente levadizo, mientras los ministros de comercio siguen tocando ingenuamente las puertas de Washington en busca de un acuerdo comercial que una administración altamente proteccionista tiene cero interés en asumir No es de extrañar que con esta actitud los intentos de Rishi Sunak de involucrar a Beijing hayan sido justamente recibidos con el desprecio que se merece.

China invierte, Gran Bretaña acepta, Washington interviene y luego Gran Bretaña cambia de opinión. ¿Cómo se supone que haces negocios en un país como este? ¿Qué tipo de mensaje envía al mundo?