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spanish.china.org.cn | 26. 09. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

El poder de China fue determinante en el destino de Meng

Palabras clave: Meng Wanzhou, Huawei, China

Meng Wanzhou


La directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, fue liberada por Canadá la mañana del sábado (hora de Beijing), y partió en un vuelo del Gobierno chino rumbo a Shenzhen, tras un acuerdo con el departamento de Justicia de Estados Unidos. En una audiencia por video, horas antes de su puesta en libertad, Meng solo aceptó una "declaración de hechos" al Tribunal Federal en Nueva York y declaró su inocencia de todos los cargos, defendiendo su dignidad y la de Huawei. Con más de 1000 días de proceso que atrajo la atención mundial, el resultado vela efectivamente por la dignidad de China.

El 1 de diciembre de 2018, Meng fue arrestada por las autoridades canadienses en el Aeropuerto Internacional de Vancouver a petición de Estados Unidos. En el momento más álgido de la guerra comercial entre Washington y Beijing, el primero comenzó a atacar a empresas chinas de alta tecnología. La captura y posteriores acusaciones fueron una persecución política disfrazada. El hecho estableció un mal precedente de apresamiento de empresarios durante una fuerte competencia de poderes lo que puso en jaque la seguridad de los viajes de negocios a nivel mundial.

Tras su detención, Meng y Huawei iniciaron una maratónica acción contra el Gobierno canadiense. En la superficie, Canadá tenía entre manos una batalla legal con Meng, pero en realidad existía una actitud política de Estados Unidos. Todos en Occidente estaban tácitamente conscientes de ello.

Meng no se declaró culpable, ni Huawei aceptó enormes multas o compensaciones. Fue el punto más bajo de la justicia. Meng y Huawei no pudieron enfrentar el aparato estatal estadounidense ni a Canadá; por tanto, Beijing actúo desde el principio y se esforzó por lograr su liberación.

La sociedad china también mostró una continua atención y respaldo a la protección de los derechos de Meng. Cuando fue detenida en Canadá por casi 1000 días en agosto, Global Times lanzó una petición en línea para exigir su puesta en libertad inmediata e incondicional, la cual acumuló rápidamente 15 millones de firmas, dejando presente la fortaleza de la opinión pública china.

Estados Unidos y Canadá no pueden enfrascarse en una salvaje persecución política de empresarios chinos. Esa es la clara posición de China. Su voluntad tiene el apoyo de una fuerza poderosa y persistente. Creemos que este factor será relevante en la reflexión de Estados Unidos y Canadá sobre el caso.

El mismo día que Meng voló de regreso a China, los canadienses Michael Sofavor y Michael Kovrig, acusados de espionaje, también volvieron a Canadá. Sin embargo, su delito es de naturaleza completamente diferente al inocente sufrimiento político de Meng. La narrativa distorsionada de Canadá y Occidente no cegarán al mundo, ni podrán cambiar el sentido común del proceso de Meng.

Su captura rompió algunas reglas básicas en el orden internacional y estimuló la competición entre potencias. El daño es amplio. Esperamos que cuando finalice, Washington reflexione sobre sus opciones: ¿Asustaron y derrotaron a Huawei? ¿Intimidaron a China? No. El único efecto fue mostrar al mundo lo brutales que pueden ser para alcanzar sus objetivos políticos y su ignorancia por las reglas. El caso será una mancha eterna para Estados Unidos.

Esperamos que la liberación de Meng cumpla un rol positivo en la gestión del caos y la crisis de hace 3 años, y contribuya a un reinicio de las relaciones de China con Canadá y al avance con Estados Unidos.

Creemos que muchos chinos han recordado el caso de Alstom en Francia. Debido a la competencia de la compañía con sus pares estadounidenses, el ejecutivo de la firma, Frédéric Pierucci, fue condenado por soborno a 5 años de prisión. Alstom pagó una cuantiosa multa y tuvo que vender su línea principal a General Motors. Meng y Huawei corrieron con más suerte.

Fue el poder nacional de China lo que resultó determinante en el resultado final. Un país se verá inundado de problemas mientras crece, pero solo una nación poderosa puede permitir enfrentarlos con dignidad. Cada vez que haya un desafío, el país no necesita arriesgarlo todo en la lucha, ni comprometer su dignidad.


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