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spanish.china.org.cn | 02. 03. 2021 | Editor:Eva Yu Texto

CNN critica el accionar de China y no llora por las víctimas de COVID-19 en EE.UU.

Palabras clave: CNN, COVID-19 en EE.UU.

 

Manhattan detrás del cementerio Calvary en Nueva York, Estados Unidos, el 18 de enero de 2021. (Xinhua)


China ha logrado controlar la epidemia de COVID-19, mientras que los medios estadounidenses no pueden hacer lo propio con su guerra de opinión sobre China. En otro reciente artículo titulado "Los que dicen la verdad", “CNN enumeró a las personas que compartieron detalles de la pandemia de COVID-19 y que Beijing dejó fuera". Luego, el medio acusó al país, como siempre, de ocultar el brote inicial en Wuhan y de tomar medidas enérgicas contra los llamados periodistas ciudadanos.

Por mucho tiempo, la prensa estadounidense no ha encontrado la manera de acusar nuevamente a China. Este reporte atiza las llamas. Cuando el Dr. Li Wenliang, uno de los primeros en advertir sobre el nuevo coronavirus, murió a causa del mismo el año pasado, y cuando el "periodista ciudadano" Zhang Zhan, que cubrió el brote en Wuhan, fue sentenciado a 4 años, los medios estadounidenses, como CNN, brillaban porque tenían nuevas herramientas para atacar y avergonzar a China.

Para ellos, estas personas son armas. Sus vidas y derechos no son algo que realmente les importe. El llamado “cuarto poder” ni siquiera ha derramado una lágrima por la muerte de más de 500 000 estadounidenses en la pandemia debido a la incapacidad de su Gobierno. ¿Cómo pueden sentir simpatía por unos pocos chinos?

Un año después de surgido el virus, lo único que pueden hacer es continuar apoyando al Gobierno en culpar a otros. El fracaso de Estados Unidos es la mayor mancha para las élites periodísticas, orgullosas del país hasta el punto de la arrogancia.

No ven esperanza alguna en que la sociedad estadounidense actual se recupere de su patología, y solo se quejan de China. Para mantener el ímpetu y el atractivo de su guerra mediática, los medios deben cambiar su estrategia e inventar nuevas historias. Declaraciones como "ocultar la epidemia" y "represión política" van mejor con el objetivo a largo plazo de dar forma a la imagen de China frente a la opinión pública en Estados Unidos.

No importa cuán erróneo sea el contenido, es suficiente para engañar a Occidente durante algún tiempo. Esta es la carta más fácil y barata que puede jugar la prensa occidental en su ataque a China.

Desde el estallido de la pandemia, Washington ha tenido muchos recursos para difundir rumores. Además del expresidente, el secretario de estado y los congresistas, los medios también han contribuido a alimentar el fuego. Con el apoyo de la alianza “Five Eyes” (Cinco ojos) y otros aliados, Occidente ha formado un grupo de fuerzas unidas por intereses políticos y sistema de valores que se moviliza constantemente.

Dentro del mismo, solo hay clichés y teorías de conspiración. No muestran el más mínimo respeto por los hechos, la ciencia y la moral. La prensa estadounidense coopera con los políticos en sus luchas internas y su competencia en todo el mundo.

Tal politización de la lucha contra la COVID-19 ha impedido que su sociedad se enfoque en el virus. Como resultado, la ciencia ha dado paso a la política y la lucha ha primado sobre la cooperación internacional. Los cálculos políticos anulan todo: si esta es la lógica de Estados Unidos en lo referente a la COVID-19, entonces los valores que prevalecen deberían verse como indicadores de la opinión pública de los medios sobre China.

Estos, como CNN, atienden activamente la ideología y la orientación de valores de su público, incluso a expensas del principio de autenticidad y objetividad. Intentan atraer su atención incentivando conflictos. Inventan información irritante y dramática. En Estados Unidos y la sociedad occidental, el conservadurismo y el populismo aumentan. La situación epidémica no mejora y sus economías sufren un retroceso. En tales circunstancias, promocionar problemas de China con el virus y velar por una opinión pública xenófoba se ha convertido en una herramienta útil para algunos medios.

La respuesta inicial de China a la epidemia se vio limitada por la falta de conocimientos sobre el virus y el temor de provocar el pánico general por una enfermedad rara. La respuesta tardía ha sido ampliamente criticada por la prensa y el pueblo chino, pero la sociedad no cayó en una guerra ni se echó la culpa, por el contrario se movilizó de manera colectiva para combatirla.

Al mismo tiempo, China ha mejorado su transparencia durante este proceso. Trabajó con la Organización Mundial de la Salud (OMS) de manera seria y le permitió investigar y sondear los orígenes del virus en China.

No obstante, la prensa estadounidense no enfrentó directamente las indagaciones que señalaban que era poco probable que el coronavirus se hubiese filtrado de un laboratorio chino. Tienen una mentalidad amarga hacia la exitosa lucha vírica de China, la transición sin percances al trabajo y la reanudación de la producción. Lo único que pueden hacer es repetir mentiras histéricas sin descanso.

China no puede despertar a alguien que finge estar dormido. Ante el éxito del control de la epidemia, los medios occidentales solo pueden fingir hacerlo.

 

El autor es editor del Global Times.  


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