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spanish.china.org.cn | 08. 07. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Firmas occidentales de tecnología al servicio de la geopolítica

Palabras clave: Facebook, gigantes tecnológicos, Estados Unidos

Logotipos de Twitter y Facebook.


Algunos gigantes tecnológicos de Estados Unidos, aunque afirman ser multinacionales que ofrecen igualdad de condiciones para el debate, han demostrado una vez más, con su accionar, que son, en esencia, herramientas políticas del país norteamericano. Que Google, Facebook y Twitter, entre otras firmas del sector, hayan retardado el proceso de solicitudes de datos de usuarios por parte de las agencias policiales de Hong Kong deja mucho que desear.

Se dice que la medida es una respuesta al reglamento de la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, que estipula que si el comisionado de la policía tiene motivos razonables para sospechar que un mensaje en línea pone en peligro la seguridad nacional, puede requerir al editor, la plataforma, el host y al  proveedor de servicios de red eliminarlo y restringir su acceso.

Obviamente, estas empresas no mostraron interés en la parte "poner en peligro la seguridad nacional", y bajo la excusa de la llamada libertad de expresión, una portavoz de Facebook afirmó en un comunicado el lunes: "Creemos que la libertad de expresión es un derecho humano fundamental, y apoyamos el derecho de las personas a expresarse sin temor a su seguridad u otras repercusiones".

¿Qué es exactamente la libertad de expresión? En 2019, Facebook y Twitter suspendieron cientos de las denominadas cuentas de propaganda de China, que en su mayoría publicaban evidencia de cómo los manifestantes radicales en Hong Kong habían perjudicado a la ciudad mientras mostraban apoyo a la policía local. ¿Bloquear este tipo de información justifica dicha libertad de expresión?

Durante los violentos disturbios de Hong Kong el año pasado, la policía estableció líneas directas en WhatsApp, un portal de mensajería de Facebook, en un intento por recopilar datos sobre los extremistas. Sin embargo, Facebook intervino y cortó esas líneas en menos de 72 horas tras su implementación, una medida que podría argumentarse como complaciente a la violencia.

Estas firmas no solo alentaron los movimientos ilegales a través de estas tácticas durante las marchas fuera de control, sino que también optaron por intensificar la presión sobre el gobierno de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, al negarse a procesar solicitudes de información de los usuarios cuando se promulgó una ley relevante contra la violencia.

Por lo tanto, está claro cuál es exactamente la versión estadounidense de la libertad de expresión: condenar a los manifestantes y apoyar a la policía definitivamente no lo es, pero los radicales que expresan su enojo mediante el ataque a otros y el daño a la propiedad pública sí lo están. Por lo tanto, estas empresas ostentan un sentido de libertad de expresión: estar de acuerdo con los intereses y la ideología estadounidense.

Hace unos 10 años, algunos diplomáticos del país americano dejaron en evidencia el uso de este tipo de maniobras en línea para difundir la democracia al estilo estadounidense en todo el mundo, ayudar a organizar protestas e incluso revoluciones de color en el extranjero.

Desde entonces, ya sea suspendiendo solicitudes de datos de usuarios de Hong Kong o cerrando cuentas de la parte continental de China, los movimientos son una continuación de este enfoque. Aunque Twitter y Facebook son propiedad privada, las élites estadounidenses los vinculan con intereses nacionales y envían una señal explícita: estos portales están destinados a convertirse en canales de Washington.

Existen más pruebas tras informes que apuntaban a que Facebook había indicado que los pedidos gubernamentales de datos de usuarios registraron un nivel récord en noviembre de 2019, y que la Casa Blanca encabezaba la lista.

En 2017, una audiencia en el Senado sobre el calificado “Rusiagate” planteó una pregunta crítica para Washington: ¿Son Facebook, Twitter y Google compañías estadounidenses? El senador Tom Cotton inquirió: ¿Las empresas aplicarán la misma política a nuestro servicio de inteligencia como lo hace a su par de un adversario? La respuesta fue: "Como firma global... tratamos de ser imparciales en todo el mundo".

Las compañías estadounidenses del ramo se negaron a admitir que su tecnología y plataformas ya se habían convertido en un arma de vigilancia y manipulación en línea de Washington. Pero sus acciones los han delatado. Los titanes tecnológicos de Estados Unidos están politizados y conforman un juego geopolítico del país.


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