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spanish.china.org.cn | 09. 09. 2020 | Editor:Elena Yang Texto

La fórmula de China para consolidar un crecimiento económico estable y duradero

Palabras clave: China, economía


Por Jorge Fernández


China está haciendo todo lo que está en sus manos para cumplir sus compromisos, a la espera de que el mundo corresponda a estas acciones de la misma forma y con la misma voluntad.


 

La COVID-19 será recordada en los anales de la historia no solo por la elevada tasa de mortalidad que dejará, sino por los trabajos desplegados en todos los rincones del planeta para sacar adelante a un rosario de devastadas economías. Países de la región Asia-Pacífico, entre los que se destacan titanes como Japón y Australia, han atestiguado un crecimiento negativo en el segundo trimestre de este año. Y para coronar con cifras esta cruda realidad, el Fondo Monetario Internacional proyectó para este 2020 una contracción del 4,9 por ciento del crecimiento económico global. En medio de tan desolador escenario se destaca el caso de China, que a diferencia del resto de los países, proyecta optimismo y esperanzas, además de que anuncia con hechos que sí hay una luz al final del camino.

Al igual que el resto del mundo, el desempeño de China en el primer trimestre fue aniquilador para muchas de sus empresas. La situación, no obstante, cambió drásticamente en el segundo trimestre, y los resultados alcanzados cubrieron con un manto de optimismo y esperanza a las industrias de todos los rincones del planeta. Un liderazgo acertado y políticas precisas dejaron en claro que no hay tragedia que no pueda atenderse, curarse o revertirse. Para China, los incesantes trabajos para profundizar la reforma y apertura al exterior han sido fundamentales para estimular el crecimiento económico estable y de larga duración en este periodo.

Entre los casos que evidencian este compromiso está la recién inaugurada Feria Internacional de Comercio de Servicios (CIFTIS por sus siglas en inglés), que se erige como una de las grandes plataformas chinas para estimular los intercambios internacionales en medio de la pandemia. La tarea es monumental y China necesita de la voluntad, participación y entusiasmo del resto de los países para poder encarrilar una vez más a la economía mundial. Tal y como lo dijo el presidente Xi en su alocución durante la ceremonia de apertura, “todos los países enfrentan la formidable tarea de derrotar el virus, estabilizar la economía y proteger los medios de subsistencia”. La celebración de la CIFTIS “demuestra la voluntad de China de estar unida a todos ustedes en este momento difícil y trabajar juntos para que el comercio mundial de servicios prospere y la economía mundial se recupere pronto".

Así, un liderazgo acertado, políticas precisas y un compromiso para profundizar la reforma y apertura al exterior, han arrojando resultados sorprendentes en esta segunda mitad del año. Los datos anunciados sobre el desempeño económico de China convierten al gigante asiático en el primer país en recuperarse de las laceraciones dejadas por la pandemia. La segunda economía del mundo creció 3,2 por ciento en el segundo trimestre, y con ello, revirtió el registro negativo del periodo anterior, un resultado magro que, por cierto, no se había presentado en el país desde 1992. En contraste con las proyecciones del crecimiento global anunciadas por organizaciones internacionales, el desempeño global de China revela una tendencia al alza. La producción industrial registra un crecimiento de 4,4 por ciento, mientras que el del sector servicios ha alcanzado el 1,9 por ciento.

La dirigencia nacional ha prestado especial atención a los nuevos fondos fiscales, que orientados al beneficio del sector empresarial y de las personas, consolidan una base para el crecimiento restaurativo de la segunda economía del planeta. Según datos publicados por la agencia de noticias Xinhua, a principios de agosto, de los 2 billones de RMB de fondos fiscales aumentados, 300 mil millones han sido usados para impuestos y reducción de tarifas; y de los 1,7 billones de RMB bajo el marco especial de transferencia de pagos, el 97,8 por ciento de los fondos ha sido distribuido a gobiernos a nivel prefectura y distrital.

Y de datos no paramos. Según Liu Kun, ministro de Finanzas, un total de 510 mil 500 millones de RMB de los bonos del tesoro especial de China para el control de la COVID-19 habían sido usados hasta antes del 29 de julio, los mismos que se destinaron para la activación de 24 mil 199 proyectos relacionados, en su mayoría, a la construcción de infraestructuras y control de la COVID-19. Hay que destacar, de igual manera, que para finales de julio, China ya había finalizado la emisión anteriormente programada para la emisión de bonos del tesoro especiales por valor de 1 billón de RMB para el control de la COVID-19, una suma que, bajo estrictos mecanismos para supervisar la distribución y asignación, ha sido crucial en la recuperación económica.

Las cifras arrojan esperanzas y nos gritan que los efectos colaterales de la COVID-19 pueden superarse tal y como China lo ha estado haciendo. La participación activa de todos los países resulta básico en este proceso de recuperación del cual, hasta ahora, no sabemos en qué momento habrá de terminar. Mientras tanto, a la celebración de la CIFTIS seguirá la Expo Internacional de Importaciones de China, que se celebrará en noviembre próximo, y en la cual la segunda economía del mundo reivindicará su compromiso de apertura al exterior, invitando a países y regiones a encontrar en el mercado interno nuevos y mayores nichos de oportunidades. Si antes de que termine este año Beijing logra materializar la firma del TLC propuesto entre los diez estados miembros de la ANSEA, por un lado, y el acuerdo de inversión entre China y la Unión Europea, por otro lado, quedará igualmente rubricada la confianza que dos influyentes regiones del mundo albergan en las peculiares formas que China ejecuta para hacer frente a las adversidades.

Si bien la pandemia ha causado daños severos a la economía de China, lo cierto es que no ha mermado el espíritu de lucha y los principios ideológicos que marcan el proceso de construcción nacional. Quizás hoy más que nunca esta desafortunada pandemia ha elevado a niveles nunca antes escuchados el concepto de una comunidad de futuro compartido para la humanidad. Todos navegamos en el mismo barco, y los éxitos de China son y serán irrelevantes si China y el mundo no trabajan para construir un entorno favorable para la recuperación de todos. China está haciendo todo lo que está en sus manos para cumplir sus compromisos, a la espera de que el mundo corresponda a estas acciones de la misma forma y con la misma voluntad. Ojalá que más allá de las muertes y de la debacle económica, los libros de historia hablen a las generaciones futuras del espíritu de unión y colaboración por el que hoy China está abogando.




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