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spanish.china.org.cn | 29. 03. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

H&M sufre en carne propia la dura corrección política occidental

Palabras clave: H&M, Xinjiang, algodón

¿La sociedad china ha reprimido a H&M, Nike y otras compañías multinacionales por su postura en relación a los problemas de suministro de algodón en Xinjiang como señalan algunos medios de comunicación occidentales? Si a Occidente le resulta difícil entender el sentir chino, imaginen cuál sería su reacción si estas firmas hicieran comentarios antisemitas en sus países.

A medida que el conflicto por el tema de Xinjiang avanza, la opinión pública también endurece su posición en varias naciones. Según ella, oponerse a China al pisar su línea roja se ha convertido casi en una especie de buena política. Frente a tal presión, H&M no se disculpó en su nota aclaratoria el miércoles luego que los internautas chinos supieran que la empresa había declarado, ya desde el 2020, que prohibía cualquier tipo de "trabajo forzado" en su cadena de suministro en Xinjiang, citando derechos humanos, porque teme ofender la corrección política occidental.

Sin una respuesta directa a las críticas, la compañía sueca reiteró su apoyo a los agricultores de algodón en todo el mundo para la adopción de métodos sostenibles de cultivo de esta planta. Los chinos, evidentemente, no pueden aceptar tal vaguedad.

H&M no puede retroceder porque la opinión pública occidental ya la considera víctima de la llamada supresión china, y yace atrapada en dicho juego político. Durante la demonización de Xinjiang por Occidente, muchos académicos sin escrúpulos han creado mentiras, y varios políticos rechazan ciegamente el accionar de China. Como multinacional, H&M siente la presión de optar por ofender al mercado chino. La prensa occidental la muestra ahora como víctima de las enérgicas medidas de Beijing. El Washington Post indicó que la firma “sufre un ataque oficial” y el Wall Street Journal incluso apuntó que estaba “bajo asalto”.

El sentir del pueblo chino en realidad no es difícil de entender, especialmente si vemos otros casos similares de compañías occidentales atrapadas en la turbulencia de una controversia antisemita. Por ejemplo, en 2020 Facebook enfrentó una gran presión porque no eliminó las negaciones del genocidio nazi de su plataforma. En 2019, el New York Times tuvo que disculparse porque una de sus caricaturas presentaba rasgos antisemitas.

En China, la gente también tiene límites y las empresas, tanto nacionales como internacionales, deben respetarlos. Pero, obviamente, Occidente no acepta que sus compañías “se rindan” ante China.

Para Beijing, es una buena oportunidad para que su empresariado aumente su participación en el mercado. Sin embargo, para H&M y sus pares, debido al doble estándar y la coerción de la opinión pública occidental, es difícil complacer a ambos bandos, y tendrán que pagar por su comportamiento.

Los occidentales tienen una posición difícil de doblegar, pero se enorgullecen de una libertad de expresión sin tabúes. Sin embargo, critican la reacción china a comentarios ofensivos. Ellos forzaron a multinacionales como H&M a ofender al público chino. Occidente no tiene derecho a criticarlo, a menos que la firma sueca tenga la libertad de disculparse por sus afirmaciones.


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