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spanish.china.org.cn | 15. 09. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

La "teoría de una China espía" de EE.UU. esconde un rechazo al progreso

Palabras clave: EE.UU., China, espía

Aunque cueste admitirlo, la histérica contención estadounidense de China es un tiro por la culata. La idea de que toda persona de origen étnico chino es un potencial espía incentiva el temor de una fuga de cerebros chinos. La semana pasada, 177 profesores de Stanford solicitaron al departamento de Justicia poner fin a la caza de espías chinos en el círculo intelectual, ya que, según ellos, perjudica intereses estadounidenses, informó Reuters el martes.

En una carta al departamento de Justicia, fechada el 8 de septiembre, docentes de Stanford pidieron el fin de la Iniciativa de China, un programa de la era Trump destinado a prevenir el llamado espionaje y robo de propiedad intelectual por parte de China. Los académicos afirmaron que la mayoría de los casos presentados en su marco "no están relacionados con el robo de propiedad intelectual ni el espionaje científico / económico" y "su escalofriante efecto es desalentar la llegada de muchos intelectuales a Estados Unidos".

Gracias a los denodados esfuerzos del otrora presidente Donald Trump para demonizar a China, el miedo rojo todavía inquieta a Washington. Algunos observadores incluso muestran preocupación de que el país algún día se embarque en un camino nazista, ya que sus principales misiones en los últimos años han incorporado hostilidad, búsqueda de chivos expiatorios, acusaciones falsas, manipulación de la opinión pública, políticas imperialistas y creciente racismo.

Esto no es un temor solo de la opinión pública china, sino también de la estadounidense. En mayo de 2020, el exembajador de Estados Unidos en China Max Baucus dijo que el país de ahora le recuerda la era McCarthy o Hitler en la Alemania de 1930 que "congregó a la gente e hizo que creyera cosas que realmente no eran ciertas".

No es solo ansiedad por China sino también miedo. Lo consideran un rival como la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Tal es el pavor, que el programa incluye directamente la palabra “China”, destacó Xu Liang, profesor asociado de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad de Beijing.

Sin embargo, la iniciativa no ha logrado nada. El jueves, el excatedrático de la Universidad de Tennessee, Hu Annming, fue absuelto de cargos de fraude después de que la investigación de espionaje no llegará a conclusión alguna. Hu estuvo arrestado desde febrero de 2020 y fue el primero en ser enjuiciado bajo la base de dicho programa. Dos meses antes, el departamento de Justicia "cerró los procesos contra 5 investigadores visitantes, acusados de ocultar sus afiliaciones con el ejército chino”, reportó el Wall Street el 23 de julio.

La iniciativa tiene su origen en meras suposiciones e imaginación. Sus responsables políticos son psicológicamente anormales, con mentalidades de los años 60 y 70 del siglo pasado. Están insatisfechos con los cambios y el desarrollo estadounidense y, por ello, encuentran una salida a su frustración en China, opinó Shen Yi, profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos de la Universidad Fudan de Shanghai.

Trump buscó copiar la era McCarthy, pero años más tarde, Washington no ha logrado ni un caso sólido de espionaje entre los científicos chinos, ni tampoco bajó su nivel de preocupación real en reducir la brecha de investigación científica entre ambos países.

Lo que es más relevante es que la Iniciativa de China ha dañado el pilar fundamental de su fortaleza y floreciente ciencia, la atracción de talento de todo el mundo. Con ello perjudica su ventaja última. Cuando el país crea temor entre la comunidad científica, consolida la tendencia de que sus miembros se acusen erróneamente, perjudiquen su carrera y sus medios de vida en un segundo. "Las élites de Washington están en contra no solo de China, sino del progreso en el país”, sostuvo Shen. Peor aún, Trump creó la tendencia, pero Biden no tiene el temple ni la fuerza para revertirla.

Estados Unidos necesita talento global, incluidos los de China, para mantener su desarrollo tecnológico a la vanguardia. Si la Iniciativa de China continúa inmutable, Washington solo ganará en debilidad, anotó Xu.

La carta de la Universidad de Stanford mostró que al menos 177 docentes mantienen su racionalidad y se muestran vigilantes hacia el resurgimiento de la era McCarthy. Saben que Estados Unidos opta por la senda contraria a hacerla grande de nuevo. Como bien señaló el ex secretario de Energía, Steven Chu, Estados Unidos fue "el cerebro por medio siglo", hoy echa todo por la borda.


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