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spanish.china.org.cn | 15. 08. 2020 | Editor:Liria Li Texto

Ningún obstáculo es "insuperable" para la cooperación entre China y Estados Unidos

Palabras clave: China,EE.UU.,Cooperación,COMENTARIO

Durante su visita a China para romper el hielo en 1972, el entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon dijo en un brindis en una cena de Estado en Beijing que "no son nuestras creencias comunes las que nos han unido aquí, sino nuestros intereses comunes y nuestras esperanzas comunes".

Al final de la visita, China y Estados Unidos emitieron el Comunicado de Shanghai, que reconoció una voluntad consensuada clave de las dos partes para buscar terreno común, dejando de lado las diferencias, y sentó las bases políticas para el desarrollo de los lazos bilaterales.

Desafortunadamente, más de cuatro décadas después, la actual Administración de Estados Unidos parece estar alejándose de esa directriz política clave, ya que ha lanzado una agresiva campaña de difamación contra China, buscando revertir la verdad de los lazos bilaterales, y está abiertamente empeñada en inducir cambios en China diseñados en Washington.

Si bien la postura cada vez más de confrontación de la Casa Blanca hacia Beijing se debe en parte a sus ansiedades por conseguir la reelección en los comicios del país norteamericano programados para finales de este año, también refleja los conceptos erróneos profundamente arraigados de Washington sobre China y las relaciones bilaterales.

El renombrado novelista francés Gustave Flaubert expresó una vez que "nuestra ignorancia de la historia nos lleva a difamar nuestra propia época". La desenfrenada campaña contra China de Washington expone su absoluta ignorancia y arrogancia, que ha sumergido la relación bilateral en aguas inexploradas y precarias, lo que representa una grave amenaza para la estabilidad y el desarrollo en un mundo que está luchando con el desafío doble de la pandemia de COVID-19 y una recesión económica importante.

A pesar de la postura cada vez más beligerante de Washington contra China, las mentes sobrias de todo el mundo han expresado evaluaciones racionales y objetivas sobre la naturaleza y los beneficios de unas sólidas relaciones China-EE.UU.

"Este compromiso nos ha permitido a nosotros, así como a la región de Asia-Pacífico y el mundo, disfrutar de una paz y prosperidad incomparables", dijo el expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter a principios de este mes en una carta a los participantes de un diálogo virtual sobre las relaciones entre Estados Unidos y China.

La interacción entre los dos países se ha convertido tanto en un producto como en un motor decisivo de la globalización, escribió en The Guardian Mario Del Pero, profesor de historia internacional en SciencesPo, París, y enfatizó que son las profundas interdependencias las que definen las relaciones entre China y Estados Unidos y están revelando cuán particulares y determinadas son las conexiones bilaterales.

En este momento crítico en las relaciones China-EE.UU., los tomadores de decisiones en Washington deberían frenar su exaltación y tomar la decisión correcta, lo cual tiene una importancia gigantesca no solo para los dos países, sino también para el resto del mundo.

Lo más urgente es que Washington abandone su política hostil hacia China y vuelva al camino elegido por las dos partes en 1972, que ha asegurado un desarrollo generalmente estable de las relaciones bilaterales durante los últimos 40 años.

Nixon dijo en su brindis en 1972 que "mientras discutimos nuestras diferencias, ninguno de nosotros comprometerá sus principios. Pero aunque no podemos cerrar el abismo entre nosotros, podemos intentar salvarlo para poder hablar a través de él". Sus palabras siguen siendo relevantes a día de hoy.

Para conseguir esto se requiere que Washington respete los intereses centrales de China y las principales preocupaciones sobre temas relacionados con Taiwán, Hong Kong, Tíbet y Xinjiang, entre otros.

Ante la provocación de Washington, Beijing siempre ha dado respuestas sensatas, y rechaza cualquier intento de crear la llamada "nueva Guerra Fría". Sin embargo, esto no significa que China se vaya a quedar sentada viendo cómo sus intereses fundamentales se ven dañados. Los políticos de línea dura contra China de Washington no deberían subestimar la determinación de China de defender su soberanía y seguridad, a fin de evitar un error de cálculo estratégico.

Desde el establecimiento de sus relaciones diplomáticas, la cooperación dinámica y completa entre los dos países ha traído enormes beneficios a los dos pueblos y a las personas de todo el mundo. De cara al futuro, mientras la raza humana está lidiando con una serie de desafíos comunes importantes, incluidos la pandemia de COVID-19 y el cambio climático, las dos partes tienen más razones para trabajar juntas que para enfrentarse entre sí.

"Los últimos 41 años no han sido todo un camino fácil para las relaciones entre China y Estados Unidos ... Sin embargo, los dos países siempre han abordado su relación desde una perspectiva histórica y con el panorama más amplio en mente", escribió el diplomático chino de alto rango Yang Jiechi en un artículo reciente, que agrega que "ningún obstáculo es insuperable para los dos países, y la clave está en un verdadero compromiso con el respeto mutuo, la igualdad y la búsqueda de puntos en común, mientras se archivan las diferencias".

Como dice el dicho inglés, hacen falta dos para bailar un tango. China siempre está dispuesta a trabajar en estrecha colaboración con Estados Unidos por el bienestar de los dos países y los intereses comunes del resto del mundo. Las Administraciones estadounidenses anteriores tomaron sus decisiones con visión de futuro. Aquellos que hoy están a la cabeza de Estados Unidos deberían demostrar que tienen una visión similar para trabajar junto con Beijing mientras toleran sus diferencias.  

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