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spanish.china.org.cn | 04. 03. 2022 | Editor:Liria Li Texto

Histeria occidental llega al ridículo de sancionar gatos rusos

Palabras clave: Rusia-Ucrania

Para algunos occidentales, cualquier cosa puede convertirse en un arma, incluidos los gatos. Sí, los gatos.

En medio de la crisis en Ucrania, una noticia ridícula legó a los titulares: sanción a los gatos rusos.

La Fédération Internationale Féline, una ONG de registro de gatos en Bélgica, anunció el martes la prohibición de gatos rusos en sus espectáculos y la salida de sus dueños residentes en Rusia de la organización.

Esto es solo la punta del iceberg de una creciente histeria en los países occidentales que han abrazado la llamada campaña contra la guerra y sus movimientos desafían la comprensión e incluso la imaginación. Los gatos son solo parte de una larga lista.

La FIFA y su homólogo europeo UEFA decidieron suspender a todos los equipos rusos de sus competiciones hasta nuevo aviso. Las actuaciones de las compañías de ballet rusas se han cancelado en el Reino Unido. La Universidad de Milán-Bicocca en Italia decidió eliminar los cursos sobre Fyodor Dostoevsky, un notable autor ruso, de su programa académico. Valery Gergiev, un notable maestro ruso, fue despedido como director de la Filarmónica de Munich.

Resulta que los deportes, las artes y la ciencia son políticos después de todo y tienen líneas divisorias cristalinas según algunas fuerzas occidentales. Dostoievsky murió hace más de 140 años, pero su legado no pudo sobrevivir al sentimiento anti-Rusia del oeste. Si la tendencia continúa, Tetris, un videojuego de rompecabezas de un ingeniero de programación soviético, debe temblar porque posiblemente sea el próximo blanco. Y los jóvenes occidentales quizás deban despedirse de la tabla periódica, la visualización de los elementos químicos, inventada por el químico ruso Dmitri Mendeleev.

Gergiev fue apartado porque se negó a denunciar las acciones de Rusia contra Ucrania, incluso ante la exigencia del alcalde de Munich. Sin embargo, ¿cómo debemos definir el comportamiento de pedirle a alguien que condene públicamente a su propia patria y Gobierno? Quizás la única descripción posible es - brutal y bárbara. Las instituciones públicas pueden fijar reglas para su personal sobre asuntos fuera de debate, pero no tienen derecho a exigir a nadie que critique a su país de origen. Se supone que los artistas unen a las personas, más allá de disputas políticas; hoy ellos sufren el desgarro.

Esta es una invasión cruda de la política en los intercambios de la sociedad occidental. "Puede llegar a ser un nuevo tipo de "revolución de color "", destacó Lü Xiang, de la Academia China de Ciencias Sociales. El experto apuntó que el conflicto Rusia-Ucrania en gran medida es una guerra de información.

Los medios occidentales y los políticos no tienen interés en difundir la cautela que muestran y tratan de mantener las tropas rusas. Por el contrario, exageran el ambiente bélico y se esfuerzan por pintar una escena donde soldados rusos "invaden", el pueblo ucraniano resiste heroicamente y la sombra de la guerra cubre al mundo. Sin embargo, estas historias son orquestadas por Occidente, sostuvo Lü. 

En su discurso sobre el Estado de la Unión de Joe Biden el miércoles no se pronunció una sola palabra sobre alentar las negociaciones entre las partes. El presidente estadounidense solo culpó a Moscú y enfatizó el recrudecimiento de las sanciones de Washington. La prensa en Estados Unidos y Europa llegan hasta usar imágenes y videos ajenas a Ucrania para mostrar la "situación de guerra". En este ambiente lleno de melodrama contra Rusia, las personas y organizaciones naturalmente actúan, añadió el especialista.

Cuanto más absurdas sean sus sanciones, más evidente es la facilidad con que Occidente cae en la irascibilidad y pierde eficacia. Puede ventilar su ira contra los gatos rusos sin esfuerzo, pero ¿tiene el valor de cortar todo el comercio de petróleo y gas con Rusia? 

¿Por qué gatos, artes y deportes? ¿Qué pueden hacer de mal: atacar a un país o tocar los tambores de guerra? Son inocentes. El problema radica en los políticos y elites occidentales incompetentes. No se atreven a resolver el problema militarmente o solucionar la crisis en la mesa de diálogo. Como resultado, elementos irrelevantes toman la palestra, politizados e incluso armados. Peor aún, en lugar de rechazar el conflicto, este comportamiento aviva las llamas.  


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