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spanish.china.org.cn | 31. 07. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Mientras la COVID-19 aceche, la recuperación económica de EE.UU. no es más que un sueño

Palabras clave: COVID-19, EE.UU., recuperación económica

La Casa Blanca en Washington DC, 27 de marzo.


El departamento de Comercio de Estados Unidos anunció el jueves que el PIB del país cayó a una tasa anual del 32,9 % en el segundo trimestre. En 2019, el PIB creció 2,1 % en el mismo periodo. El miércoles, Estados Unidos superó las 150 000 muertes por COVID-19.

Ambas cifras muestran claramente el caos sin precedentes en el que el país está envuelto. La pandemia ha afectado a muchos, pero nadie esperaba que la superpotencia se convirtieraen uno de los más afectados. Es una suposición razonable que pudo haber tenido un desempeño mucho mejor.

El problema es que se niega a buscar la verdad a partir de los hechos. La administración Trump se engaña a sí misma y a otros en dos temas. Primero, culpa a China por su fracaso en la lucha contra el virus y cree que ha hecho un buen trabajo y no necesita ajustar sus medidas. En segundo lugar, cree que reiniciar la economía puede tener éxito sin controlar la epidemia. Cree que puede salvaguardarla y al mercado de valores siempre que lo quiera así.

Su desempeño económico en el segundo trimestre es como un examen fallido, como una piedra directa en la cara del Gobierno. Al pagar el precio de 150,000 vidas, el país ha renunciado a todo por la economía.Sin embargo, ha devenido en uno de los peores por su desempeño. ¡Qué lástima!

La Casa Blanca siempre se enorgullece de cosas de las que debería sentirse avergonzada. La gente se pregunta cómo va a presumir un desplome del 32,9 % esta vez.

La administración Trump solo quiere escapar de la crítica pública y ganar la reelección engañando y culpando a otros países. Es imposible que un gobierno así lidere a Estados Unidos en su lucha contra la epidemia. Se puede esperar que a medida que esta se logre controlar, las mejoras económicas no serán muchas. Es poco probable que haya una fuerte recuperación en forma de V en su PIB del tercer trimestre, y una gran posibilidad que su batalla contra el virus continúe y que la recuperación económica pase de un nivel pobre a otro declive.

La siguiente inferencia es de alguna manera extrema, pero podría ser realidad: la pandemia no desaparecerá en uno o dos años. Mientras no se contenga, Estados Unidos seguirá siendo uno de los países más golpeados y mientras su lucha siga su recuperación económica no llegará.

Si el desempeño económico en el segundo trimestre deviene una nueva base, y el futuro fluctúa en torno a esto, graves consecuencias le esperan al mundo.

Los pobres en Estados Unidos serán los perdedores, sufrirán el desempleo o se verán obligados a aceptar trabajos mal pagados. Su ira podría ser fácilmente explotada por los políticos y pudiera derivar en una nueva fuente de turbulencia en la nación y en el mundo.

No importa quién resulte elegido presidente en noviembre, el juego de la culpa a China no parará. Como el país más poderoso en los temas militar, alta tecnología, finanzas y movilización internacional, su ansiedad puede originar toda una tormenta.

Su depresión económica también arrastrará a la economía mundial. La recuperación económica de otros enfrentará un colapso desde centro, así como una incertidumbre futura.

Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo el motor de la economía global y cumplió un rol de policía mundial. Si llega a un punto muerto, presenta un comportamiento errático o incluso toma la iniciativa de derrocar el orden actual, ¿qué tipo de mundo encararíamos?

El pueblo chino no quiere ver a Estados Unidos caer así. Sabemos que este es un mundo donde los países están unidos. Esperamos que haya una competencia ordenada entre ellos, en lugar de que estos generen riesgos y caos. ¿Para qué  sirve una lucha de suma cero entre ambos y quién se beneficiará? La vida solo dura unas pocas décadas, por ello lo primordial es brindar a ambos pueblos un medio de vida que mejore constantemente, en vez de enfocarse en una competencia cuyo resultado solo podrán evaluar los historiadores.

Sin duda, Washington toma el camino equivocado. Si la pandemia continúa, el equipo eventualmente no podrá obtener lo que desea. Es necesario que los  ajustes lleguen antes, únase a China, y la lucha global contra la COVID-19 será diferente. Esto será bueno para todos y una ventaja para la administración Trump.


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