Tras Snowden la ciberagresión de EE.UU. no parece retroceder

Edward Snowden

Casi una década después de que Edward Snowden expusiera el enorme aparato de vigilancia del gobierno estadounidense dirigido a su población y al resto del mundo, sus ataques cibernéticos y actividades de espionaje en el extranjero no han dado marcha atrás.

A Snowden se le concedió la ciudadanía rusa el lunes y ha estado viviendo ahí desde el 2013 para escapar de la justicia estadounidense tras la filtración de archivos secretos. Una vez más, la noticia desató el debate en torno al ciberataque y el robo de información de Washington en su país y en el exterior.

Snowden descubrió la vergüenza de Estados Unidos en 2013 lo que provocó un revuelo mundial y puso en la palestra el comportamiento deshonesto de Washington. Su violación a la privacidad de ciudadanos estadounidenses, a la seguridad, dignidad e intereses de otros países soberanos contrasta marcadamente con sus declaraciones públicas en el ámbito internacional, un duro golpe a su imagen de defensor de la democracia, la libertad y los derechos humanos.

Lo que es peor, no hay señales de que este vaya a abandonar dichas actividades de vigilancia.

En junio, la Universidad Politécnica del Noroeste de China emitió un comunicado en el que indicaba que un grupo de piratas informáticos del extranjero había atacado sus servidores. En septiembre, una investigación reveló que la incursión provino de la Oficina de Operaciones de Acceso Personalizado de la NSA, una unidad de recopilación de inteligencia de guerra cibernética de Estados Unidos.

Durante mucho tiempo, el país ha utilizado su tecnología superior en el ciberespacio para llevar a cabo operativos en otros países, ignorando por completo los principios básicos de una sociedad civilizada para mantener el orden y causando sufrimiento.

Shen Yi, director de la Institución de Investigación para la Gobernanza del Ciberespacio Global en la Universidad de Fudan, declaró que los ciberataques en la universidad china no son el primer caso, pero el estudio de septiembre es el primero que evidencia el accionar estadounidense en China de manera detallada y confiable con material público.

Además de Snowden, ha habido varios denunciantes perseguidos en los últimos años por exponer los abusos estadounidenses en la vigilancia de información nacional y extranjera como Julian Assange, fundador y director del servicio mundial de denuncias WikiLeaks, cuya extradición del Reino Unido ha sido aprobada.

A pesar de la promulgación de la Ley de Protección de Denunciantes que se supone los ampara de represalias por revelar datos que podrían servir de evidencia de "un peligro sustancial y específico para la salud o la seguridad pública", como dijo un funcionario de la NSA, William Binney, si Washington se pone en contacto con Snowden, podría ser "primero torturado, luego tal vez incluso entregado, juzgado y encarcelado o incluso ejecutado".

Un destino similar le esperaría a Assange. En una entrevista con su hermano, Gabriel Shipton declaró que no le cabe duda que Assange "morirá" si es extraditado a Estados Unidos. Esto sugiere que un denunciante ideal es bienvenido solo como herramienta de política exterior, apuntó Shen. "Cuando vulnera los intereses de Washington, ya no son considerados 'denunciantes' que merecen protección".

Snowden ha vivido en Rusia durante casi una década y la adquisición de la ciudadanía demuestra el nivel de reconocimiento mutuo que ha alcanzado con el Gobierno ruso. Además, es una buena oportunidad para mostrarle al mundo más sobre el acoso y la hipocresía de Estados Unidos en el contexto del prolongado conflicto entre Rusia y Ucrania y el complejo juego entre Rusia y Occidente.

Independientemente de cómo la opinión pública estadounidense y occidental pueda promocionarlo como un evento político y de seguridad, el accionar ruso es un acto humanitario que garantiza los derechos legítimos de un disidente ante los ojos del Gobierno estadounidense y asegura que este no sea perseguido por el comportamiento autoritario de Washington.