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spanish.china.org.cn | 26. 07. 2021 | Editor:Eva Yu Texto

Washington y la lección de las sanciones recíprocas de China

Palabras clave: EE.UU., China

 

Ilustración China - Estados Unidos: Liu Rui


El Ministerio de Asuntos Exteriores de China anunció una nueva lista de sanciones para personas y entidades estadounidenses el viernes por la noche, como contramedida recíproca a la misma práctica errónea de su par contra 7 directores adjuntos de la Oficina de Enlace del Gobierno central en Hong Kong.

Las medidas chinas incluyen al ex secretario de Comercio, Wilbur Louis Ross, a la presidenta de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad, Carolyn Bartholomew, al ex director de personal de la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China, Jonathan Stands, Doyun Kim del Instituto Nacional Demócrata para Asuntos internacionales, al gerente de programas del Instituto Republicano Internacional Adam Joseph King, a la directora de China de Human Rights Watch Sophie Richardson y al Consejo Demócrata de Hong Kong.

El accionar de China no sorprende y solo demuestra que habrá represalias contra cualquier sanción de Estados Unidos. Este no debe pensar que puede presionar a Beijing unilateralmente sin consecuencias. Su arrogancia debe abrir paso a un cuidadoso cálculo de sus pérdidas.

En los últimos 2 años, Washington ha penalizado a varios funcionarios chinos. Beijing ha tomado contramedidas recíprocas en cada ocasión contra personal estadounidense hostil hacia el país, con efectos destructivos. La sociedad china no los ve con buenos ojos y es justo decir que las acciones chinas son una forma de mostrar el descontento público.

Muchos funcionarios de alto rango otrora de la administración Trump conforman la nómina. Son las élites políticas más desfavorecidas de la "puerta giratoria" estadounidense. Normalmente, cuando estos dejan el cargo, su trabajo ideal es convertirse en ejecutivos de multinacionales. Sin embargo, gran parte de estas firmas estadounidenses tienen negocios con China. Si aceptan aquellos en la lista, significará que sus tratos con China tendrán problemas. Los términos de las restricciones chinas no permiten a sus objetivos y afiliados negociar con China. La medida resulta muy fuerte.

Aquellos con el Gobierno de Trump rara vez han encontrado empleos ideales en multinacionales. El ex secretario de Estado Mike Pompeo fue al Instituto Hudson, el ex asesor de Seguridad Nacional Robert O'Brien se unió al Instituto Global de Taiwan en Washington y el ex asesor adjunto de Seguridad Nacional Matthew Pottinger, también pasó a un centro de estudios. El ex consultor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, a menudo acepta entrevistas. Al parecer, tiene mucho tiempo libre.

Aunque algunas personas especulan que Pompeo pasó a las filas del Hudson para allanar su camino a la presidencia en el futuro, no es tan fácil ganarla. Muchos exfuncionarios estadounidenses se han unido a centros de estudios. Una de las razones por las que las empresas los ignoran es que las sanciones chinas han disminuido su valor.

China es un mercado en auge y el mayor país comercial del mundo. Si esta cierra sus puertas a una persona, su carrera ciertamente se ve limitada. A largo plazo, para ciertos individuos, las penas chinas tendrán un efecto gradual mucho más devastador que las sanciones estadounidenses para los chinos.

Uno de los motivos es que los funcionarios chinos son más cautelosos en los vínculos con Washington debido a las restricciones institucionales, no pueden tener intercambios económicos personales con Estados Unidos. Las familias de funcionarios chinos tienen prohibido hacer negocios una vez alcanzado un cierto nivel, y mucho menos si es en Estados Unidos. En contraste, la mayoría de las figuras políticas estadounidenses tienen intercambios económicos directos o indirectos con China. Si la posibilidad de sanciones por parte de China aumenta, mientras sirven a intereses políticos, significará que los ricos estadounidenses encararán un mayor riesgo de participar en política.

En los últimos años, cada vez más estadounidenses ganan dinero haciendo negocios con China. Algunos con una actitud viciosa hacia ella, usan al mismo tiempo sus vínculos como propaganda. Cortar esos nexos debilitará su ventaja y los pondrá en riesgo de quedar marginados.

China solía contenerse bastante. Tenía el compromiso de resolver fricciones con Estados Unidos y rara vez recurría a sanciones. Por lo tanto, tiene recursos que puede usar en su contra, especialmente frente a un reducido número de estadounidenses. El consejo para Washington es no ser tan arrogante. Los tiempos han cambiado. Las penalidades a su disposición disminuyen, mientras que las de China crecen. La competencia entre ambos cambia día a día.

China no crea problemas. Hasta ahora, nunca ha establecido sanciones de manera proactiva. Esto demuestra que su creciente poderío no la ha hecho arrogante. Sin embargo, Estados Unidos la obliga a reaccionar y tomar acción. China resalta las negociaciones, pero cuando sea necesario tomará cartas en el asunto. Estados Unidos confía en las sanciones para aplastarla, para transformar sus ventajas y revitalizar al país, pero esto es solo una ilusión.


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