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spanish.china.org.cn | 09. 10. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Razones por las que la reunión en Zurich puede dar frutos

Palabras clave: China, Estados Unidos, cooperación

Yang Jiechi (primero derecha), miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), se reunió el miércoles con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos Jake Sullivan (primero izquierda)


Yang Jiechi, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores del Comité Central del PCCh, y el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos Jake Sullivan tuvieron el miércoles una reunión de 6 horas en Zurich, Suiza. Los comunicados de prensa de las partes fueron positivos en sus respectivos contextos, lo que sugiere lo productivo del encuentro.

Las conversaciones giraron en torno a la implementación de lo hablado por los jefes de estado de ambos países el 10 de septiembre vía llamada telefónica. No hubo declaraciones negativas ni acusaciones, solo un lenguaje más sutil sobre las diferencias entre las dos naciones. Los funcionarios estadounidenses señalaron a la prensa que se habló de una posible cita presidencial por video a fines de este año.

Sin embargo, si comparamos ambos comunicados, existen claras distinciones. Yang destacó que China se opone a definir las relaciones bilaterales como "competitivas" y abogó por la comprensión de su contraparte en la naturaleza de mutuo beneficio de sus vínculos, así como un entendimiento correcto de las políticas nacionales y extranjeras de China y sus intenciones estratégicas. Sin embargo, Washington mencionó "competencia" dos veces en el contexto usual de Estados Unidos. Asimismo, utilizó el término de "competencia responsable", al igual que en sus más recientes declaraciones,  enfatizó los riesgos de gestión.

Es obvio que la definición estratégica estadounidense de las relaciones bilaterales y el pensamiento básico detrás de su política hacia Beijing no ha cambiado. La nota de prensa del departamento de Estado recalcó su continuo enfoque en la fortaleza nacional estadounidense y la colaboración con aliados y socios. Es más de lo mismo, un diálogo desde "una posición dominante" y el refuerzo del sistema de alianzas en desmedro de China.

No obstante, el lado estadounidense ha ido tocando menos la idea de "confrontación" junto con el de competencia y cooperación. Ha reiterado que no desea una "nueva guerra fría" y que quiere evitar que la competencia aumente el conflicto. Su representante comercial, Katherine Tai, también apuntó que el país no persigue el desacoplamiento, sino lo contrario a partir de una nueva base. Además, es obvio que la actitud estadounidense hacia China es diferente. Los ejemplos incluyen la liberación de Meng Wanzhou y los preparativos para consultas económicas y comerciales, entre otras acciones y declaraciones de tinte positivo.

La estrategia fundamental china de no hacer concesiones en los principios e insistir en su manera de hacer las cosas prevalece. El lado estadounidense insiste en hablar desde "una posición dominante", pero su fuerza está lejos de ser suficiente para lograr sus ambiciones de contener el desarrollo de China. Estados Unidos ha sido golpeado por la epidemia de COVID-19, con más de 700 000 muertes. No solo ha hundido a su economía con el abuso de los estímulos, sino también ha expuesto debilidades sistémicas y una menor influencia global.

Al fortalecer su sistema de alianzas, Estados Unidos mira principalmente hacia Australia y Japón. En el pasado, Canberra y Tokio usaban el poder de Washington para intimidar a otros, ahora, el plato se ha volteado. La ofensiva integral estadounidense contra China muestra rápidamente signos de fatiga.

Hasta cierto punto, la realidad enseña a Washington una dura lección. Estados Unidos debe calmar las aguas con China en conflictos que están fuera de su capacidad. Este ha modificado su política para con el país asiático. En momentos en que la opinión pública anti-China es más fuerte que nunca en su territorio, el espacio para tales ajustes es limitado. Los anuncios públicos estarán particularmente restringidos por su política nacional. Por lo tanto, los chinos no deben caer en ilusiones sobre un cambio de curso en el actual Gobierno. Debe confiar en sus propias medidas y aumentar su poder en los lazos bilaterales.

Es necesario tener en cuenta que China es resistente para adherirse a la política actual hacia Estados Unidos. La estrategia estadounidense es muy imaginativa, pero no tiene el respaldo de su capacidad. Si bien Washington es reiterativo en el tema de construcción de infraestructura, China en ese aspecto ha tomado ventaja. Su sistema de alianzas es cada vez más complicado. Por ejemplo, París, su aliado tradicional, se muestra descontento. Berlín todavía no baila a su ritmo con el acuerdo Nord Stream 2 y el fracaso en Afganistán ha creado decepción entre sus socios.

Estados Unidos no puede continuar sin esfuerzo. En tanto, China puede acumular iniciativas estratégicas haciendo bien las cosas. China sigue un camino pragmático y confiable.

Esperamos que las relaciones bilaterales encuentren cambios constructivos, pero todavía hay muchos obstáculos para un avance por las percepciones y expectativas entre sí. Estados Unidos tiene una mentalidad hegemónica y no optará por la reflexión a menos que falle. China debe, al hacer bien las cosas, hacer que su par caiga en cuenta que en última instancia es imposible contener su desarrollo. Siguiendo esta dirección, su política hacia China se adaptará gradualmente a la realidad. Estados Unidos buscará maximizar sus intereses vía la coexistencia y la cooperación con China.


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