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spanish.china.org.cn | 27. 08. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

El debate electoral en EE.UU. vira su atención hacia Xinjiang

Palabras clave: EE.UU., debate electoral, Xinjiang

Xinjiang. Foto de archivo


Medios estadounidenses citaron a funcionarios anónimos diciendo que el gobierno de Trump "sopesa etiquetar formalmente la brutal represión china de la minoría étnica musulmana uygur como 'genocidio'". El equipo de campaña del demócrata Joe Biden emitió rápidamente una declaración similar.

Ambos contendientes acaban de ser nominados formalmente por sus partidos, y ambos compiten por ver quién muestra una postura más dura hacia China. Esta vez, justo después de que el gobierno de Trump revelara una nueva agenda anti-China, el equipo de Biden hizo lo mismo y lo promocionó en el acto. La situación funge las veces de otra farsa anti-China en la batalla campal por el poder.

El genocidio es un delito muy grave. Las Naciones Unidas lo definen claramente, lo que no tiene nada que ver con la situación en Xinjiang. Las minorías étnicas de China disfrutan de protección y trato preferencial. Un ejemplo típico es que la política de hijo único es flexible para ellos, y los estudiantes de las diferentes etnias pueden obtener puntos adicionales en el examen nacional de ingreso a la universidad. El empleo también ha sido una política obligatoria para las empresas en zonas étnicas. Catalogar como crimen de genocidio este tratamiento es tan absurdo como decir que Capitol Hill es una máquina de dinero.

Históricamente, el holocausto nazi fue un genocidio. La tragedia de los indios americanos es otro ejemplo. Norteamérica, otrora hogar de los indios, ahora lo ocupa inmigrantes europeos. Los primeros sólo son visibles en reservas o en películas.

Cualquiera que vaya a Xinjiang puede sentir el peso de las costumbres étnicas. Hace unos años, la violencia terrorista era el pan de cada día, lo que generó un ambiente tenso y el estancamiento económico. Pero la situación ha mejorado fundamentalmente en los últimos 2 años. Se ha erradicado el impacto de las religiones extremas externas y la cultura uygur original se practica libremente.

Es una región prometedora. ¿Cómo puede Estados Unidos, que casi destruyó a los indios nativos y otras culturas, tener el descaro de calificar la política china de Xinjiang como "genocidio"? Los funcionarios y políticos simplemente carecen de lógica.

La elección ha puesto de manifiesto la naturaleza sin vergüenza de la política estadounidense. El equipo de Biden retomó la agenda de Trump y lo presiona para que tome medidas tangibles. Una vez que Washington lo haga, se convertirá en un problema diplomático serio y desencadenará una fuerte respuesta por parte de China, llevando las relaciones bilaterales a terreno sombrío.

La Casa Blanca debe tener claro que no siempre puede atacar a China y los vínculos bilaterales para incrementar la posibilidad de una reelección. La sociedad estadounidense se beneficia de los lazos normales entre ambos, que se caracterizan más por la cooperación, y los estadounidenses no quieren separarse de China. Si las relaciones sufren una crisis importante, el gobierno de Trump debe asumir la responsabilidad, mientras que el bando de Biden podría observar y temerle menos a un conflicto real con China.

Washington no puede explotar la agenda de China para siempre. Trump cree que elevar su tono anti-China es una de sus ventajas. Esto puede ser una ilusión. Depender demasiado de esta carta podría convertirse en un riesgo. Por su parte, Biden puede continuar aprovechándose de la campaña de Trump e incentivar el mismo aspecto, lo que obliga a su rival a cumplir con una serie de acciones de alto riesgo contra China que lo pone en desventaja.

Es absurdo afirmar que se está produciendo un "genocidio" en Xinjiang. Si esto sucede, sería una aventura diplomática sumamente imprudente. El equipo de Trump no obtendrá puntos extra al hacerlo, sino solo un dilema difícil de resolver.


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