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spanish.china.org.cn | 10. 05. 2022 | Editor:Teresa Zheng Texto

Fe en su propio modelo mueve a los jóvenes chinos patriotas

Palabras clave: jóvenes, patriota, China

Tres jóvenes con banderas chinas en la plaza Tiananmen en Beijing el martes después de la ceremonia de izamiento.


El 4 de mayo se celebra el Día de la Juventud en China. Este año también marca el centenario de la fundación de la Liga de la Juventud Comunista de China. Esta generación de jóvenes chinos no solo tiene más oportunidades que sus predecesores, sino también interactúa más con sus pares en otras partes del mundo. Por esta razón, su confianza y fe tendrán una profunda influencia en el globo. Varios observadores internacionales ofrecen su impresión al respecto.

El 4 de mayo es una fecha importante en China. Alude al aniversario del Movimiento del Cuatro de Mayo en 1919. Después de la Primera Guerra Mundial en Europa, los aliados occidentales imponen el Tratado de Versalles a Alemania y la obligan a ceder sus dominios en el extranjero como sanción por el conflicto. Sin embargo, a pesar de que China ayudó significativamente a Gran Bretaña y Francia durante la guerra, los territorios ocupados por los alemanes en la provincia de Shandong no regresaron a China sino que terminaron en manos de Japón.

Lo que siguió fue el Movimiento del Cuatro de Mayo, una generación de jóvenes, descontenta por la traición occidental y la debilidad de sus líderes para defender a su país y desarrollarlo lo suficiente para convertirlo en una nación moderna y soberana.

Condujo a un despertar del nacionalismo y a un examen de conciencia a nivel nacional, así como a la creación del Partido Comunista de China. Los historiadores contemporáneos entienden los acontecimientos de la fecha como un punto de inflexión en la historia del país, un momento en el que una generación idealista y patriótica se levanta para dar forma a su futuro.

Más de 100 años después. China ha recorrido un largo camino, pero nuevamente enfrenta otro punto álgido en su relación con Occidente. Una vez más, este muestra sus malas intenciones. Después de cortejarla, ahora lo ven como un adversario geopolítico contra quien sus políticos y medios de comunicación lanzan una campaña de odio y paranoia, una guerra de opinión pública con un alcance sin precedentes. Ello implica convertirlo en chivo expiatorio de la pandemia de COVID-19, socavar su soberanía nacional con respecto a Hong Kong y Taiwán, acusarlo sin fundamento de actos como genocidio, incitar al miedo y la histeria sobre su tecnología, inversiones y mucho más, todo con el objetivo de intentar frenar su ascenso.

Estos acontecimientos han tenido un efecto profundo en la actitud de los jóvenes chinos, quienes alguna vez miraron a Occidente como un modelo a seguir, admirando su cultura y forma de vida, así como su enfoque más "liberal", ahora ven odio, amargura y resentimiento hacia un país que mira hacia el progreso. La campaña de odio no provocado contra China ha producido una nueva ola de patriotismo y apoyo a su sistema político interno y futuro. En otras palabras, ha tenido un "efecto unificador" en torno al país y al Partido Comunista gobernante como nunca antes, reconociendo que su elección pasa por apoyar y respaldar a una China en ascenso o aceptar la subordinación a un Occidente que se niega a respetarla en igualdad de condiciones y está decidido a dominarlo política y económicamente.

En el verdadero espíritu del Movimiento del Cuatro de Mayo, la juventud china rechaza el objetivo occidental de imponerles un nuevo "siglo de humillación", pero confían en el futuro de su nación.

Admiten que China ha logrado grandes avances durante los últimos 50 años, que el Partido Comunista ha cumplido con el pueblo y que su país experimenta un renacimiento para emerger fuerte y prominente en el escenario mundial. Como resultado, percibe que la actitud negativa occidental es una reacción a este éxito, una proyección de inseguridad derivada del miedo a perder su estatus. Ve a un Occidente que sufre un declive político y económico y lucha por competir con una China en auge.

En los últimos años, los jóvenes chinos han visto cómo su país ha superado con éxito los brotes de COVID-19, mientras que las respuestas de los países occidentales terminaron en catástrofe.

Han observado cómo la economía china crece y compensa los desafíos, mientras que sus pares occidentales caen en una crisis tras otra. Asimismo, no ha pasado desapercibido cómo el legado de individuos como Donald Trump en Estados Unidos o Boris Johnson en Gran Bretaña ha expuesto las fallas y la decadencia de la democracia liberal occidental, todo lo cual ha reforzado su determinación en el modelo chino en medio de una reacción en contra.

Es así que hoy se vive un momento de optimismo y de visión a futuro entre los jóvenes chinos. Su país se encuentra una vez más en una encrucijada, enfrenta la oposición, la traición y las políticas de mala fe de Occidente. Sin embargo, a diferencia del Movimiento del Cuatro de Mayo, no es un momento de debilidad, desorden o humillación para China, sino uno de fortaleza, confianza y esperanza en el futuro. Cada vez más patriotas, los jóvenes chinos ponen su fe en la prevalencia de su país y la superación de los retos que encara, y prestan atención al grito de guerra para contrarrestar el intento occidental de contener a su nación. No creen en la necesidad de una democracia liberal al estilo occidental sino en el propio modelo chino como camino a seguir.


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