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spanish.china.org.cn | 27. 01. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Dependencia excesiva en ciertas vacunas debilita a la UE

Palabras clave: vacuna, UE, Pfizer

Vacunas COVID-19 y jeringas con los logotipos de la farmacéutica estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech.


La pandemia de COVID-19 continúa causando estragos en Europa y sus países esperan que la campaña de vacunación a gran escala frene la enfermedad.

Sin embargo, la farmacéutica estadounidense Pfizer, su principal proveedor, anunció recientemente un retraso en las entregas. Muchos líderes del bloque europeo expresaron su descontento por la situación.

Según Reuters, el gobierno italiano envió el lunes una notificación a la firma pidiéndole que respete sus compromisos contractuales, informó la comisión especial nacional.

Pfizer emitió un comunicado el 15 de enero en el que señaló que los envíos se estaban viendo afectados por cambios en sus procesos de fabricación para aumentar la producción, y "esto tendrá un impacto temporal en las entregas desde fines de enero hasta principios de febrero". Aunque Pfizer indicó el lunes que volvería a su programa original para la UE esta semana, queda por ver si lo podrá lograr.

"Europa invirtió miles de millones en el desarrollo de las primeras vacunas del mundo, para crear un bien común que sea global. Ahora las compañías deben cumplir", sostuvo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el martes en la reunión anual virtual del Foro Económico Mundial.

La demora de la firma estadounidense debe ser una decisión política. Los llamados ajustes en la fabricación de las vacunas puedan ser solo una excusa. Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia en el mundo, con la mayor cantidad de casos y muertes. En este contexto, su demanda de vacunas es grande y es posible que la capacidad de producción de Pfizer no esté a la altura. Estados Unidos necesita satisfacer primero sus necesidades y luego vienen los demás, lo cual va en línea con su política diplomática: "Estados Unidos primero".

Antes de asumir el cargo, su nuevo presidente, Joe Biden, dijo que su prioridad sería abordar la pandemia. Si no puede manejarse con eficacia, será difícil ganarse la confianza y el apoyo popular. Para asegurarse de que más estadounidenses estén vacunados, retrasar los envíos a Europa es una opción natural. Un plan científico para combatir el virus debería garantizar la vacunación a gran escala en el país, pero Estados Unidos no puede contravenir los contratos ni obstaculizar los esfuerzos de cooperación internacional contra la crisis sanitaria.

Otra posible causa puede ser que las farmacéuticas hayan encontrado otros problemas relacionados con las vacunas.

No importa cuál sea la razón, la medida de Pfizer viola su compromiso. Es comprensible que algunos líderes europeos no estén satisfechos con ella. A pesar de que el Gobierno de Biden afirmó que se dedicaría a restaurar su influencia y liderazgo internacional, al menos en términos de producción y entrega de vacunas, Estados Unidos aún no cumple dicho rol.

La anterior administración ensalzó el "Estados Unidos primero". Para salvaguardar sus intereses, Washington a menudo sacrificó a sus aliados. La excesiva dependencia europea en unas cuantas empresas estadounidenses y británicas para las vacunas podría ponerla en una posición vulnerable. El retraso de los envíos de Pfizer significa que los casos y las muertes aumentarán.

Estados Unidos y la UE han tenido muchas discusiones sobre cuestiones globales fundamentales. El descontento de la segunda con la entrega de vacunas de Pfizer agravará sus fricciones. En este contexto, ¿cómo pueden los países europeos confiar en el liderazgo de Estados Unidos y en el compromiso de Biden de restablecer la alianza con ellos? Este incidente demuestra claramente la duplicidad e hipocresía del país norteamericano.

La UE debió tratar de diversificar el suministro de vacunas. Sus países necesitan buscar alternativas; de lo contrario, una crisis de salud pública más grave se avecina.

El Gobierno húngaro dijo el 14 de enero que había llegado a un acuerdo con Sinopharm de China para adquirir su vacuna. BBC informó que su primer ministro señaló que la única forma en que el país podría satisfacer la demanda de inoculación, dados los lentos envíos de Pfizer-BioNTech, es comprándola a Rusia y China.

Hungría ha dado un buen ejemplo a sus socios. Para reducir el riesgo de dependencia excesiva en una o dos vacunas en particular y frenar el virus, los países europeos deben buscar otros proveedores. Desde la perspectiva de calidad y ritmo de entrega, las chinas son una opción decente para ellos.


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