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spanish.china.org.cn | 01. 06. 2022 | Editor:Teresa Zheng Texto

Obligar a las multinacionales a partir de Xinjiang por un tema de DDHH es vergonzoso

Palabras clave: Xinjiang, DDHH, compañía

Volkswagen.


El gigante alemán de automóviles Volkswagen ha encontrado hace poco un aumento repentino de presión política en Occidente y Estados Unidos por una planta que abrió en la región autónoma Uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, hace nueve años. El ministro de economía alemán, Robert Habeck, dijo recientemente que el país rechazó las garantías de inversión de una empresa y que la decisión fue por primera vez “por motivos de derechos humanos". La firma fue identificada después por la prensa como Volkswagen. Este es otro caso específico de acoso infundado de compañías foráneas en Xinjiang después del “asedio” de Tesla por una nueva sala de exposición a principios de año.

El asunto no puede ser más obvio. En respuesta al llamado problema de Xinjiang, varias fuerzas anti-China de Estados Unidos y Occidente han lanzado una "campaña de coerción" a gran escala. Primero, fabricaron mentiras escandalosas como "trabajo forzado" y "genocidio", y luego aprovecharon su poder de discurso para con "voz unánime" hablar ante la opinión pública estadounidense y Occidente. Bajo la bandera de los "derechos humanos", construyeron la "corrección política" en el tema. Al explotarla, coaccionaron a figuras públicas internacionales con una postura objetiva y justa sobre Xinjiang y a multinacionales que insisten en invertir normalmente en la región, creando un "efecto escalofriante" en la gente y en el círculo empresarial. Sus intenciones son extremadamente viciosas.

Volkswagen estableció una fábrica en Xinjiang en 2013. En ella, con el 25 % de su personal de minorías étnicas chinas, nunca se oyó hablar de un "escándalo de derechos humanos" en perjuicio de estándares laborales alemanes o chinos en esos años. Hoy, Volkswagen se ve obligado a demostrar su inocencia frente a los medios alemanes y tiene que defender que sus intercambios comerciales y ganancias en Xinjiang cumplen con las leyes y regulaciones. Este es un gran revés para la civilización comercial de Estados Unidos y Occidente. Es posible que fuerzas ocultas no puedan quemar a los "herejes" como lo hizo la Santa Inquisición en la Edad Media, pero intentan crucificar a las personas o instituciones que no ceden a su coerción hasta lograr su muerte social.

La opinión pública sobre Xinjiang en Estados Unidos y Occidente está muy distorsionada. Aunque el director ejecutivo de Volkswagen, Herbert Diess, dijo que la compañía no cerraría su planta en Xinjiang, es de dominio público que sus expresiones fueron cautas. No hay "mano de obra forzada" en las instalaciones de Volkswagen y la firma solo planea continuar sus operaciones allí. Añadió que su presencia en Xinjiang conducirá a la "mejora de la situación para las personas". Habló con la verdad. En estos años, cada vez más multinacionales han sentado bases en Xinjiang debido a su buen entorno de inversión. Su aguda visión comercial ha sido recompensada generosamente. Por otro lado, también han brindado oportunidades laborales a la gente local. Esta es una situación típica de ganancia mutua y también un aporte a los derechos humanos.

Por el contrario, aquellos que usan la excusa de proteger los "derechos humanos" en Xinjiang, los ponen en peligro. Intimidan a las empresas extranjeras para que se retiren de la región e intentan excluirla por la fuerza de la cadena industrial global. ¿No es ese un daño directo al derecho a la subsistencia y al desarrollo del pueblo de Xinjiang?

Quieren destruir las plantaciones de algodón y la producción de automóviles en Xinjiang. ¿No tratan acaso de cambiar las formas en que la gente local se gana la vida en víctimas de su objetivo: usar Xinjiang para contener a China? Este es un tipo de "terrorismo económico", persecución sustancial de los derechos humanos y discriminación racial.

Honestamente, el ejemplo en Alemania es lamentable. Aunque no representa el cuadro completo de sus relaciones con China, es un retroceso que no se puede ignorar. La negación del Gobierno alemán de "garantías de inversión" a Volkswagen no influirá directamente en los negocios de la compañía en China. Pero envía una mala señal. La política pragmática y racional de China durante la era Merkel se está proyectando a la sombra de la ideología. Basado en mentiras sin fundamento, algunos políticos y medios alemanes han obligado a las compañías alemanas a subyugarse al Gobierno hegemónico estadounidense, incluso las han apuñalaron por la espalda. Es irrazonable desde toda lógica o ley. Han sucumbido por su lealtad a Washington.

Sin embargo, la tendencia no será revertida por el ataque de algunas personas. Las fuerzas anti-China en Estados Unidos y Occidente tratan de "estrangular" a Xinjiang y provocar problemas en China, pero las acciones en contra de las reglas y la tendencia no ganarán apoyo y estarán condenadas a fallar. Ya sea Tesla o Volkswagen, las firmas foráneas han escogido en medio del clamor anti-China. Las personas con sentido común saben que no solo las oportunidades, sino también el tiempo y la moral están de lado de China.


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