Opinión>
spanish.china.org.cn | 02. 07. 2022 | Editor:Lety Du [A A A]

25 años del retorno de Hong Kong: La unificación de un Estado por la vía de la paz y la estabilidad

Palabras clave: Hong Kong

Por Jorge Fernández

 

El Estado está más unido, más consolidado y más cerca de una unificación total y plena.

 

En Hong Kong, mientras más pasa el tiempo, mayor es la convicción de que en estos 25 años tras el regreso de Hong Kong a la patria, el principio de Un país dos sistemas ha sido una de las herramientas más avanzadas para materializar la unificación del Estado. En el marco de la reunión para conmemorar el 25º aniversario del retorno de Hong Kong a la patria, el jefe de Estado chino, Xi Jinping, reiteró la espléndida hazaña que los chinos han alcanzado con la aplicación de este principio, que hoy se instituye como uno de los más avanzados y pacíficos del mundo.

Esta celebración de los habitantes del país más populoso del mundo, que muestra al mundo el orgullo de emprender a gran velocidad la revitalización de la nación china, se contrasta con el sentir pesaroso de algunos estrategas en América y Europa. Pareciera que el regocijo de la nación china genera escozor y malestar a no pocos políticos en Occidente. ¿Es la libertad del pueblo hongkonés motivo de molestias en otras partes del mundo? ¿Por qué a algunos países les causa tanto escozor la felicidad del pueblo chino?

Si uno lee las noticias sobre Hong Kong, especialmente las de los medios de Occidente, con alta seguridad terminará preocupado de que el Gobierno de la parte continental de China, motivada por ‘una naturaleza maligna’, minará los derechos y libertades que siempre han disfrutado los habitantes de la Perla de Oriente. Esa narrativa se apoya en la equivocada idea de que en China, por no celebrarse comicios al estilo occidental, no pueden practicarse valores como la libertad, la democracia y la protección de los derechos humanos.

Por momentos, estas lecturas hacen que a uno le recorra un estremecedor escalofrío, más que nada por el tono delirante de los argumentos. Es tal el sesgo en estos textos que todo aquello que lleve la impronta de Occidente es encaramado a un nivel superior, mientras que todo lo que lleve como sello la política de Un país, dos sistemas es menos preciado y señalado como afrenta a los derechos de los hongkoneses. De cara a esas aseveraciones, el presidente de China, en nombre de 1.400 millones de habitantes, salió ayer a recordarle al mundo que nunca como ahora había sido tan clara la democracia de Hong Kong y que nunca como ahora se habían asegurado tanto los derechos democráticos de los residentes.

Habría que recordarle a algunos autores que la región de Hong Kong, mientras fue gobernada por la corona británica, nunca tuvo la libertad ni la igualdad de derechos que ahora gozan sus habitantes. El gobernador de Hong Kong en su etapa colonial era designado en Londres y a diferencia de los caucásicos, el derecho de los hongkoneses no incluía el sufragio universal. El pueblo de Hong Kong bajo el sistema impuesto por el Reino Unido no tenía ni voz ni voto en la elección del entonces Consejo Legislativo. Y en consecuencia, sin participación política ni igualdad en los derechos civiles, los chinos de la Perla de Oriente eran ciudadanos de segunda categoría con facultades distintas a los de los británicos.

La corona británica nunca hizo de Hong Kong un ejemplo de libertades ni de igualdad humana, aunque sí, debe hacerse notar, hizo de esta región un sitio en donde prevalecía el imperio de la ley. La Perla de Oriente se citó en incontables ocasiones como ejemplo de un lugar en el que prevalecía el orden y la legalidad. Y así fue hasta que, contrario a toda lógica, la misma corona británica, junto con Estados Unidos, saboteó ese fortín de la legalidad en Asia y alentó a la destrucción del orden y la ley en la Región Administrativa Especial (RAE) de Hong Hong.

Sin duda alguna este fue un punto de inflexión en la historia de la RAE de Hong Kong. El caos y el desorden se apoderaron de las calles del centro urbano, y esto estimuló al poder legislativo del Estado a defender el principio de Un país, dos sistemas. Mientras Estados Unidos e Inglaterra intentaban socavar por diferentes medios la legalidad, las autoridades chinas la fortalecieron a través de la Legislación de Seguridad Nacional de Hong Kong, que protege tanto los intereses del Estado chino como los de la región administrativa especial.

Ayer el presidente de China, Xi Jinping, no escatimó palabras para hablar elocuentemente de la democracia que esta región ha disfrutado en este primer cuarto de siglo, en el cual con la aplicación de la Legislación de Seguridad Nacional de Hong Kong, además de fortalecerse el sistema electoral y el principio de que los patriotas administran Hong Kong, se ha mantenido la prosperidad y la estabilidad de esta región administrativa especial. Tanto el presidente de China como los habitantes de la nación anhelan para Hong Kong el despliegue pleno de todo su potencial sobre la base de la armonía y la estabilidad.

En el marco de la toma de posesión del Gobierno del sexto mandato de la RAE de Hong Kong, el presidente chino reiteró el valor del principio de Un país, dos sistemas como la fórmula pacífica para llevar las virtudes de Hong Kong a un nuevo nivel y para materializar la unificación del Estado. El verdadero Estado de derecho está contribuyendo a esos fines impidiendo que fuerzas del exterior agiten pasiones irracionales que atentan contra el dinamismo, la vitalidad, las libertades y los derechos garantizados por el principio de Un país, dos sistemas.

El ímpetu que la RAE de Hong Kong vive hoy, que no hubiese sido posible sin paz, estabilidad o armonía, ha prevalecido pese a los ataques directos sobre un sistema que, además de hacer patente la justicia social y la igualdad entre sus residentes, trabaja por la consolidación de un región próspera gobernada por los hongkoneses y en beneficio de los hongkoneses. El sistema colonial británico nunca aspiró a estos ideales para Hong Kong y nunca, antes del regreso a la patria, los hongkoneses gozaron de las libertades, de la democracia y de la legalidad que ahora disfrutan.

Han pasado 25 años desde que Hong Kong se unió al regazo de la patria, y ahora, con un Estado de derecho que fortalece las virtudes del principio de Un país, dos sistemas, nunca más la manipulación que Occidente ejerce sobre jóvenes imberbes podrá empañar en los patriotas chinos el orgullo y la satisfacción de saber que el Estado está más unido, más consolidado y más cerca de una unificación total y plena.