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spanish.china.org.cn | 17. 11. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

China no es una insignia de honor para el gobierno de Trump

Palabras clave: Trump, Estados Unidos, China

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandona una conferencia de prensa sobre la COVID-19 en el Rose Garden de la Casa Blanca en Washington, DC el 11 de mayo de 2020.


Durante las últimas 10 semanas en el cargo de presidente de Estados Unidos, Donald Trump puede sancionar o restringir el comercio con más empresas chinas, entidades gubernamentales y funcionarios por presunta complicidad en violaciones de derechos humanos o amenazas a la seguridad nacional, señalaron fuentes de la administración "con conocimiento directo de los planes" a Axios, un sitio web de noticias estadounidense. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Ullyot, declaró al mismo portal que "revertir las históricas acciones de Trump sería un suicidio político para los futuros presidentes de Estados Unidos".

Si seguimos dicho informe, entonces puede haber dos objetivos principales detrás de la "locura final" de Trump contra China. Primero, querer reducir los espacios para que Joe Biden mejore las relaciones bilaterales, a fin de consolidar la contención estratégica del partido Republicano contra China. El cambio en dicha política es el mayor "legado diplomático" de la administración y quieren evitar un repunte de la misma tras su salida de la oficina oval.

Segundo, es posible que sea una preparación para las elecciones de 2024. Si la administración Biden sigue el camino actual con respecto a China, entonces tendrá que esforzarse más en la confrontación. Sería difícil para ellos concentrarse en la lucha de la COVID-19, el cambio climático y otros temas importantes para el partido Demócrata. El nuevo Gobierno seguirá viviendo a la sombra del "trumpismo". Incluso si Biden realiza ajustes técnicos a su política con China, los republicanos pueden criticar su "débil" postura y crear problemas en los comicios de mitad de período en 2022 y las presidenciales de 2024.

Según reportes de la prensa estadounidense y otros análisis, es más probable que el gobierno de Trump incentive conflictos controlables que a menudo se informan al público, para reflejar su actitud dura hacia China. Por ejemplo, Washington es bueno para encontrar fallas en cuestiones de derechos humanos. Los políticos, incluido el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, pueden ofrecer duros y extremos discursos. La semana pasada, este señaló que "Taiwán no ha sido parte de China", y con ello ha tocado fondo.

Sin embargo, tales movimientos han visto un reducido impacto real en China debido a su frecuencia. El país está preparado para los riesgos de la transición postelectoral. Cualquier cosa que haga Washington no será algo imprevisto para Beijing.

Los nuevos ataques de Trump tendrán un menor efecto internacional que antes de las elecciones, ya que el mundo sabe que su fin es irreversible y que busca crear caos antes de irse. Estas provocaciones ficticias intencionales, Beijing puede simplemente ignorarlas. No obstante, frente a ataques que puedan causar un daño real, China responderá con determinación y los dejará sin fuerza.

La administración Trump está en su punto más bajo, sin importar cuán duros parezcan ser. El mundo sabe que darán problemas y que su apoyo roza los suelos en casa y en el extranjero. Seguramente, China no devolverá el favor ni infringirá el golpe de honor cuando caigan. Pero no hay razón para temer su "locura final".

A pesar de los informes de los medios de comunicación estadounidenses de que el Gobierno no se meterá con el Estrecho de Taiwán en las últimas 10 semanas, China aún debe ser cautelosa.

La parte continental de China está preparada y si Estados Unidos y Taiwán se confabulan para un movimiento repentino e inaceptable, esta responderá y perderán.

Estados Unidos es un verdadero tigre en el escenario mundial, pero cuando se acerca a la costa china y trastoca sus intereses centrales, deviene en un tigre de papel. Con poco más de dos meses en el cargo, cualquier intento de mostrar su fuerza o alarde encontrará vergüenza y humillación. China no es una medalla para la élite política estadounidense.


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