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spanish.china.org.cn | 01. 02. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Hong Kong es un juego perdido para el Reino Unido

Palabras clave: Hong Kong, China, Reino Unido, BNO

El Reino Unido inició el domingo la implementación de nuevas políticas para la solicitud de ciudadanía dirigidas a residentes de Hong Kong con pasaportes de Nacionales Británicos de Ultramar (BNO, por sus siglas en inglés). El Ministerio de Relaciones Exteriores de China y el gobierno de la Región Administrativa Especial de Hong Kong anunciaron su no reconocimiento como documento de viaje válido o de identidad a partir del mismo domingo.

En junio de 2020, después de aprobarse la ley de seguridad nacional de Hong Kong, el Reino Unido amenazó con abrir un nuevo canal para que sus residentes ingresaran al país por motivo de estudio o trabajo y, finalmente, solicitaran la ciudadanía británica. Ahora, lo está poniendo en práctica.

Antes del domingo, según el Gobierno británico, los titulares de pasaportes BNO "pueden permanecer en Reino Unido como visitantes hasta 6 meses sin visa", pero están "sujetos a control de inmigración y, en calidad de visitantes, no tienen derecho a vivir, trabajar o estudiar por largo tiempo" en el país. Bajo las nuevas reglas, ellos y sus familiares cercanos pueden pedir entrar o permanecer en Reino Unido por 5 años, y "solicitar su permanencia después de dicho periodo si cumplen los requisitos".

La prensa occidental estima que existen alrededor de 2,9 millones de hongkoneses elegibles para la nueva visa BNO, y un total de 5 millones de contarse a sus familias. Pero, obviamente, no todos podrían quedarse. Si demasiados titulares ingresan y permanecen, pero no encuentran un sustento de vida, es probable que la nación no pueda soportar la carga.

Londres ha adelantado pronósticos. Cree que unos 300 000 residentes llegarán al Reino Unido con dinero propio durante un lustro. Esto no creará un impacto inmigratorio, pero traerá flujo de capital, por lo que estiman que será beneficioso.

Sin embargo, aunque las consecuencias económicas son importantes para el Reino Unido, no tendrán un efecto a largo plazo en China, una megaeconomía. Podría haber algunos a corto plazo, pero no insuperables. Además, la partida de algunas personas no dispuestas a construir un Hong Kong mejor no merece la ansiedad del Gobierno regional ni del resto de China.

Por lo tanto, el desplazamiento en sentido político es mayor que sus consecuencias en otras esferas. Es de suponer que la mayoría será muy cautelosa al inmigrar al Reino Unido con la visa BNO.

Podría decirse que Londres atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia. El impacto es grande por la epidemia de COVID-19, con el mayor número de muertes en Europa. Los elementos clave que sostienen su fortaleza nacional a largo plazo se reducen. El brexit fue una manifestación de la vacilación y ansiedad general del país.

Francamente, el Reino Unido de hoy no es capaz de sostener la bandera de Occidente para encontrar fallas en los asuntos de Hong Kong de China. Londres llama a la humillación, si no puede ir con la tendencia actual y participa en espectáculos políticos que provocan a China.

Los medios occidentales señalan a una figura acusadora en los asuntos de Hong Kong. Sin embargo, algunos caen en la introspección: saben que Hong Kong era un caos antes y que la ley de seguridad nacional era un paso inevitable para restaurar la estabilidad en la ciudad. Estas personas saben que la intervención de Occidente no fue más que un gesto, sin poder para que Beijing o la región de Hong Kong dieran marcha atrás en sus decisiones. Además, la presión estadounidense es una táctica para convertir a la ciudad en un peón en sus juegos con China.

Lo que cuenta es que Hong Kong va dejando el conflicto en el que estaba sumido en 2019. La ley ha significado gradualmente la paz. Y esto cambiará la forma en la que fuerzas externas interfieren en los asuntos de Hong Kong. El Reino Unido perderá más puntos políticos si mantiene el dedo acusador en esa dirección. A medida que pasa el tiempo, el único valor que le queda a sus esfuerzos será complacer y cooperar con la estrategia de Washington.

El Reino Unido debe tener cuidado de no perderse como lo ha hecho Australia y quedar como un apéndice de Estados Unidos al menos en su postura hacia China, puesto que la gente puede ver claramente su cambio constante por Estados Unidos. La autonomía británica es ahora mucho menor que la de muchos de los aliados asiáticos del país norteamericano.

Hace varios años, el Reino Unido declaró que sus lazos con China pasaban por una "Era Dorada", ahora Londres actúa más como una marioneta de Washington. Abandona su propia influencia internacional y pierde algunas oportunidades relevantes.

Hasta ahora, Occidente ha dispuesto sanciones mínimas a Hong Kong. Obviamente, las palabras han sido más que los hechos. Se espera que el Reino Unido pueda recuperar la claridad sobre lo que es real, ya que sería patético si creyera que todavía es un cañón, cuando justamente es el objetivo del mismo para Estados Unidos.


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