COMENTARIO: Dejen de entrometerse en los asuntos internos de China con el pretexto de los derechos humanos

Las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE) a individuos y entidades chinos en relación a Xinjiang son trucos políticos malintencionados que se injieren de forma grave en los asuntos internos de China con el pretexto de que se trata de asuntos relacionados con los derecho humanos.

Es imprescindible que la UE ponga fin a su práctica hipócrita y su doble rasero y deje de seguir avanzando por el camino equivocado.

En primer lugar y ante todo, la acusación de la UE se basa exclusivamente en mentiras y desinformación. Ignora o distorsiona hechos básicos sobre Xinjiang con fines políticos.

En los últimos más de 60 años, la economía de Xinjiang se ha multiplicado por más de 200, al tiempo que la esperanza de vida media y la población uygur se han duplicado. Además, a través de pruebas múltiples y contundentes mostradas al mundo, China ha enfatizado de forma reiterada que los problemas relacionados con Xinjiang tienen que ver con la lucha contra el terrorismo, el extremismo y el separatismo, y no sobre violaciones de derechos humanos como falsamente aseguran algunos políticos occidentales.

China ha enviado multitud de invitaciones a diplomáticos de toda la UE para que visiten Xinjiang. Tal como afirmó hace poco el embajador Zhang Ming, jefe de la Misión de China ante la UE, esa región autónoma china está abierta a embajadores, diplomáticos, periodistas y turistas europeos.

Sin embargo, es el bloque comunitario el que ha retrasado sus visitas y ha realizado demandas irrazonables. Es también lamentable que esos políticos europeos se dejen enredar por las informaciones falsas sobre Xinjiang de algunos medios de comunicación occidentales y sigan difundiendo mentiras y desinformación.

En segundo lugar, las sanciones de la UE violan flagrantemente el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales. China ha rechazado una y otra vez estas medidas de grave injerencia, y ha obtenido a este respecto un gran apoyo a nivel mundial.

El 12 de marzo, 64 países hicieron una declaración conjunta en el Consejo de Derechos Humanos, instando a las principales naciones a dejar de utilizar los temas relacionados con Xinjiang para interferir en los asuntos internos de China, no hacer acusaciones por motivos políticos contra China y abstenerse de usar las cuestiones de derechos humanos como excusa para disuadir el desarrollo de los países en desarrollo.

Por último, pero no menos importante, la medida de la UE ha socavado gravemente el progreso logrado con tanto esfuerzo en las relaciones entre China y la UE, lo que no beneficia a ninguna de las partes.

Los logros de la asociación estratégica integral entre China y la UE no se construyeron con facilidad. La parte europea debe apreciar la situación que se ha ganado con tanto esfuerzo y crear condiciones más favorables para las relaciones entre Beijing y el bloque, a fin de beneficiar a las personas de ambas partes.

Además, frente a desafíos globales cada vez más complejos, incluida la pandemia de COVID-19 y el cambio climático, China y la UE deben cooperar en lugar de enfrentarse entre sí, su cooperación es de gran importancia mundial.

Por eso las sanciones de la UE son perjudiciales. El ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, ha señalado que las sanciones de la UE fueron extremadamente dañinas, ya que continuarían "envenenando la cooperación entre la UE y China".

Por tanto, es hora de que la UE reflexione sobre sí misma y haga esfuerzos positivos para corregir la situación.

Vale la pena mencionar que también el lunes, China anunció sanciones contra 10 personas y cuatro entidades de la UE, ya que dañaron gravemente la soberanía y los intereses de China y difundieron maliciosamente mentiras y desinformación.

Esto envía un mensaje claro de que si la UE, o cualquier otro país occidental, sigue el camino equivocado, China seguramente dará respuestas decididas.