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spanish.china.org.cn | 09. 07. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Rechazo de firmas chinas por el tema de HK dañará la economía británica

Palabras clave: Huawei, 5G, Hong Kong, Reino Unido

Tras anunciar que otorgaría a Huawei un "acceso limitado" en la construcción de su red 5G, el Reino Unido trata ahora de eliminarlo por completo de sus planes en el sector, acción que genera preocupación por una posible repercusión hacia otras firmas chinas por razones políticas desconocidas.

En conversaciones internas del gobierno británico sobre temas vinculados con China, Hong Kong ocupa un lugar primordial. Considerando el momento en que esto ocurre, su postura negativa frente a la legislación de seguridad nacional de China para la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK) fue probablemente un factor decisivo.

Sin embargo, Reino Unido no pudo citarla como una razón para sacar al gigante tecnológico chino de su red 5G, por lo que el gobierno de Johnson tuvo que hacer referencia a la acusación de seguridad sin fundamento de Estados Unidos.

Si Londres se hubiera referido a la misma como excusa para imponer restricciones a Huawei, habría puesto al país en una posición incómoda y le habría dado a la comunidad internacional la impresión de que utiliza al mercado para perseguir objetivos políticos, algo extremadamente perjudicial para su entorno empresarial.

Con respecto a Huawei, el país europeo ha tratado de contener la presión estadounidense a través de medios técnicos, pero el problema de Hong Kong ha provocado un cambio fundamental en su postura frente a China y la marca.

No se espera que este giro alcance a otras compañías e inversiones chinas, ya que no existen otras excusas para eliminar a otros jugadores chinos, independientemente de su posición frente a Hong Kong.

Tal política es muy improbable porque se enfrentaría a la doble amenaza de del brexit y la COVID-19. Su economía ha sufrido su peor recesión trimestral desde 1979 debido a la crisis sanitaria, con una caída del PIB del 2,2 % en los primeros 3 meses del año. Al país le quedan menos de 6 meses antes de que expire su acuerdo comercial de transición con la UE, y el nuevo aún está en preparativos.

En este contexto, sus prioridades son mantener un clima de inversión atractivo y un continuo flujo de capital foráneo. Su economía no puede permitirse la indulgencia de una fantasía colonial; sin embargo, ha rechazado con arrogancia las muy necesarias inversiones chinas.

Si las empresas chinas continúan confiando en el mercado británico, seguirán adelante con sus planes de inversión. Aunque las relaciones bilaterales no se encuentran en su mejor momento, el Reino Unido no se convertirá en un abismo a evitar.

No obstante, estas deben prestar atención ante el mayor escrutinio de las inversiones chinas en Reino Unido e incluso una posible imposición de barreras implícitas. En dicho contexto, el Reino Unido puede introducir más reglas, con revisiones de capital más largas y límites a la inversión en áreas estratégicas.


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