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spanish.china.org.cn | 02. 08. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

El mundo paga el precio de la politización estadounidense del virus

Palabras clave: politización, Estados Unidos, anticiencia

Estados Unidos padece, sin duda, un grave resurgimiento de la COVID-19. Con más de 100 000 nuevas infecciones diarias el fin de semana, el país se acerca al nivel "sombrío" de la administración de Donald Trump.

A pesar de ser el país con el mayor suministro de vacunas en el mundo, su tasa de inmunización se ha estancado tras alcanzar el 40 % hace un par de meses, para quedarse en 48 %, muy por debajo del 70 % prometido por el Gobierno de Biden para fines de julio. Eso explica por qué el presidente pidió el viernes a los estados y jurisdicciones menores a otorgar $ 100 a quienes opten por inocularse, a fin de alentar a más personas a hacerlo.

En parte, gracias al legado anticiencia de Trump, Estados Unidos cuenta con el mayor número de contagios y de muertes. Hasta el domingo, el total de infecciones superaba los 35 millones, con casi 630 000 decesos.

Pese a la aparición de nuevas cepas, particularmente la delta, más contagiosa, que ha obligado a muchos países y regiones a imponer nuevos bloqueos y limitar los contactos cercanos, los esfuerzos de la administración Biden para doblegar al virus se han visto obstaculizados por la falta de voluntad de muchos a inmunizarse y mantener el distanciamiento social, incluso usar máscaras.

En otras palabras, la sociedad estadounidense aún no ha llegado a un consenso frente a la gran amenaza vírica. No es de extrañar que ciertos estados subestimen abiertamente la situación para evitar dañar la economía local.

Biden no puede culpar de todo a su predecesor, ya que, a excepción de la rápida implementación de su programa nacional de vacunación en los primeros meses después de asumir el cargo, la mentalidad anticiencia arraigada en la población ha sido reforzada por los esfuerzos sistémicos de su gobierno para politizar la pandemia, en particular para echarle la culpa a China.

En lugar de centrarse en controlar el virus y mantener el impulso de la vacunación, Washington ha pasado los últimos meses tratando de coaccionar a la Organización Mundial de la Salud para que niegue los hallazgos de su equipo de expertos en las investigaciones de campo en Wuhan. Ahora, intenta manipular a la agencia hacia un nuevo rastreo del origen del virus en China.

Un juicio erróneo que tanto las administraciones de Biden como Trump parecen haber hecho sobre la pandemia y China es creer que fusionarlos puede restarle a Estados Unidos la mitad de su labor en encararlos. Sin embargo, ignora sus problemas reales.

Estados Unidos y el mundo pagan el precio de estas equivocaciones. La pregunta es: ¿Cuánto tiempo continuarán haciéndolo?


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