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spanish.china.org.cn | 23. 11. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Trump en el G20 es un reflejo de la lucha de EE.UU. contra la COVID-19

Palabras clave: EE.UU., G20, COVID-19

El rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz Al Saud, presidió el sábado la cumbre virtual del G20 organizada por el país árabe en Riad, con un especial interés en los esfuerzos contra la pandemia de COVID-19. En su discurso, el presidente chino, Xi Jinping, impresionó al mundo y garantizó el compromiso de China "de brindar asistencia y apoyo a otros países en desarrollo, y trabajar para hacer de las vacunas un bien público global accesible y asequible para todos". Su homólogo ruso, Vladimir Putin, también señaló que Rusia está preparada para ofrecer su propia vacuna a las naciones que la necesiten.

El gobernante de Estados Unidos, Donald Trump, fue criticado por su poca atención durante el evento. Imágenes mostraron al mandatario con la cabeza gacha cuando el rey saudí presentó su alocución inicial. Durante la cita, Trump envió muchos tuits no relacionados con la G20 o la COVID-19 y más bien quejas de fraudes electorales en Michigan, de los que aún no hay evidencia alguna. Además, no participó en el tema "Preparación frente a una pandemia" por un viaje a uno de sus clubes de golf. Es claro que al líder norteamericano no le interesa en absoluto la cumbre ni sus debates, ya que su mente todavía está centrada en los comicios. Su presencia en la reunión virtual de líderes de APEC, organizada por Malasia el viernes, y la cumbre virtual del G20 fueron solo una movida para demostrar que sigue al mando de Estados Unidos.

Su actuación en las dos grandes citas es precisamente un reflejo de la lucha de Estados Unidos contra la COVID-19. El país registra más de 12 millones de infecciones con casi 256 000 muertes. Washington debería mostrarse preocupada y buscar cooperación para encarar el virus. Sin embargo, su indiferencia ha sido un balde de agua fría a la noción de colaboración global.

En general, las elecciones presidenciales revelan la insatisfacción de los votantes estadounidenses con el rol del Gobierno en la pandemia. Es evidente que la actual administración ignora deliberadamente esta fuerte señal. Es frustrante que no pueda traducir los deseos del pueblo en acciones concretas.

Estados Unidos ha logrado ciertos avances en el desarrollo de vacunas, pero también lo ha hecho China, Rusia y otros países. Su actitud hacia ellas parece excesivamente optimista. Como indicó el 16 de noviembre el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, "una vacuna complementará las otras herramientas a la mano, no las reemplazará... Una vacuna por sí sola no acabará con la pandemia".

En lugar de ser el líder de la lucha vírica con su poderío tecnológico y financiero, Estados Unidos es el más afectado por la COVID-19 y ha arrastrado al mundo entero. La administración Trump ha permitido que la política interna perturbe la respuesta global frente a la crisis sanitaria, colocándose en abierta oposición con la OMS. Esto es imperdonable. La historia recordará su accionar. Los trucos de Washington para eludir sus responsabilidades yacen en razones políticas a corto plazo y la historia los juzgará.

El gobierno de Trump ha dado marcha atrás en el proceso de globalización y se ha retirado de una serie de organizaciones internacionales. Varios esperan que el próximo presidente realice las enmiendas necesarias. Muchas agencias de la ONU y otros mecanismos multilaterales se han acostumbrado a la ausencia de Estados Unidos. Sin él, el mundo sigue y la vida de la gente continúa. Se espera que Washington regrese al país al ruedo en un momento en que la humanidad enfrenta grandes desafíos. Deseamos que la cabeza de Estados Unidos no vuelva a publicar tuits ni a jugar al golf mientras el resto se esfuerza por abordar crisis comunes.

Al parecer el gobierno entrante de Biden está listo para reforzar la cooperación exterior. Pero muchos reportes aseguran que lo hará para enfrentar el "reto de China". Ésta es una percepción errónea. El mayor desafío de Estados Unidos y sus aliados hoy no es China, sino el nuevo coronavirus, ni los mayores problemas en el futuro vendrán de ella. Desde promover la recuperación económica mundial hasta responder a las debacles públicas, China es socio de Estados Unidos y Occidente, y no un adversario como imaginan algunos

Si la próxima administración continúa considerando a China un tema clave, será imposible llevar al país norteamericano por una nueva senda de búsqueda de la verdad a partir de los hechos. Vagará por la sombra del trumpismo. La humanidad debe unirse y esforzarse para derrotar por completo a la COVID-19. No hay moralidad más alta que salvar vidas en el planeta. El destino de la economía mundial el próximo año dependerá del progreso alcanzado en este aspecto. No hay tiempo para juegos políticos en medio de una pandemia.


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