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spanish.china.org.cn | 08. 12. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

¿Tiene Australia autoridad moral para juzgar en materia de derechos humanos?

Palabras clave: Australia, China, derechos humanos

El parlamento de Australia emitió un informe el lunes titulado "Criminalidad, corrupción e impunidad: ¿Debería Australia unirse al movimiento de Global Magnitsky?" Este documento expresa el apoyo a la legislación de estilo Magnitsky en Australia "para permitir sanciones selectivas a personas que han cometido abusos contra los derechos humanos", y explica que las sanciones pueden incluir prohibir la entrada al país a las personas sancionadas y congelar o confiscar sus activos financieros.

No es de extrañar que China sea nombrada en el informe, afirmando que "con respecto a China, hemos permitido que continúe esta impunidad". Algunos medios de comunicación australianos no pudieron ocultar su impaciencia por apuntar a China incluso antes de que se publicara el informe. El Sydney Morning Herald sugirió el domingo: "La medida presionará al gobierno para que considere la posibilidad de imponer sanciones a los funcionarios del gobierno chino responsables de abusos contra los derechos humanos en la región de Xinjiang".

A decir verdad, no hay nada de malo en castigar a quienes violan los derechos humanos. Sin embargo, queda una pregunta sin respuesta: ¿quién determinará si se han violado los derechos humanos o no?

Australia efectivamente salió al paso con una respuesta. Dado que quiere una legislación al estilo de Magnitsky, siguiendo los pasos de Estados Unidos, Canberra demuestra que está dispuesta a ser obediente con Washington, regalándole el poder de tener la última palabra a Estados Unidos.

Australia está imitando a Estados Unidos en cada paso en temas relevantes, señaló el lunes a Global Times Yu Lei, investigador principal del centro de investigación para los países insulares del Pacífico de la Universidad Liaocheng en la provincia de Shandong, este de China. Los países occidentales liderados por Estados Unidos pueden utilizar la legislación sobre derechos humanos para sancionar a cualquier país en desarrollo, explica Yu, y agrega que "las sanciones pueden luego ampliarse a un rango más amplio, desde la política y la economía hasta las altas tecnologías, con el objetivo final de consolidar la hegemonía ideológica y el poder blando de Estados Unidos".

A la par que Canberra copia ciegamente las normas ideológicas de Washington, también podría echar un vistazo a la situación de los derechos humanos en este susodicho faro de esperanza y libertad. Desde el día en que George Floyd murió por asfixia inducida por una rodilla en su cuello por parte de un oficial de policía en mayo, las protestas violentas se han extendido por todo Estados Unidos y la continua turbulencia no ha disminuido.

Cuando Australia convierte los derechos humanos en un arma contra países con los que no está de acuerdo, para los chinos es simplemente como ver a un criminal felicitándose a sí mismo tras un gran golpe; levantando la bandera de los derechos humanos sobre una pila de cadáveres de civiles afganos inocentes. Seguramente pasó por alto la necesidad de limpiar la paja en el ojo propio antes de acusar a otros. ¿Debemos recordarle a Australia que sus instalaciones de detención de inmigrantes han sido condenadas por motivos de derechos humanos e incluso han sido comparadas con campos de concentración? Es infantil que Canberra se preocupe más por Beijing que por sus propios asuntos.

En los últimos años, China ha sido testigo de un progreso histórico en la mejora de los medios de vida de las personas, especialmente en Xinjiang, que ha estado constantemente en el centro de atención de los países occidentales. Sin embargo, a Occidente simplemente le gusta ignorar los hechos para seguir buscando fallas en materia de derechos humanos.

Ni Estados Unidos ni Australia tienen la última palabra sobre los derechos humanos. Si Occidente, tan lleno de manchas e imperfecciones, sigue atacando a China, "también podríamos recurrir al arma de la ley para sancionar a los gobiernos, partidos políticos, políticos y ONG occidentales que han violado nuestra versión de los derechos humanos", anotó Yu. Es quizás el momento de promover el desarrollo de un valor universal real de los derechos humanos y la justicia.


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