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spanish.china.org.cn | 06. 12. 2021 | Editor:Elena Yang Texto

COMENTARIO: Por qué la democracia estadounidense ya no puede engañar al mundo

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La llamada "cumbre por la democracia", iniciada por Estados Unidos, llega en un momento incómodo, ya que muchas personas en todo el mundo parecen estar haciéndose la misma pregunta: ¿Estados Unidos tiene una democracia propiamente dicha?

Una encuesta reciente del Pew Research Center reveló una visión extremadamente sombría sobre la democracia estadounidense entre la gente de los países occidentales, ya que "muy pocos" creen que EE.UU. "brinde un buen ejemplo" a otros.

A la vez, un estudio del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de The Associated Press-NORC mostró que casi la mitad de los estadounidenses piensan que la democracia no está funcionando correctamente en el país.

Evidentemente, el autodenominado "faro de la democracia" se está apagando ante los ojos del mundo. La creciente desilusión con el sistema político de EE. UU. es el resultado final de una serie de eventos considerados una completa desgracia para la democracia estadounidense: la insurrección mortal en el Capitolio, las protestas de Black Lives Matter y la humillante retirada de Afganistán.

La disfunción de la democracia estadounidense se refleja, ante todo, en el fracaso de la gobernanza. En un clima político altamente polarizado, los demócratas y republicanos siguen en desacuerdo respecto a casi todos los temas de interés público, desde el control de armas, la atención médica hasta la respuesta frente a una pandemia, lo que hace que la gobernanza sea extremadamente torpe e ineficaz.

Mientras los políticos discuten y luchan sin cesar, son los estadounidenses de a pie quienes sufren las consecuencias. "Una democracia paralizada no puede protegernos", rezó un artículo de The Washington Post en abril, al tratar la desenfrenada violencia armada en el país.

Mientras tanto, la disparidad social, la discriminación racial sistémica, la creciente brecha de riqueza y el creciente populismo han agravado la crisis de la democracia estadounidense y han desgarrado aún más el país.

El sistema democrático de Estados Unidos también tiene fallas fatales porque nunca representa verdaderamente los intereses fundamentales de su pueblo, ni tampoco representa realmente a los votantes.

Por el contrario, la política estadounidense ya se transformó en un puro juego de dinero. El costo total de las elecciones estadounidenses de 2020 se estimó en la enorme suma de 14.000 millones de dólares, una cifra mayor a lo que se había gastado durante los dos últimos ciclos electorales juntos.

En la democracia del dólar estadounidense, son los multimillonarios y varios grupos de élite privilegiados quienes gobiernan desde las sombras y mueven los hilos. Los políticos son solo representantes y hacen lo que sus amos les dicen.

"La democracia está en crisis. Los ciudadanos han perdido la capacidad de influencia política porque hay demasiados atajos que permiten a los actores poderosos tomar decisiones políticas en el ámbito privado", escribió Cristina Lafont, profesora de filosofía en la Universidad Northwestern, en noviembre para el diario español El País.

Haciendo la vista gorda ante su caótico sistema político, Estados Unidos todavía está obsesionado con imponer su llamada democracia a otros para mantener una hegemonía global. Sin embargo, Washington solo ha exportado a otras partes del mundo destrucción e infinitas muertes.

Todos estos trágicos eventos apuntan al simple hecho de que la democracia estadounidense no solo es disfuncional, tanto puertas adentro como en el extranjero, sino que también es contraria al espíritu de la real democracia. La comunidad mundial no se dejará engañar por una democracia tan desordenada, decadente y destructiva.


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