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spanish.china.org.cn | 29. 09. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Afganistán expone problemas de larga data en la ayuda occidental

Palabras clave: Afganistán, fracaso, Estados Unidos

Afganistán está al borde de una crisis humanitaria y económica. Pese a que la comunidad internacional ha prometido más de $ 1200 millones en ayuda, la nación parece aproximarse a un punto crítico. El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas dijo que 14 millones de afganos, un tercio de la población, enfrenta inseguridad alimentaria.

En tanto, un éxodo masivo de refugiados puede desembocar en tragedia. Muchos factores contribuyen a ello, pero es verdad que Afganistán ha sido el receptor número uno del apoyo de los principales países occidentales durante más de 20 años. Este fracaso merece un mayor escrutinio.

El primer problema es que la ideología fue lo que primó y no el desarrollo real. Por mucho tiempo, los países occidentales han exportado ideología y gobernabilidad a través de ayudas, obligando a sus beneficiarios a una reforma bajo la amenaza de suspensión de fondos o sanciones directas. Occidente no pudo ocultar su reducida mentalidad al hablar de crisis humanitarias.

El segundo problema es una paranoia excesiva en la justicia. La ONU y muchas instituciones internacionales asistían a Afganistán antes de su colapso y la llegada de los talibanes a Kabul el 15 de agosto. Lo cierto es que en las últimas dos décadas, esto no le ha servido a un país destrozado por la guerra. Con miles de asesores de desarrollo en diferentes campos, cada uno con su propia agenda, el resultado converge en una duplicidad y desperdicio de recursos. Una investigación de la OCDE señala que un país destinatario promedio recibe casi 300 delegaciones de donantes al año, con ingresos de hasta $ 5000 millones.

Ahora, la comunidad internacional solicita asistencia adicional para Afganistán, una "ayuda real" esta vez, en beneficio de su gente, como la de China en la construcción de viviendas asequibles en Kabul.

El tercer dilema son los objetivos de desarrollo disociados. Las teorías de ayuda internacional para el desarrollo demuestran que ante una debacle humanitaria, los más vulnerables son a menudo los más afectados, de modo que la herramienta más efectiva para lidiar con ella es combinar intervención humanitaria con asistencia para el desarrollo. Lo que sucede en Afganistán confirma nuevamente esta teoría. La pobreza aumenta, los servicios públicos no existen y muchos pueden sufrir de hambruna para fines de mes ya que los crecientes precios agotan sus ahorros salariales, según estimaciones de la ONU.

"Hoy, alrededor de 10 millones de niños afganos necesitan auxilio para sobrevivir. Se estima que 1 millón de ellos presentarán desnutrición aguda a lo largo de este año y podrían morir sin tratamiento", declaró la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.

Sin embargo, las prácticas de asistencia occidentales por lo general funcionan de manera contraria. Por ejemplo, el nuevo jefe de la Agencia para la Ayuda Internacional de Estados Unidos (USAID) de Biden, Samantha Power, ha utilizado en repetidas ocasiones su puesto oficial y académico para asesorar al departamento de Defensa en su accionar en crisis humanitarias en el extranjero.

Es fácil saber que la disociación entre los objetivos de la ayuda de emergencia y la de desarrollo es un incentivo clave tras la consecución de una crisis.

El cuarto problema es que esta ayuda se ha convertido en un semillero de corrupción. Según reportes, alrededor de $ 6 millones en efectivo y al menos 15 barras de oro se encontraron en la casa de Amrullah Saleh, exvicepresidente de Afganistán. De hecho, los países occidentales saben que una ayuda prolongada genera corrupción, la cual eligen encubrir para mantener su imagen de benefactor y los intereses de las partes relacionadas.

Las promesas iniciales para Afganistán han superado hasta el momento los mil millones de dólares. Aunque generosa, se deben reconsiderar muchos factores, como el concepto, el modo y el objetivo de su uso. Si la sociedad occidental no piensa fuera de la caja y rompe con las ataduras de la arrogancia, Afganistán no tendrá una solución efectiva y el golpe de la gobernanza para el desarrollo podría ser fatal.


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