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spanish.china.org.cn | 02. 11. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Sin juegos geopolíticos en la cumbre climática de Glasgow

Palabras clave: COP26, Glasgow, juegos geopolíticos

Pasajeros y oficiales de policía en la estación de tren Glasgow Central en Glasgow, Escocia, Reino Unido, 30 de octubre de 2021. La 26 Conferencia de Partes sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP26), del 31 de octubre al 12 de noviembre en Glasgow, Escocia, es la primera de su tipo desde la entrada en vigor del Acuerdo de París.


La 26 Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU (COP26), con negociaciones cruciales durante las próximas dos semanas es Glasgow, surge como la última oportunidad del mundo para mantener bajo control el cambio climático.

Tanto así que el primer ministro británico Boris Johnson advirtió el domingo después de la cumbre de líderes del G20 que "si Glasgow falla, todo fracasa".

Si bien muchos medios de comunicación occidentales han afirmado que el éxito de la COP26 depende de la cooperación entre Estados Unidos y China, a fin de establecer el tono para las acciones futuras, el primero es en realidad la clave para que Glasgow arroje resultados.

Aunque se dice que China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del planeta, Estados Unidos ha liberado más dióxido de carbono que cualquier otro país desde el inicio de la Revolución Industrial, y es responsable de gran parte de las emisiones pasadas. Además, desde la perspectiva de las emisiones per cápita, la de él es mucho más alta que la de China.

Los pueblos de países desarrollados han disfrutado de los beneficios de la industrialización a expensas del medio ambiente. Cuando exigen que sus pares en desarrollo sacrifiquen su avance industrial para cumplir con los objetivos climáticos, el debate está asegurado.

Es concebible que el diálogo entre las dos economías más grandes del mundo sea áspero, pero ese no es su mayor obstáculo.

A pesar de que la conferencia de Glasgow es catalogada como la última oportunidad del mundo, parece que Washington todavía es incapaz de fijar sus metas climáticas sin tener en cuenta temas geopolíticos, y esa es la razón por la cual el diálogo bilateral será difícil.

Estados Unidos aparentemente quiere aprovechar la COP26 para mostrar a todos cómo recupera su rol de líder. Porque si puede presionar a China para aceptar una reducción radical de emisiones, serviría de ejemplo perfecto de su influencia global.

Pese a ello, Estados Unidos ha lanzado repetidos ataques a los derechos humanos de China y otros asuntos. Ha aumentado la represión a compañías de tecnología chinas mientras continúa con la "carta de Taiwán" para contener el avance chino.

Su política general hacia China es tan retorcida y arrogante que destierra cualquier potencial de una negociación justa en medio de tensiones.

Además, existe escepticismo hacia la forma en que el Gobierno de Biden pueda garantizar el cumplimiento de sus compromisos climáticos. Hasta el momento, el plan de presupuesto de $ 1,75 billones para la agenda climática y otras cuestiones enfrenta un fuerte rechazo en casa. Dada la pasividad de la administración Trump en el campo, la credibilidad del país quedará por los suelos si la Casa Blanca no logra convencer a la comunidad global sobre su genuino compromiso.

En ese sentido, si Estados Unidos tiene la intención de usar la COP26 para suprimir a China, está condenado al fracaso. Y si la reunión de Glasgow falla debido a su postura geopolítica, la culpa solo será suya.


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