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spanish.china.org.cn | 29. 10. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Encuesta políticamente sesgada y sin argumentos científicos

Palabras clave: The Guardian, encuesta, COVID-19

Trabajadores médicos transfieren a un paciente con COVID-19 en estado crítico a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en el campus de Zhongfaxincheng del hospital Tongji afiliado a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong en Wuhan, provincia de Hubei, en el centro de China, el 12 de abril de 2020.


El martes, The Guardian publicó los resultados de una encuesta realizada por el Proyecto de Globalización YouGov-Cambridge, con opiniones de unas 26 000 personas en 25 países. Estos mostraron una abrumadora creencia de que el virus se detectó por primera vez en China y además que el manejo de la pandemia por el Gobierno chino no fue lo suficientemente rápido, y concluyó que China había perdido la confianza internacional en este aspecto.

A juzgar por las opciones de los países partícipes, el sondeo no es lo suficientemente representativo, puesto que incluyen a Estados Unidos, algunos de Europa y otros que han visto un deterioro de sus lazos con China este año, entre ellos Australia e India.

Los resultados tampoco sorprenden, siguen la línea de una encuesta anterior del Pew Research Center que decía que las opiniones desfavorables de China habían alcanzado máximos históricos en muchas naciones en medio de la pandemia.

Todas ellas tienen una orientación política más que una base científica. En contraste, el Dubai Medical Journal publicó otro estudio en mayo que encontró que la respuesta china al brote era en realidad un modelo óptimo de preparación y manejo de una pandemia.

La conclusión se basó en la investigación sobre la capacidad de respuesta a una pandemia de China, la identificación y vigilancia de casos, las instalaciones de atención médica y la preparación del equipo médico. En octubre, un artículo publicado en la revista médica internacional The Lancet describió cómo China estaba bien equipada para hacer frente a la COVID-19.

Las opiniones del mundo dominante sobre China están en gran parte en manos del Occidente liderado por Estados Unidos, que lidera el control de los discursos globales. Cuando la pandemia estalló en Estados Unidos, sus políticos inventaron una lógica absurda de que China debería ser responsable de la misma y que debía pagar un precio muy alto. Tales argumentos alejados de lo intelectual y científico ganaron terreno fácilmente mientras el mundo estaba sumido en el caos y el populismo hacía su agosto.

Si bien la gripe porcina H1N1 mató a cientos de miles de personas en el planeta, nadie señaló a Estados Unidos por su incapacidad para manejarla. Nadie planteó la idea de llamarla "virus estadounidense". La exageración de que China pierde la confianza a nivel internacional por la gestión del coronavirus es otra retórica encabezada por Occidente en el contexto de un nuevo panorama global y una mayor competencia entre Beijing y Washington.

El presidente de Chatham House, con sede en el Reino Unido, Jim O'Neill, escribió una vez: "Para muchos Gobiernos, acusar y avergonzar a China parece ser una estratagema para desviar la atención de su propia falta de preparación... Este juego de culpas no solo es inútil sino peligroso". Sin embargo, tales voces racionales no son la corriente principal entre la opinión pública. Muchos eruditos no se atreven a declarar por temor a ser marginados en una atmósfera social anormalmente anti-China. Temen una reacción instintiva, especialmente de los provocadores de las redes sociales.

China está saliendo gradualmente de la crisis sanitaria. El FMI predice que será la única economía del mundo en mostrar un crecimiento positivo en 2020. En la actualidad, los dos candidatos presidenciales estadounidenses se jactan de la democracia atacándose entre sí, pero no se habla de un plan nacional de desarrollo a futuro. En Europa, tampoco existe un esquema claro para combatir el virus. Sin embargo, ambos dudan en adoptar las medidas efectivas de China, incluso frente a nuevas oleadas de infecciones.

Muchas personas no ven la rápida respuesta que dio el Gobierno chino ante un virus desconocido, pero batallan con su origen y la respuesta temprana de China. Afortunadamente, estas perspectivas miopes no detendrán el avance del país.


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