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spanish.china.org.cn | 23. 07. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Elecciones presidenciales desquician a Washington

Palabras clave: elecciones presidenciales, consulado, Houston

Estados Unidos solicitó injustificadamente a China el cierre de su consulado en Houston, otorgándole a su personal solo 72 horas para abandonar el país. Esta locura no tiene nombre. Además de las embajadas, China y Estados Unidos cuentan con 5 consulados en el país del otro (sin incluir los estadounidenses en Hong Kong y Macao), de acuerdo con el principio de reciprocidad. Washington exige repentinamente el cierre de una de las representaciones chinas y normalmente esto formatea el principio.

¿Estados Unidos no está destruyendo deliberadamente las relaciones bilaterales?

Washington ha impuesto varias restricciones a diplomáticos y periodistas chinos en su territorio desde el 2019. Un grupo de medios de comunicación chinos fue definido como "misiones extranjeras", y algunos periodistas fueron expulsados del país. Esto afectó profundamente los intercambios de personal entre las dos naciones. El cierre del consulado chino en Houston es una escalada grave de la situación y predice el desarrollo de los vínculos bilaterales.

La clausura de consulados es un detonante. Una vez que un país lo inicia, es fácil que el otro tome represalias. Difícilmente beneficia al que instigó la disputa. Por lo tanto, es complicado explicar la mentalidad estadounidense.

Según lo que sabemos, Estados Unidos no tiene excusa para hacer lo que hizo. Se rumorea que debido al COVID-19, China le negó el ingreso a diplomáticos estadounidenses a su territorio y esta última medida es la respuesta de Washington.

Pero esta es una noticia falsa. Algunas personas tratan de culpar a China. Los diplomáticos estadounidenses pueden regresar al país y ambas partes han implementado sin problemas un acuerdo sobre medidas preventivas contra la COVID-19. El departamento de Estado declaró que fue para "proteger la propiedad intelectual estadounidense y la información privada de su gente". Esta es una explicación poco convincente.

Es mucho más difícil culpar mutuamente a instituciones diplomáticas o a su personal entre Estados Unidos y China como con la ex Unión Soviética durante la Guerra Fría. Los primeros comparten uno de los mayores intercambios bilaterales en el mundo, y los de personal fueron muy activos en circunstancias normales. Ambos deben establecer múltiples consulados para gestionarlos. La COVID-19 originó una gran disminución en ellos. Al clausurar el consulado chino en Houston, ¿Estados Unidos ya no espera mejorar su situación epidémica y restaurar los intercambios de personal con China?

Es por eso que decimos que esta política no tiene sentido. Muchas personas creen que es otra forma de crear tensiones y permitir la reelección. Estados Unidos trata de pasar factura a China y provocar confusión entre sus votantes, que no poseen una adecuada comprensión del país asiático. Los comicios presidenciales de noviembre están desquiciando a Washington.

Esta vez, el mundo sabe que Estados Unidos ha abierto un nuevo campo de batalla contra China. Si bien lo condena enérgicamente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China también señaló que el país responderá con firmeza si Washington no corrige sus errores. Hay muchas contramedidas que puede tomar. Los analistas generalmente creen que la comunidad diplomática no se sorprenderá si China toma igual decisión.

Estados Unidos mencionó "propiedad intelectual" e "información privada", lo que parece implicar que el consulado chino en Houston participó en actividades ilegales de inteligencia. Estados Unidos ha perdido credibilidad. El tamaño de los consulados chinos satisface las necesidades de trabajo diario. Ninguno cuenta con miles de empleados, como su par en Hong Kong y Macao. No es un secreto que Estados Unidos considera que su representación en estas regiones especiales es una herramienta para atacar a China.

Estados Unidos ha formado otro frente de lucha diplomática condenado a perder. La elección presidencial le está costando sus principales vínculos de poder en el siglo XXI. La humanidad, que desea la paz, la estabilidad y el desarrollo, tiene que pagar por ello. El daño a individuos y grupos políticos en Estados Unidos y al interés público mundial está fuera de control.


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