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spanish.china.org.cn | 13. 12. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

EE.UU. y Reino Unido amenazan la paz mundial al armar la "democracia"

Palabras clave: EE.UU., G7, democracia

La secretaria de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, y su par estadounidense, Antony Blinken, asisten a una sesión de ministros del Exterior y de Desarrollo del G7 con países invitados y miembros de la ANSEA en Liverpool, Inglaterra, el 12 de diciembre de 2021.


Tras la conclusión de la "Cumbre por la Democracia" de Biden el viernes, arrancó la reunión del G7 para ministros del Exterior y de Desarrollo en Liverpool, Reino Unido, de viernes a domingo. La nueva secretaria del Exterior británica, Elizabeth Truss, pidió al mundo occidental "reunirse para enfrentar a agresores que buscan limitar la libertad y la democracia". Los medios interpretaron sus declaraciones como dirigidas a Rusia y China. Anteriormente, cuando respondía a un centro de estudios en Londres, Truss dijo: "Ahora es el momento de que el mundo libre luche contra" la erosión de "regímenes autocráticos". "La fase de introspección del mundo libre debe terminar ahora", dijo.

Gran Bretaña desea, en muchos casos, servir como promotor y megáfono de la política exterior de Washington. Es obvio que Truss está ayudando a consolidar los resultados de la "Cumbre por la Democracia" para que no se desvanezcan en el aire. Frente a un mundo con intereses diversos donde existe resistencia a  la influencia estadounidense, Washington trata de usar la "democracia" como una nueva carta de movilización política a fin de contener estratégicamente a China y Rusia. La democracia emerge de manos de Estados Unidos y Gran Bretaña, instiga una fiebre de fundamentalismo sobre su definición occidental y aprovecha el poder destructivo del concepto.

Washington respalda su ambición de dividir al mundo con la llamada "democracia" o "autocracia". Truss y su par representan las fuerzas más radicales que promueven dicha dicotomía. Ellos describen al mundo como dos sistemas con dagas dibujadas y todos deben elegir un bando.

Sin embargo, la diversidad de democracias es obvia. Usar el concepto como pistola o bayoneta para ataques es un desafío para el siglo XXI y la paz de la humanidad.

China es un país muy integrado en la globalización. Ya ha sido el principal fabricante y comerciante del planeta. La Casa Blanca intenta construir una cadena de suministro a partir de valores democráticos occidentales que excluyen a China y usarla como una carta ganadora para frenar su avance. Es evidente que ello no se condice con los intereses de la mayoría de países, incluidas muchas potencias occidentales.

Varias compañías que han crecido en un entorno globalizado no saben qué hacer. Una pequeña élite política estadounidense y occidental impone sus fantasías extremas. Es un proceso perverso Si conduce a una profunda reestructuración de las relaciones internacionales, habrá una confrontación feroz. Los choques serán tan grandes como los efectos de una guerra regional.

Un reducido número de políticos occidentales extremos deben ser claros sobre su accionar. Deben saber que pueden impactar de gravedad la unidad mundial, cuando la humanidad necesita urgentemente ser una frente a las crisis públicas como la pandemia. Provocan hostilidad. Pueden convertirse en los mayores pecadores del siglo XXI.

China ha mostrado cooperación en la era de la globalización y Rusia se encuentra en una contracción estratégica permanente debido a la desintegración de la Unión Soviética hace 30 años. Ambos guardan algunas disputas derivadas de la historia, pero no están interesados en una expansión geopolítica. Estados Unidos y sus principales aliados tratan esos conflictos con mentalidad de gran potencia y no dudan en respaldar a países vecinos para encararlos e incentivar choques regionales.

Estados Unidos y Reino Unido esconden sus viciosos planes bajo el disfraz de "la democracia y la libertad", tratan de oscurecer su naturaleza de suprimir a China y Rusia y salvaguardar la hegemonía estadounidense. Así, intentan movilizar a tantos países como sea posible y encajarlos en campos contra ambos. Si la última guerra fría surgió de manera natural, ahora Estados Unidos y sus aliados cambian sin rodeos el esquema de la sociedad en el siglo XXI. Hacen lo posible para crear una nueva guerra fría y remodelar la perspectiva política del presente siglo.

Gran parte de la comunidad internacional debe guardar una mente clara, pensar de manera independiente y no bajo coacción de Washington y Londres. Evitar convertirse sin querer en carne de cañón en el conflicto entre potencias. El desarrollo pacífico es más precioso. Quien quiera convertir la división en el principal tema político del siglo será el enemigo común de la humanidad y los nuevos "Hitlers" y "Mussolinis" de hoy.


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