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spanish.china.org.cn | 18. 08. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

El fracaso en la contención del virus no tiene excusas en los "Estados Desunidos de América"

Palabras clave: EE.UU., COVID-19, política

La pandemia de COVID-19 comienza a mostrar signos de deterioro nuevamente en EE.UU., dando lugar a un fuerte aumento en los números de infecciones en el país. Aun así, republicanos y demócratas siguen debatiendo si ordenar el uso del tapabocas es necesario, y las disputas entre el gobierno federal y los gobiernos locales en materia de control de la pandemia se han convertido en el pan diario de la opinión pública.

Tal caos refleja la ineficacia institucional de los Estados Unidos. La feroz rivalidad partidista, la extrema polarización política y la enorme brecha social; el modelo institucional del que EE.UU. se ha sentido siempre tan orgulloso se ha convertido en "vetocracia." Todo mientras los Estados Unidos de América se convierten gradualmente en los "Estados Desunidos de América" y un fallo en el control de la pandemia es inevitable.

El avance desproporcionado de la pandemia ha obligado a Washington a declarar el estado de desastre en los 50 estados, una situación tan grave que exige a EE.UU. disponer de todos los recursos sanitarios públicos y movilizar todos los sectores sociales. Sin embargo, los dos partidos políticos y las autoridades en los distintos niveles no están trabajando juntos para combatir el virus, tampoco se están esforzando para avanzar en la implementación de pruebas de ácido nucleico, implementar el uso obligatorio del tapabocas, exigir el distanciamiento social, emitir una orden de cuarentena domiciliaria, promover la vacunación, mejorar la distribución de las reservas estratégicas médicas, o implementar el plan de socorro de emergencia. Por el contrario, todos están buscando sacar algún beneficio privado o estratégico, colocando los intereses políticos por encima de la lucha contra la pandemia. Como resultado, más de 620.000 ciudadanos han muerto a causa de la pandemia hasta ahora. Este es precisamente un "fracaso estadounidense", así como los medios de comunicación estadounidenses lo llamaron. La responsabilidad es esencial para el sistema de gobierno de los EE.UU., escribió la revista Times en un artículo.

Los políticos de EE.UU. siempre hablan con orgullo de la separación de poderes, ya que creen que es un mecanismo de control y autocorrección. Sin embargo, las prácticas anticiencia e imprudentes de Washington con respecto a los asuntos internos, y su diplomacia y cooperación internacional contra la pandemia han demostrado que este mecanismo no corrige ningún error, sino que además sirve como escenario para una lucha de poder en medio de una batalla partidista más recrudecida.

El año pasado, demócratas y republicanos, abusando de su "instinto político," ambos asociaron las medidas de control contra la pandemia con la elección presidencial que estaba a punto de suceder. Lo primero que se les vino a la mente no fue cómo contener el virus ni cómo salvar más vidas, sino cómo ganar las elecciones y comenzar a repartir culpas.

Desde que se identificó la pandemia en EE.UU., los dos partidos se la pasaron discutiendo sobre diversos temas y así se perdió un período de gracia. Incluso el sistema judicial, que se considera "independiente" en el mecanismo de separación de poderes, participa en la lucha partidista. El sistema no ha podido dar un buen ejemplo en el manejo de las crisis de salud pública, señaló un académico estadounidense.

No es nada extraño que los gobiernos federales, estatales y locales de EE.UU., controlados por diferentes partidos, comiencen a repartirse culpas y responsabilidades el uno al otro. Bajo la anterior administración, estallaron frecuentes conflictos entre el gobierno federal controlado por los republicanos y los estados azules. No sólo competían por suministros antiepidémicos, sino que las medidas de control de la epidemia implementadas se encontraban en polos opuestos.

Esto reveló en pleno la naturaleza de la política estadounidense: maximizar sus ganancias políticas privadas en un mecanismo estático. Bajo la administración pertinente, el gobierno federal controlado por los demócratas se sigue teniendo conflictos con los estados rojos.

Feroces disputas políticas continúan en todos los estados de la unión. En julio del año pasado, el gobernador de Georgia, un republicano, demandó al alcalde demócrata de la ciudad de Atlanta, la más grande del estado, para detener la orden de uso obligatorio de tapabocas impuesto en la ciudad. En Texas, hoy en día, el uso de tapabocas obligatorio en Dallas también se enfrenta desafío legal por parte del Gobierno estatal. "El Sistema estadounidense está muy descentralizado", explica Fareed Zakaria, periodista de EE.UU., que cree que esta es una razón del fracaso nacional en el control de la pandemia.

El control de la pandemia requiere esfuerzos conjuntos. “Los Estados Desunidos de América" enfrentarán más caos en su lucha contra el virus. No hay certeza sobre control de la pandemia en los EE.UU. y sus políticos se preocupan más por sus intereses que por las vidas y la salud de las personas; una ironía para la "democracia" y los "derechos humanos" que han defendido siempre.

Francis Fukuyama, politóloga estadounidense, asegura que la pandemia ha exacerbado la polarización política en EE.UU., y la polarización podría empeorar conforme pasa el tiempo. En la actualidad, los políticos estadounidenses se están haciendo los de la vista gorda con la división del país. Repartir culpas sólo dejará como resultado una política más polarizada y una sociedad más separada. Debido a ello, son los estadounidenes quienes deberán pagar un costo más alto y el mundo tendrá que enfrentarse a una amenaza mayor que aquella de la pandemia.


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