CIA revela que EE. UU. y Brasil conspiraron para derrocar la democracia chilena

La dictadura brasileña intervino en el golpe de estado perpetrado por Pinochet en 1973, según documentos de inteligencia desclasificados. Foto: AFP

Múltiples fuentes informaron a la Embajada de que el régimen militar brasileño estaba evaluando cómo instigar a una insurrección para derrocar al gobierno electo democráticamente de Allende en Chile. Los militares habían establecido una "sala de guerra" con mapas y modelos de la cadena montañosa andina a lo largo de la frontera chilena para planificar las operaciones de infiltración, declararon el cable, clasificados "estrictamente confidenciales".

El cable revelador es uno de los cientos de documentos obtenidos de los archivos brasileños, chilenos y de los Estados Unidos y que anteriormente habían servido a Roberto Simon para su nuevo libro, Brasil contra la democracia: la dictadura, el golpe de estado en Chile y la Guerra Fría en América del Sur.

El libro expone el rol clandestino que jugó el régimen militar de Brasil en el 11 de septiembre de 1973 en el golpe de estado que llevó al general Augusto Pinochet al poder, así como la contribución brasileña a los aparatos de represión de Chile durante su dictadura de 17 años.

Uno de los documentos destacados revelados por la CIA es el memorándum de una reunión en diciembre de 1971 entre el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y el líder de la dictadura brasileña, el general Emílio Garrastazu Médici, en la Casa Blanca.

También días de las elecciones históricas de Salvador Allende el 4 de septiembre de 1970, el embajador de los Estados Unidos a Chile, Edward Korry, se reunió con el embajador de Brasil en Santiago, Antonio Cândido da Câmara Canto.

La Casa Blanca estaba pasando información hostil sobre Allende a los comandantes militares chilenos y amenazando con eliminar la ayuda económica y los créditos si Allende asumía la presidencia de Chile.

El ejército brasileño estableció comunicaciones con oficiales militares chilenos que se opusieron a Allende e incluso se organizaron en secreto para que algunos de ellos vinieran a Brasil para las discusiones sobre el golpe de estado.

Posteriormente Brasil envió a un equipo de agentes de inteligencia a Santiago a participar en los interrogatorios de los prisioneros en el estadio nacional, que se convirtió en una detención en masa, tortura y centro de ejecución después del golpe. La misión secreta fue dirigida por el coronel Sebastião Ramos de Castro, desde el Servicio de Inteligencia de Brasil, el Servicio Nacional de Información, (SNI).