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spanish.china.org.cn | 06. 12. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

No hay lugar para falsas democracias, las personas y la historia juzgarán

Palabras clave: China, Estados Unidos, democracia

Caída de la democracia estadounidense.


El Ministerio de Relaciones Exteriores de China publicó el domingo un informe titulado "El estado de la democracia en Estados Unidos". Es el segundo día consecutivo en el que China expresa públicamente su opinión sobre el tema en respuesta a los ataques de Washington. Sus acciones a puertas de la "Cumbre de la Democracia", convocada por Estados Unidos, captan la atención y crean un debate acalorado sobre las democracias de ambos países.

Cabe señalar que tal calificación del evento demuestra la pérdida de confianza de Washington en su propio sistema político. Estados Unidos siente la presión del rápido desarrollo chino. A medida que su competitividad integral cae, China deviene el mayor comerciante del mundo. Además, muchos de sus aliados y compañeros gozan de más vínculos con China que con ellos; por lo tanto, es probable que su poder de movilización se vea debilitado.

Washington tiene prisa por organizar un encuentro que excluya a China y a Rusia para mostrar su posición de primera potencia y sentir la gloria de reunir multitudes a su llamada. La cita no aportará nada a su competencia con ambas naciones, ni incentivará el rápido avance de la diplomacia ideológica en el escenario global. Esto es así porque el desarrollo económico y social, así como el bienestar de las personas, son intereses nacionales de máxima prioridad en gran parte de la comunidad internacional. Ningún otro país posee tal obsesión con cuán similar sea con otros en términos de valores ni en la renuncia de sus intereses reales de avance económico, ni mucho menos en asumir riesgos de manera tan absurda.

Estados Unidos no puede poner a la ideología como límite de sus intereses nacionales. Mantiene una buena relación con varios países musulmanes en el Medio Oriente y algunos "no democráticos" en el este de Asia, guiado por consideraciones geopolíticas. Se muestra renuente a separarse por completo, pero intenta cortar lazos con China en sectores de alta tecnología. Esto revela que juega las cartas de la "democracia" y los "derechos humanos" en su propio beneficio en vez de luchar una "guerra moral" con China.

No debe existir un monopolio en el mundo de lo que es la democracia. Estados Unidos intenta definirla y probar si China se ajusta al estándar, pero esta última nunca caerá en la trampa y Washington solo se verá atrapado en ella. El mundo solo juzgará qué tipo de democracia funciona mejor en función de los resultados, pero no respecto a su concepto en sí. Es decir, es mucho más autoritario comparar los resultados de cómo los diferentes tipos de democracia operan que discutir su significado y luego persuadir a otros de aceptarlo.

La democracia estadounidense fue alguna vez atractiva para el mundo. La razón fundamental yace en la creación de una prosperidad excepcional en el siglo XX que aseguró victorias en una serie de guerras. Actualmente, esta pierde su fuerza y es cuestionada, y el motivo principal de ello es que ha perdido la capacidad de resolver problemas internos claves. Además de su fracaso ante la pandemia, la división social, los conflictos raciales y el control de  armas han llegado a su pico, sin signos de apaciguarse. A diferencia de una China próspera, Estados Unidos siente la frustración y la ira.

El Libro Blanco de China y el Informe de Cancillería delinean la postura del país y el mundo deber haber recibido el mensaje. Lo relevante es que su voz es más fuerte gracias a sus logros. Sin importar cuán grande sea la cumbre de Estados Unidos, su situación no puede quedar oculta, ya que su desarrollo económico y social se tambalea y su mecanismo falla en encarar sus principales problemas internos. Tampoco aclara la duda sobre el futuro de la democracia estadounidense. Cuanto más no pueda demostrar lo cosechado por su sistema político, mayor será el engaño. Todos pueden ver esto.

¿Cómo le va a China? El desarrollo económico y social tiene la última palabra. Washington cree que puede definir si China es democrática o autoritaria, pero es solo una ilusión. Mientras los frutos de China en varios campos ponen en duda a Estados Unidos, su poder discursivo está destinado a desaparecer. La democracia estadounidense solo revelará al mundo su imagen podrida. China es un país con un método sensato. Dejemos que Estados Unidos se divierta y vea cuánto tiempo funciona su retórica falsa de democracia. Las personas y la historia lo juzgarán.


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