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spanish.china.org.cn | 22. 10. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Con arrogancia, Burns solo sufrirá contratiempos en China

Palabras clave: China, Estados Unidos, Nicholas Burns

Nicholas Burns


Nicholas Burns, el nuevo embajador de Estados Unidos en China, designado por el presidente Joe Biden, afirmó que el país asiático es "la mayor prueba geopolítica del siglo XXI" durante una audiencia en el Senado el miércoles. Asimismo, atacó de manera feroz las políticas nacionales y foráneas de China. Lo dicho constituye la más difícil y arrogante declaración pública de un embajador estadounidense en China antes de asumir su cargo.

Burns repitió las acusaciones de Washington en los últimos nueve meses, como etiquetar la situación en Xinjiang como "genocidio", criticar lo hecho en Hong Kong y declarar que Estados Unidos "no puede confiar en China". Señaló que Beijing es evasivo sobre los orígenes de la COVID-19 y que Washington debería aumentar la venta de armas a Taiwán y hacer de la isla "un hueso duro de roer”.

Burns declaró que China tiene "muy pocos amigos" y pidió no sobreestimar su fuerza ni subestimar el poderío estadounidense, alegando que "debemos confiar en nuestras fortalezas".

Tales comentarios incendiarios no es lo que un embajador estadounidense entrante debería hacer en circunstancias normales. Su intervención demostró la hostilidad general de las élites políticas estadounidenses hacia China. El mensaje fue: uno debe ser implacable para ser embajador de Estados Unidos en China en estos días.

No se puede descartar que Burns escogió deliberadamente sus palabras para lograr el acuerdo del Senado. Es muy probable que, después de llegar a China, Burns enfatice la importancia de las relaciones bilaterales. Sin embargo, no hay necesidad de que los chinos adivinen qué pasa por la mente de Washington en sus declaraciones. Después de nueve meses, es claro cómo el Gobierno de Biden va a tratar con China. Es inútil que el embajador lo repita.

Burns es un diplomático de experiencia. Generalmente, es considerado como el ejecutor de la política estadounidense en China, por lo que es poco probable que logre avances personales. Al tratar con él en el futuro, China tendrá una sensación más fuerte de estar lidiando con el mismo departamento de Estado.

Lo dicho por Burns no mostró el arte de la diplomacia o decoro característicos de los embajadores. En su lugar, fue un despliegue de arrogancia hacia China. Creemos que inevitablemente sufrirá contratiempos después de su llegada. Nuestra sugerencia es que desde que lo haga, el lado chino no necesita mostrarle cortesía más allá de la etiqueta diplomática.

Creemos que el proceso de modelado de la comprensión y la actitud de Burns será consistente con su trato al país. El proceso no será fácil, pero la complejidad es la norma en las relaciones entre potencias.

Notamos que en su alocución, Burns no propuso nuevas tácticas en la política de Washington con China. Por lo tanto, su tenacidad careció de contenido. Las preguntas de los senadores tampoco fueron inspiradoras. Lo que Estados Unidos no tiene son los medios para presionar a China.

Beijing puede simplemente acoger a este nuevo representante de Estados Unidos con tranquilidad. Él no tiene el deseo y la energía positiva para mejorar los vínculos, pero también le falta herramientas para el ataque. El Congreso de Estados Unidos y las élites políticas en Washington deben enviar a Burns con una mente tranquila. Dado que Washington no tiene cómo ganar la lucha con China, ¿qué puede esperar que haga Burns?


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