Opinión>
spanish.china.org.cn | 09. 12. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Camberra y la diplomacia del megáfono a favor de EE.UU.

Palabras clave: Australia, diplomacia, EE.UU.

Los megáfonos se utilizan para amplificar las voces más pequeñas. Para intimidar a un adversario, el débil clamor solo puede ganar ímpetu con un sonido ensordecedor. A menudo no logra su objetivo. Esto describe acertadamente lo que Canberra ha tratado de hacer con Beijing en los últimos años, y en particular estos meses y semanas.

Desde mediados de 2017, los gobiernos de la Coalición Nacional Liberal de Australia han lanzado una cacofonía anti-China. El comienzo de ellas comenzó con el ex primer ministro, Malcolm Turnbull. Hablando en chino mandarín, Turnbull indicó que el pueblo australiano se había "levantado" cuando en realidad su administración simplemente mostraba cuán fácilmente podía convertirse en un títere de la política de Trump.

Su sucesor, Scott Morrison, parece ser más hábil en el uso de la diplomacia del megáfono. Australia ha sido pionera en movimientos anti-China, impensables e indignantes. Estos incluyen la prohibición general de Huawei y la instigación de una pesquisa sobre el origen y la propagación del nuevo coronavirus. Esto lo ha convertido en el atacante más feroz de China en el mundo, solo superado por Estados Unidos.

Las duras críticas han devenido un signo de corrección en círculos políticos y mediáticos de Australia. Sin embargo, estas palabras despectivas y vacías son erróneas y carecen de pruebas sustanciales.

El vilipendio más reciente de Morrison al tuit del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, es un claro ejemplo. Lo calificó de una obra de arte generada por computadora como "una foto falsa", con palabras poco diplomáticas como "repugnante" y "vergonzoso" para atacar a Beijing y exigir descaradamente una disculpa del Gobierno.

El primer ministro australiano intentó enviar un mensaje para recordarle al equipo de Biden la importancia estratégica de Australia en el Indo-Pacífico. Canberra también buscó una alianza cuasimilitar con la nueva administración Suga de Tokio y participó en los ejercicios navales de Malabar con Estados Unidos, India y Japón. A partir de la creciente retórica y acciones de Canberra, podemos ver claramente su objetivo de servir de manera proactiva como cómplice en la cruzada de Washington contra China.

China ha sido el principal socio de Australia en comercio, educación internacional y turismo. Nunca ha provocado ningún enfrentamiento. Ha promovido constantemente la cooperación y los intercambios a fin de obtener beneficios e intereses mutuos. Durante casi 30 años, Australia ha mantenido su crecimiento económico pese al impacto negativo derivado de la crisis financiera mundial. En 2014, ambos países elevaron sus relaciones a Asociación Estratégica Integral, y el Tratado de Libre Comercio, firmado en 2015, luchó contra una política exterior estadounidense cada vez más aislacionista y proteccionista.

Sin embargo, las buenas intenciones y los actos de China solo generaron un rencor malicioso de Australia. Siguiendo paso a paso a la Casa Blanca, Morrison, quien ha sido ensalzado como "hombre de titanio" por Trump, ha aprovechado cada oportunidad para provocar a China. Al alinearse con la campaña anti-China de Washington, el Gobierno australiano sacrifica sin sentido el interés nacional.

Gracias a los gobiernos de Turnbull y Morrison, Australia ha cambiado drásticamente sus exitosas y rentables políticas de pragmatismo en relación con China. Ha llevado persistentemente los lazos al borde del abismo. Cada vez más empresas, inversores y consumidores chinos pierden confianza en su rol como socio económico fiable, y estudiantes y padres tienen dudas al considerar al país como destino educativo.

Australia ha cambiado significativamente con Turnbull y Morrison dirigiendo, o desvirtuando, el curso de los vínculos con China. Los incesantes señalamientos, insultos y hostilidad han causado una profunda decepción y quizás haya llegado el momento de repensar y recalibrar la relación con el país oceánico.


   Google+