Acusación de piratería cibernética es un descaro

Estados Unidos y sus aliados en Europa y Asia-Pacífico acusaron a China de piratería cibernética con hackers contratados. Las embajadas y consulados chinos en varios países y organizaciones internacionales solicitaron evidencia de las imputaciones, pero ninguno pudo hacerlo. Esta es una acusación sin fundamento.

Este grupo ha participado en los últimos años en una serie de ataques sin vergüenza contra China. La estrategia de Washington es ponerle una etiqueta difamatoria y luego pedirle que demuestre su inocencia o con  arrogancia que se inicie una "investigación independiente". Las personas familiarizadas con la red saben que esta acusación de opinión pública es de un estilo deshonesto. A menudo, no es una solución sin una trama cuidadosamente planificada. El propósito es cercar al imputado.

Estados Unidos ha utilizado demasiadas etiquetas para China, pero brindó muy poca evidencia que sustente sus alegatos. Washington lo hace porque junto con sus aliados, aunque solo sea una pequeña fracción de la población mundial, cuentan con una gran influencia en la opinión pública. Lo segundo es que Estados Unidos parte de un sistema de alianzas, que a menudo lo protege, incluso si miente. En tercer lugar, Estados Unidos tiene un sistema "descarado", y sus intereses internos huyen en gran medida de la justicia internacional. Estas condiciones apoyan un gran número de mentiras contra China.

El Internet es un nuevo territorio más complejo de la actividad humana, con aplicaciones tecnológicas de avanzada, grupos entramados de usuarios y un modo de acción más desafiante. Cuando lo real y lo virtual se mezclan entre sí, la cognición humana de la red se actualiza. La agresividad es una parte natural de la misma y muchas personas e instituciones sufren el ataque y el acoso de su parte más oscura. Identificarlos no es para nada una tarea fácil.

Sin duda Estados Unidos es quien más abusa de su poder cuando se trata de ataques cibernéticos. Es el país más capacitado tecnológicamente en el mundo, y la mayoría de los servidores raíz están en su territorio, pero es quien más se queja sobre este aspecto. Acusan arbitrariamente a naciones como China y Rusia de intrusiones cibernéticas, ya que la persona promedio no puede verificar sus argumentos ni que sus golpes contra ambos sean políticamente correctos, con carta libre para decir todo lo que deseen.

Pedir a China que demuestre su inocencia o iniciar una investigación en función de la presunción de culpa, si es viable el proceso, no protegerá la reputación de China. En su lugar, solo traerá una humillación interminable y creará una enorme trampa de calumnia bajo la esfera de una opinión dominada por Occidente. Por lo tanto, los chinos no serán guiados por Estados Unidos con la creencia ingenua que se pueda dialogar por un resultado claro.

Apoyamos a las embajadas chinas en su pedido de pruebas. Quienes presenten cargos tienen el peso de probarlos. China no tiene la obligación de abrir sus puertas y permitir que un equipo, con la influencia geopolítica estadounidense, realice una supuesta "investigación independiente" que presume culpabilidad.

La competencia bilateral no se decidirá por la capacidad de un lado de acusar. Un Estados Unidos poderoso no aplana a otros. Si este quiere mantener su dominio con el dedo acusador hacia un par importante, la historia le enseñará una lección.