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spanish.china.org.cn | 24. 09. 2020 | Editor:Elena Yang Texto

China en la ONU: por un mundo más unido y libre de conflagraciones

Palabras clave: ONU, multilateralismo, China



Por Jorge Fernández


China parte del supuesto de que, con la colaboración de todos, la humanidad puede revertir cualquier dificultad y hacer del mundo un mejor lugar para todos.


Los conflictos bélicos internacionales, examinados por las facciones vencedoras tras su conclusión, devienen por regla general en la construcción de instituciones que buscan evitar la repetición de estos actos, o en el peor de los casos, de garantizar su rápida evanescencia. Hace 75 años, los pueblos del mundo asestaron un letal golpe al eje de países fascistas que cimbraron el sistema internacional. Terminada la conflagración, delegados de 50 países, entre ellos China, redactaron la Carta de las Naciones Unidas, un documento fundacional que guía colectivamente a la comunidad de naciones rumbo a un entorno de paz y desarrollo.

Los ideales albergados en la Organización de las Naciones Unidas son consistentes con varios de los principios que rigen la política exterior de China, entre ellos, el ideal común de un mundo libre de guerra y en el que predomine la paz permanente. En este aspecto, el gigante asiático ha hecho enormes contribuciones que van desde la asistencia pecuniaria hasta el envío de personal especializado a zonas necesitadas. China ha enviado a más de 40 mil elementos, entre militares y policías, a 25 operaciones de paz. Es, de igual manera, el segundo mayor benefactor del presupuesto regular de la ONU: en diciembre de 2018, la partida de China a la ONU para el mantenimiento de paz en el periodo 2019-2021 se elevó de 10,24 a 15,22 por ciento.

La ocupación de un escaño en el seno de la ONU demanda compromisos en la ejecución de acciones para construir entornos en los que la paz sea el corolario lógico. El presidente de China, Xi Jinping, ha enfatizado en el marco de sus participaciones en la Asamblea General el papel que su país asume como defensor de la paz, como colaborador del desarrollo mundial y como impulsor del orden internacional. Entre sus iniciativas para salvaguardar la paz mundial está el registro de una fuerza de reserva de 8 mil efectivos y de 300 policías para misiones de paz de la ONU. Más de 2.500 cascos azules chinos se encuentran activos en distintos países, entre ellos Malí y Sudán del Sur.

Los pueblos del mundo buscan la construcción de un mundo en el que la justicia prevalezca como garantía para prolongar la paz y el bienestar de todos. Así, las experiencias chinas en el escenario internacional le han enseñado que la asistencia a terceros es una condición sine qua non para mantener al flagelo de la guerra alejado de los pueblos. La cancillería de China ha presentado información abundante sobre programas en el exterior que van desde la reducción de la pobreza, la protección medioambiental, la ayuda sanitaria y la capacitación. A esto se suma la participación activa de China en el Fondo de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur,por medio del cual, el Estado chino ha apoyado a más de 80 países en más de 30 países en vías de desarrollo.

La ayuda extendida al exterior responde a la existencia de un mundo plagado de problemas para los que se requiere la ayuda y participación de todos. Por el contrario, la mentalidad de Guerra Fría, exacerbada por el egoísmo y por políticas orientadas al interés individual por encima del colectivo, agravan los retos, obstaculizan los esfuerzos de los gobiernos para ofrecer soluciones e impiden una colaboración franca para la solución de temas urgentes e inaplazables en la agenda. China ha hecho ingentes esfuerzos para alcanzar consensos, para impulsar reformas al sistema de gobernanza internacional y para fortalecer los mecanismos de cooperación internacional que respondan a emergencias inesperadas y que redunden en el interés de todos.

Los ideales chinos difundidos por medio de las agencias de la ONU han recibido el elogio y la aceptación de una amplia mayoría de naciones. Las personas del mundo coinciden en que, sin importar el lugar geográfico que se habite, todos compartimos los mismos recursos y a todos nos corresponde trabajar para asegurar que las bondades ofrecidas por la tierra lleguen a todos por igual. La construcción de una comunidad de futuro compartido encarna un espíritu de cooperación que rebasa culturas e ideologías. La humanidad comparte un mismo techo. Los problemas de uno tienen repercusiones en los otros. China parte del supuesto de que con la colaboración de todos la humanidad puede revertir cualquier dificultad y hacer del mundo un mejor lugar para todos.

En el marco del 75 aniversario de la ONU, el presidente de China, Xi Jinping, presentó algunas ideas para fortalecer el papel de esta institución en la etapa posterior a la COVID-19, a saber, una postura firme por la justicia, el respeto al imperio de la ley, la promoción de la cooperación y el enfoque en la ejecución de acciones reales. En un entorno internacional en el que el unilateralismo amenaza el orden internacional y en el que los estragos directos e indirectos causados por la COVID-19 exigen la cooperación de la vasta mayoría, estas ideas alimentan y fortalecen las acciones que las agencias de la ONU deberán de coordinar para ofrecer una guía que permita a los países y regiones del mundo superar los inéditos retos que hoy nos aquejan.

La realidad actual difiere de aquella vivida hace 75 años, cuando la ciencia y la tecnología, el desarrollo y la modernización, y la libertad y la independencia, registraban niveles comparativamente precarios a los de hoy. Hoy el enemigo a vencer es la COVID-19, que en cuestión de meses ha causado muertes en todo el planeta y ha asestado reveses a programas encaminados a hacer del mundo un lugar mejor. La segunda conflagración mundial dio origen a la ONU. Ojalá que la COVID-19 deje como legado a las generaciones futuras una ONU con mayor presencia, con mayor capacidad de acción y con mayor poder de convocatoria, de coordinación y de colaboración.


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