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spanish.china.org.cn | 23. 09. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Diferencias entre los discursos de Xi y Biden en la ONU

Palabras clave: Xi, Biden, ONU

Intervención del presidente chino Xi Jinping en el debate general de la 76 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas desde Beijing el martes.


El presidente chino Xi Jinping tuvo una importante participación por video en  el debate el martes de la 76 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, justo después de la intervención de su par estadounidense, Joe Biden. En contraste, el discurso reflejó la mente abierta del máximo líder chino, así como su imparcialidad y racionalidad en diferentes temas y desafíos.  Ambas alocuciones mostraron un pensamiento político y una lógica de trabajo distinta, así como valores disímiles en las relaciones internacionales.

Xi partió del concepto de una comunidad con futuro compartido para la humanidad. Desde el tema principal a sus iniciativas específicas, el mandatario  se centró en los intereses comunes de la humanidad y el mundo. La Iniciativa para el Desarrollo Global, propuesta, incluye a todas las naciones. A fin de impulsarla, Xi instó a un compromiso prioritario con el desarrollo, a un enfoque con el pueblo como núcleo, a beneficios para todos y a acciones orientadas a resultados. Además, destacó la importancia del avance desde la innovación y la armonía entre humanos y naturaleza. Es universal y no existe exclusión política. Es una verdadera práctica de fortalecer la solidaridad internacional y enfrentar juntos los retos.

Biden también repitió la frase "todas las personas" en su discurso. Pero fue más la parte sentimental de su "retórica". La idea base del mismo fue Estados Unidos, sus aliados y socios. Desde las reglas hasta los frutos, todo giró en torno a ellos. Otros países eran meros espectadores o rivales y Biden los omitió.

El presidente Xi recalcó que el mundo debe abarcar civilizaciones diversas y aceptar caminos distintos a la modernización. Que la democracia no es un derecho especial reservado a un solo país, sino un derecho de todas las personas. La intervención militar y la llamada transformación democrática solo implican daño. Xi promovió los valores comunes de la humanidad y rechazó la práctica de pequeños círculos y juegos de suma cero. Sus comentarios reflejaron diversas prácticas de los países o resumieron algunas lecciones vitales en el mundo de hoy. Por ejemplo, al tiempo que defendió el retiro de tropas estadounidenses de Afganistán, la Administración de Biden admitió que era imposible rehacer a otras naciones través de operaciones militares a gran escala.

Su intervención no solo distinguió a sus aliados y socios de otros. En desmedro del fiasco en la reconstrucción democrática en Afganistán, Biden continuó el ataque a la dicotomía que divide al mundo en "democracia" y "autoritarismo". Calificó elegantemente a algunas de las peores crisis y guerras como "vitalidad democrática". El desarrollo conjunto es el hilo conductor para que China fomente el cambio global, mientras que el de Estados Unidos es participar en un "movimiento por la democracia". China aboga por la construcción; Estados Unidos incita a la contradicción y a la destrucción. Sus víctimas son la gran mayoría de países en desarrollo, en beneficio de Washington y el mundo occidental.

Las palabras de Xi tienen el respaldo de acciones sólidas en China. Por ejemplo, el país responde al Plan de Acción del Clima de la ONU, acelerando la transición hacia una economía verde y baja en carbono. Todos los chinos pueden sentir el cambio. En sus afirmaciones, Xi prometió que China no realizaría proyectos energéticos de carbón en el extranjero, el último de sus compromisos primordiales en este aspecto.

El Gobierno de Biden busca "liderar" en este tema. Anunció “grandes” objetivos de emisiones para el 2030 y 2050, y los usó para obligar a otros a tomar medidas. No obstante, es altamente incierto que los logre. La administración de Trump incluso sacó al país del Acuerdo de París. Si el próximo gobernante es nuevamente un republicano, las promesas de Biden quedarán probablemente en nada. Incluso si llega otro demócrata, ¿qué tipo de confianza y recursos tendrá a la mano para honrar sus promesas de reducción de emisiones?

Los hechos de China coinciden con sus palabras, mientras que lo contrario sucede en Estados Unidos. Una promesa de China vale 1000 onzas de oro, en tanto al otro lado del océano el gobierno de turno a menudo descarta lo hecho por su predecesor y calla para ganar la elección. Es ya una distinción cada vez más visible entre la imagen internacional de China y Estados Unidos.

Ningún líder nombró al país o capital del otro en sus participaciones, pero Biden mencionó "Xinjiang", una región autónoma en el noroeste de China. Una amplia interpretación de ambos discursos resulta en una mayor “ataque a China” que un “ataque a Estados Unidos”. Biden dijo que el país “no busca una nueva guerra fría", pero es obvio que Washington está en ofensiva y sigue abogando por suprimirla. Aunque las últimas observaciones de Biden han mostrado cierta restricción, el contenido sigue transmitiendo agresividad.

La justicia naturalmente habita la mente del hombre. Los jefes de estado de China y Estados Unidos, ambos, hablaron en la ONU en esta ocasión especial. El mundo tiene la capacidad de juzgar quién es el verdadero defensor y promotor de la paz y el desarrollo, y quién es el instigador e iniciador de la división y la confrontación.


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