spanish.china.org.cn | 01. 01. 2021 | Editor:Teresa Zheng | Texto |
Por Jorge Fernández
El pueblo chino forjó con acciones específicas el rumbo que el país tomó en 2020.
Para muchos, despedir al 2020 es algo anhelado con urgencia dados los catastróficos efectos traídos consigo por la pandemia a lo largo de todo el calendario. Y tomando en consideración el devastador recuento de los daños ocurridos, se asume en automático que en 2021 las tragedias quedarán en el pasado y que aires más benignos marcarán nuestras andanzas en los siguientes doce meses. La vehemencia del deseo es razonable puesto que, después de todo, un acontecimiento como el de la COVID-19, sin contar las dos conflagraciones bélicas del siglo pasado, no habían llevado a niveles tan inestables el comportamiento político, económico y social del mundo.
Desafortunadamente, el camino que se forja de cara al porvenir no se sustenta con anhelos, sino con acciones específicas orientadas a generar un cambio. Al igual que otros países, China padeció el embate del nuevo coronavirus. En medio de una crisis sanitaria, el pueblo, lejos de acongojarse y lamentarse por el patógeno, en ese entonces invisible y desconocido, asumió una actitud activa que definió contundentemente el desempeño nacional en este año que pasó. China, que atestiguó una caída en picada de su actividad productiva en el primer trimestre pasado, será la única gran economía que crecerá en 2020.
¿Qué hizo posible que China superara una estridente caída y se colocara, en medio de una pandemia, a la cabeza del crecimiento económico mundial? En la víspera del año nuevo, el presidente de China, Xi Jinping, envió un emotivo mensaje de año nuevo que sintetizó cómo con actitud firme y acciones concretas, la nación china encaró con energía, rapidez y eficiencia el inesperado brote de la COVID-19. “Mostramos el amor humano, priorizamos el pueblo y la vida y creamos la épica de la lucha contra la epidemia con persistencia y la unión de todas las fuerzas”. Todo ello no hubiese sido posible sin la ejecución precisa y a la medida de acciones concretas desplegadas por la dirigencia nacional.
El presidente de China resaltó en su alocución la labor de innumerables personas, unidas como una gran muralla, para proteger la vida. Sus esfuerzos concertados hicieron posible la extraordinaria hazaña de domar al nuevo coronavirus y reanudar con eficiencia el funcionamiento de la vida nacional. El pueblo en su conjunto unió fuerzas y forjó con acciones su propio destino. “¡Cada persona es extraordinaria! ¡Mis más sinceras condolencias a todos los pacientes que, desafortunadamente, contrajeron la enfermedad! ¡Homenaje a todos los héroes comunes! Estoy orgulloso de mi gran patria y pueblo, y me enorgullezco del espíritu nacional de no cesar para superarse”.
En medio de las adversidades, China concluyó exitosamente las metas fijadas para el XIII Plan Quinquenal, logró la victoria en la lucha por la liberación de la pobreza y registró importantes avances en proyectos de investigación científica. La comunidad internacional observó en China a un actor dispuesto a revertir con entereza las desventuras y a una figura internacional dispuesta a solidarizarse, a trabajar conjuntamente y a ayudar a aquellos que sufren los embates de percances inesperados. En voz de Xi Jinping, “Avanzamos juntos por el camino correcto, bajo un mismo cielo. Después de experimentar un año azotado por tormentas, aprendemos más profundamente que nunca el significado de la Comunidad de Futuro Compartido para la Humanidad”.
El desempeño de China a lo largo de 2020 es digno de inspiración. Es la historia de un pueblo que lucha por materializar las metas establecidas y que no recula ante los golpes asestados por situaciones inesperadas. Es ejemplo de un actor que no forja su destino con sueños ni palabras sino con hechos y trabajo. La nación recibe a este 2021 con plena confianza de que con la ejecución de esfuerzos concretos el camino rumbo a la gran revitalización de la nación se acortará cada vez más.