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spanish.china.org.cn | 15. 07. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

EE.UU. es incapaz de desterrar esa mentalidad de contención

Palabras clave: EE.UU., China, Occidente

"Pero si encontramos una manera de frenar a China durante una década, el siglo chino podría posponerse permanentemente", escribió recientemente el columnista del The New York Times Ross Douthat. Sin embargo, ¿la contención del desarrollo y ascenso de China salvará a Occidente de su caída?

Esta seudoproposición con errores lógicos obvios es muy popular entre los occidentales, particularmente los estadounidenses. Algunos de los primeros no han ocultado sus malas intenciones contra China, dado que su avance no se ha dado como lo deseaban, sienten cierta incomodidad por ya no poder manipularla a su voluntad.

Sin embargo, China se ha mantenido siempre fiel a sí misma. Ha seguido su propio ritmo de desarrollo pacífico y se ha convertido en una potencia internacional responsable. Durante ese período, Occidente se vio afectado por el deterioro de sus problemas crónicos en política, economía y sociedad.

La pandemia de COVID-19 no es una oportunidad dada a China, sino una prueba integral de la capacidad de gobernanza de los países. China logró aprobar, pero Estados Unidos fracasó, con muchas de sus taras de larga data expuestas. Algunos países occidentales comenzaron a culpar de su ineficacia a China, en un intento absurdo de demonizarla, cuando su accionar ha sido responsable en la lucha contra el coronavirus.

Es probable que Estados Unidos nunca haya considerado a China como una nación soberana e independiente. Washington quiere que sea obediente, pero su plan de evolución pacífica no funciona. Esta brecha entre el deseo y la realidad ha desquiciado a Washington.

Las exploraciones y esfuerzos de China en desarrollo a la luz de sus condiciones nacionales, incluida la mejora de su capacidad de gobierno y la protección de la estabilidad nacional, se consideran un intento fallido de Estados Unidos y otras fuerzas occidentales. Estos no han escatimado esfuerzos para atacarla y estigmatizarla sin fundamento. Desde suprimir a la empresa china de alta tecnología Huawei hasta obstaculizar el desarrollo de su vacuna de COVID-19, la lucha ideológica profundamente arraigada en la mentalidad de Guerra Fría es omnipresente. Es triste verla como pensamiento dominante entre muchos occidentales.

El desarrollo y la prosperidad del mundo no es un simple juego de suma cero. Pero muchos en Occidente aún no quieren tratar de entender esta simple verdad. El tipo de narrativa de Douthat: "Si mostramos demasiada indecisión y debilidad... entonces la escalada de Beijing continuará y los riesgos de guerra aumentarán". - gradualmente ha tomado terreno en Occidente y ha ignorado el hecho de que una relación bilateral pacífica y armoniosa convierte a ambas partes en ganadoras.

Occidente nunca ha renunciado a su deseo de reprimir a China, mientras muestra una cara amable. También es ideológicamente hostil hacia ella. Frenarla por otros 10 años no pospondrá permanentemente el llamado siglo chino, pero empujará al mundo a un abismo de estancamiento del que ningún país occidental podrá escapar. ¿Por qué no controlarlo al borde del precipicio antes de que sea demasiado tarde?


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