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spanish.china.org.cn | 04. 09. 2020 | Editor:Elena Yang Texto

Que la paz prevalezca sobre la guerra de cualquier tipo

Palabras clave: IIGM,China


Por Guo Yage


El mundo conmemora este año el 75º aniversario de la victoria en la Guerra Mundial Antifascista, mientras la Guerra Fría que la sucedió terminó hace ya tres décadas.

Tanto de la primera, el conflicto mundial más mortífero en la historia, como de la segunda, una confrontación ideológica que dividió al mundo en dos bandos rivales, el ser humano debe extraer una lección trascendental: hay que venerar la paz y rechazar la agresión.

Sin embargo, parece que, en vez de aprender de la historia, algunos políticos en Washington, abusando del estatus de superpotencia de Estados Unidos, han decidido convertirse en archienemigo de la paz y la estabilidad mundiales.

Esos defensores en Washington del "juego de suma cero" han espoleado con imprudencia el odio y la confrontación en todo el mundo. A lo largo de los años, han inventado y vendido todo tipo de teorías sobre la "amenaza china" y, durante la pandemia de COVID-19, que sigue golpeando al mundo, han intensificado su campaña.

Para distraer la atención del enfado público causado por el fracaso de la Casa Blanca en su respuesta a la pandemia, esos políticos aprovechan cualquier oportunidad que se les presenta para vender un lote de teorías de la conspiración, fomentando así la histeria contra China y los sentimientos xenófobos dentro y fuera de Estados Unidos.

Con el fin de contener el desarrollo chino, esos halcones en Washington, en particular el secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, se han dedicado a reprimir las empresas tecnológicas chinas. Han viajado por todo el mundo y coaccionado a los países para que elijan entre Washington y Beijing, en un intento de espolear la lucha ideológica e invocar al fantasma de la Guerra Fría.

Esos mismos políticos recurren de forma desenfrenada a la intimidación en la escena mundial, y siembran constantemente caos e inestabilidad en casi todas las esquinas del planeta.

Desde el comienzo del nuevo milenio, Estados Unidos ha invadido Afganistán e Irak con el pretexto de combatir el terrorismo, e intervenido militarmente en Libia y Siria esgrimiendo motivos humanitarios, lo que se ha traducido en un desastre humanitario tras otro.

Tras su llegada al poder, la Administración Trump ha estado cada vez más obsesionada con su táctica de ejercer la "máxima presión" contra Teherán, Pyongyang y Caracas, dejando así a esas regiones ante el abismo de guerras terribles. En los últimos meses, ha causado un aumento drástico de la tensión en el Mar Meridional de China con el envío frecuente de buques de guerra y cazas.

Esos políticos estadounidenses también han ido derribando el orden mundial que Washington ayudó a construir tras la Segunda Guerra Mundial, cayendo en violaciones del derecho internacional y normas que cuentan con amplio reconocimiento en las relaciones internacionales, y erosionando los cimientos de la cooperación multilateral.

En un mundo en que los desafíos globales necesitan soluciones multilaterales, prefieren dar la espalda a la comunidad internacional.

Bajo su supervisión, EE. UU. se ha mostrado más dispuesto que nunca a utilizar el garrote de los aranceles contra buena parte de sus principales socios comerciales, y se ha olvidado de su responsabilidad como gran país en el control de armas y la no proliferación nuclear al abandonar el acuerdo nuclear con Irán y el Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio.

En un momento en que se necesita más que nunca la solidaridad mundial para ganar la lucha contra la pandemia de COVID-19, EE. UU. ha reforzado el proteccionismo. Ha bloqueado o desviado los pedidos de insumos médicos de otros países, fomentado el nacionalismo en el ámbito de las vacunas y decidido salir de la Organización Mundial de la Salud, causando de esta forma desconfianza y división en la comunidad internacional y haciendo que la batalla sea si cabe más dura.

La Segunda Guerra Mundial, que involucró a 61 países con 1.700 millones de habitantes, dejó más de 100 millones de muertos y heridos, mientras durante las décadas de la Guerra Fría, la carrera por la supremacía mundial dejó al mundo entero bajo la sombra de la división ideológica, la carrera armamentista y las tensiones geopolíticas. No se debe permitir que esos años de caos y derramamiento de sangre se repitan.

"No somos enemigos los unos de los otros. Nuestro enemigo común es un virus incansable que amenaza nuestra salud, seguridad y forma de vida", dijo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) antes del Día Internacional de la Paz de este año, que lleva el lema "Forjando juntos la paz" y se celebra el 21 de septiembre.

Washington debería trabajar duro para frenar su creciente ansia de dominación global, estar a la altura de su responsabilidad global como única superpotencia mundial y ayudar a promover la paz duradera. Es la única forma en que puede servir a los intereses comunes de todos los seres humanos.  

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